Tras el fracaso de La Conferencia sobre el Cambio Climático (COP26): el vertido de residuos electrónicos de los países europeos en África contribuye significativamente al cambio climático. (2)
El vertido indiscriminado de residuos electrónicos procedente de países desarrollados agrava el problema del tratamiento de estos residuos en Kenia donde sólo se gestiona y se recicla adecuadamente el 1% de las 51,3 toneladas de residuos electrónicos generados en el país, el resto se desecha sin cuidado en vertederos y ríos, se quema, se entierra o se deja en los hogares.
En una entrevista, Ayub Macharia, director de educación ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, afirmó: «Kenia es víctima de un movimiento ilegal de desechos electrónicos de países desarrollados».
Para frenar el vertido de residuos electrónicos en Kenia, Macharia prohibió la importación de productos electrónicos de segunda mano a partir de enero de 2020. Pero esta prohibición afectó principalmente a teléfonos móviles, ordenadores y portátiles viejos que se habían donado a escuelas e instituciones, y no a los dispositivos de refrigeración obsoletos.
El mayor vertedero de Kenia
Dandora es el cuarto barrio marginal más grande de Kenia y alberga el mayor vertedero del país. Es mediodía, pero el cielo aquí es gris por los remolinos de humo que se elevan de la quema de residuos.
Kevin, un chatarrero, se sienta frente a una chabola construida con chapas oxidadas de hierro corrugado sujetas con cables y mallas de alambre. El hombre de mediana edad acepta divulgar de forma anónima los secretos de su negocio.
«Un cliente que importa me vende los que están rotos. Consigo electrodomésticos que eran de Reino Unido, Japón y Alemania», afirma Kevin. «Extraigo el cobre y se lo vendo a joyeros o lo llevo a la zona industrial, Mlolongo o Cabanas, para exportarlo a China».
Kenia no extrae cobre, pero el recogido en depósitos de chatarra como este se exporta a países como China y Reino Unido para generar ingresos para el país.
Kevin dice que él no es más que una simple pieza en el inmenso del mercado de exportación de cobre de Kenia; las personas con conexiones políticas dirigen los grandes negocios.
Kevin dice que él no es más que una simple pieza en el inmenso del mercado de exportación de cobre de Kenia; las personas con conexiones políticas dirigen los grandes negocios. Los agentes de seguridad visitan su tienda a diario para cobrar sobornos, él ha escondido en secreto una gran cantidad de cobre en algún almacén para evitar ser explotado por agentes corruptos del Departamento de Investigación Criminal (CID por sus siglas en inglés).
«Utachukua dawa?» (¿Va a comprar cobre?), le pregunta un chatarrero.
El comercio del cobre crece a pesar del daño que causa en el medio ambiente y a las personas por la liberación de refrigerantes en el aire. Kevin no tiene desgasificador, no lo encuentra necesario. Cuando recupera valioso cobre o acero, él libera los refrigerantes directamente a la atmósfera.
«No es perjudicial. Los gases no tienen olor», afirma un ignorante Kevin, y añade: «Eso es una teoría científica. Y aunque lo tuviera, no se puede comparar esa contaminación con la que produce una motocicleta».
Kenia no extrae cobre, por lo que Kevin no puede conseguir una licencia para comerciar con el mineral. Sin embargo, el comercio ilegal, el acoso de funcionarios corruptos y la información sobre los refrigerantes dañinos para las personas y el cambio climático no le han disuadido. Kevin dice que ya está enseñando el negocio a su hijo.
«Utachukua dawa?» (¿Va a comprar cobre?), le pregunta otro chatarrero.
Este nuevo acuerdo comercial pone fin a nuestra charla.
En otra zona del vertedero, James está sentado en su chabola de madera y chapa corrugada extrayendo cobre de un frigorífico con un martillo. A su alrededor hay sacos con trozos de chatarra. Para extraer el cobre de los productos, los chatarreros de Dandora utilizan equipos rudimentarios, exponen otros metales pesados y liberan gases al aire en el proceso. Se quejan de dolores en el pecho causados, según ellos, por el humo oscuro que emana del vertedero.
James dice que tiene cobre por valor de 200.000 chelines en un almacén secreto. La chatarra proviene de frigoríficos, obras de construcción y otras fuentes. Espera reunir cobre por valor de 1.000.000 de chelines y quizá venderlo a finales de año. Afirma que el cobre se exportará a Reino Unido.
Los chatarreros de residuos electrónicos vienen cargados de cobre que James pesa y paga. Él no sabe de donde proviene el cobre que le traen.
A medida que me marcho del vertedero, empiezan a caer gotas de las densas nubes. En unos minutos, el agua fluirá por las zanjas hasta desembocar en el río Nairobi, a unos kilómetros del barrio.
Sustancias peligrosas
Estudios científicos confirman la presencia de elementos peligrosos como el plomo, que suponen un grave peligro para la salud humana en el vertedero. Un estudio encargado por el PNUMA detectó altos niveles de metales pesados en el entorno circundante y en los cuerpos de los habitantes.
Los niveles de plomo y cadmio eran de 13.500 ppm (partes por millón) y de 1.058 ppm, respectivamente, a diferencia de los niveles de actuación en los Países Bajos de 150 ppm y 5 ppm para estos metales pesados. No obstante, los habitantes y los recogedores no están dispuestos a abandonar este negocio o a mudarse debido a los beneficios económicos que obtienen.
Para empeorar más la situación, Kenia «[no] tiene una normativa que sirva de guía en la gestión y eliminación de residuos electrónicos, tenemos un borrador», afirma Catherine Mbaisi, Directora Adjunta en funciones de Educación y Concienciación Medioambiental de la Autoridad Nacional de Gestión Medioambiental.
Esto significa que la afluencia de productos de refrigeración obsoletos a través de fronteras porosas seguirá inundando el mercado. Según Mbaisi, el Ministerio de Medio Ambiente ha elaborado un Reglamento de Responsabilidad Ampliada del Productor que responsabilizará al fabricante de todo el ciclo de vida útil de un producto, incluido un plan de recogida, reciclaje y eliminación final. Espera que el proyecto de ley se promulgue.
También se ha redactado el Reglamento de Sustancias Controladas 2020, pero aún no se ha promulgado. La normativa fomentará el uso de sustancias y productos respetuosos con la capa de ozono, y garantizará la eliminación de aquellos que la agoten. Su promulgación urge porque la falta de regulación y el control descuidado de los productos tóxicos que consumen mucha energía ponen en riesgo la vida de los kenianos y el entorno.
Este artículo se desarrolló con el apoyo de Money Trail Project. Investigación adicional de Leslie Olonyi.
Sobre la autora: Naipanoi Lepapa es una periodista autónoma de investigación y reportajes establecida en Nairobi, Kenia.
Traductora: Eva Fernández Silva
Revisora: Laura Cepeda Jiménez