La región del Sahel se enfrenta a una serie de crisis que resto del mundo parece desconocer. Además de la dimensión ecológica, que incluye el avance de la desertificación y las catástrofes climáticas, la región está experimentando inestabilidad política con sucesivos golpes militares, especialmente en Malí ( 2020 y 2021 ), Burkina Faso ( 2022 ) y Níger ( 2023 ).
Mientras que para algunos, estos gobiernos militares ofrecen la esperanza de una ruptura permanente con el neocolonialismo francés, parte de la población está sufriendo una escalada de violencia sin precedentes.
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