¿Es Kenia el vertedero de Occidente? (1)

Por Naipanoi Lepapa

Tras el fracaso de La Conferencia sobre el Cambio Climático (COP26): el vertido de residuos electrónicos de los países europeos en África contribuye significativamente al cambio climático.

Mientras prometen una «acción urgente por el clima», los países europeos continúan con el vertido de residuos electrónicos en Kenia bajo el pretexto de la exportación de dispositivos de segunda mano. Este vertido de residuos electrónicos contraviene tanto la Convención de Basilea como el Reglamento de la Unión Europea relativo al traslado de residuos y, ante la insuficiente voluntad y regulación para frenar este comercio a nivel local, perjudica enormemente la vida de los kenianos y nuestro medio ambiente colectivo. Esta serie de artículos republicados de The Elephant (con sede en Nairobi, Kenia), está a cargo de uno de los miembros de nuestro consejo editorial, Wangui Kimari.

En una fría tarde de un viernes de julio, Wambui está de pie en la entrada de su tienda de carretera navegando con su tableta. La calle está vacía. Una mujer envuelta en una manta Masai se sienta en una silla blanca de plástico dentro de la tienda. Frente a ella hay juguetes de plástico, aspiradoras y equipamiento electrónico para cortar. En el techo hay instalada una cámara de videovigilancia. La tienda se encuentra en una transitada calle en Ngara (Nairobi) y, cuando me acerco, Wambui me llama para echarle un vistazo a sus productos.

«Los frigoríficos británicos son de gran calidad», dice la dependienta. Un pequeño frigorífico sin marca cuesta 20.000 chelines. «Pero a ti te lo vendo por 18.000. Es lo mejor que te puedo ofrecer», dice.

Wambui lleva en el negocio de la venta de dispositivos de segunda mano importados casi una década. Dice que es imposible recordar el número de productos de refrigeración que ha vendido, todos importados desde Reino Unido a través de un intermediario.

Dentro del congelador de uno de los frigoríficos hay números de teléfono en azul: el 0870 es un número de asistencia urgente de Domestic and General, una empresa de reparación de Reino Unido, y el 0121 es un número de repuestos de Birmingham. Esta es la segunda ciudad más grande de Reino Unido.

Grandes importaciones

Pese a ser signataria de tratados internacionales que regulan y prohíben el vertido de productos electrónicos dañados o inoperativos, Kenia continúa importando grandes cantidades de dispositivos electrónicos y eléctricos considerados ineficientes para venderse en el país de origen. Los aparatos entran legalmente en el país y se paga una tasa de aduana por su limpieza.

Pese a ser signataria de tratados internacionales que regulan y prohíben el vertido de productos electrónicos dañados o inoperativos, Kenia continúa importando grandes cantidades de dispositivos electrónicos y eléctricos considerados ineficientes para venderse en el país de origen. Los aparatos entran legalmente en el país y se paga una tasa de aduana por su limpieza.

Nairobi, Mombasa y Eldoret cuentan con prósperos mercados de segunda mano de productos de refrigeración, numerosos establecimientos de reparación y comerciantes de chatarra. Visité unas 20 tiendas, la mayoría vendían dispositivos de Reino Unido y otras comerciaban con productos de Alemania, Estados Unidos, India y, en un caso, incluso Suecia.

Casi todas las tiendas están presentes en Internet, ya sea en Facebook, Instagram, Pigiame.co.ke, o  Jiji.co.ke, mientras que otras emplean grupos de Whatsapp para publicar fotografías de dispositivos y sus precios.

Sin embargo, este comercio de productos de refrigeración de segunda mano, obsoletos e ineficaces y perjudiciales para el clima, no está regulado. En efecto, Kenia carece de una ley adecuada sobre residuos electrónicos y no dispone de la capacidad para gestionar las sustancias peligrosas de los aparatos de refrigeración que quedan inoperativos. En 2013 se formuló un proyecto de Ley sobre Residuos Electrónicos, pero nunca llegó a aprobarse.

«Los metales pesados como el mercurio, el zinc o el cadmio son nocivos cuando entran en contacto con el cuerpo humano o se difunden en el agua», afirma Boniface Mbithi, el director ejecutivo del centro WEEE, una empresa de reciclaje de residuos electrónicos. «En ocasiones las plantas absorben agua que ya está contaminada con metales pesados ​​y la gente come estas plantas, esto puede causar cáncer, insuficiencia renal o incluso desórdenes mentales».

Tony, un técnico de frigoríficos, vende compresores y congeladores de Alemania y Reino Unido. No puede permitirse envíos directos como Wambui pero sabe cómo superar ese obstáculo: abastecerse en ciudades como Mandera y Garissa, fronterizas con Etiopía, es su mejor alternativa. Ignora que los frigoríficos viejos e ineficaces pueden liberar gases nocivos a la atmósfera durante su reparación.

«Tengo que comprobar si funcionan antes de ponerlos a la venta. Algunos vienen rotos. Yo los reparo, relleno el depósito de gas y cambio el compresor», explica Tony. Pero a pesar de sus esfuerzos, no todos los aparatos se pueden reparar. Esos se venden como chatarra en el sector informal de reciclaje, afirma.

Ignorantes del daño que pueden producir los refrigerantes, los chatarreros liberan los gases a la atmósfera al intentar recuperar los componentes útiles de los aparatos, contribuyendo al agotamiento de la capa de ozono y al cambio climático.

Ignorantes del daño que pueden producir los refrigerantes, los chatarreros liberan los gases a la atmósfera al intentar recuperar los componentes útiles de los aparatos, contribuyendo al agotamiento de la capa de ozono y al cambio climático.

Eliminación incorrecta

Brian Waswala Olewe, especialista en educación medioambiental en la Universidad Maasai Mara, señala: «La eliminación incorrecta del refrigerante en el medio ambiente deteriora la calidad del aire y afecta a la salud…. El freón, un gas inodoro, interrumpe el suministro de oxígeno a órganos y células y conduce a paros cardiacos y la muerte cuando se inhala profundamente».

Sin embargo, Kenia no dispone de datos precisos sobre las importaciones de dispositivos de refrigeración, especialmente frigoríficos y aires acondicionados. El Departamento de Aduanas de la Dirección de Recaudación Tributaria de Kenia declara que no posee registros específicos de los aparatos de refrigeración de segunda mano que entran en el país porque la mayoría de estas importaciones de productos electrónicos llegan en remesas con otras mercancías.

Estos aparatos de refrigeración siguen llegando al país a pesar de que Kenia es signataria del Protocolo de Montreal, un tratado internacional para proteger la capa de ozono mediante la eliminación gradual de la producción de numerosas sustancias responsables del agotamiento de la capa, como los hidroclorofluorocarburos (HCFC) y los clorofluorocarburos (CFC) que pueden contener los aparatos de refrigeración.

Una tendencia frecuente en Kenia en el mercado de segunda mano es la venta de aparatos electrónicos sin sus especificaciones, lo que imposibilita a los clientes determinar la calidad de los productos que compran. Sin estos detalles, era imposible identificar los refrigerantes presentes (los compuestos que proporcionan refrigeración en los aires acondicionados y frigoríficos) en los dispositivos vendidos en Hoist Refrigeration Services, una gran franquicia en Utawala, en la circunvalación del este en Nairobi.

Aunque el R-134a no supone una amenaza para la capa de ozono porque no contiene cloro, sigue siendo un potente gas de efecto invernadero con un elevado potencial de provocar el calentamiento global

Sin embargo, las investigaciones muestran que abunda la presencia del refrigerante R-134a, un hidrofluorocarburo (HFC). Aunque el R-134a no supone una amenaza para la capa de ozono porque no contiene cloro, sigue siendo un potente gas de efecto invernadero con un elevado potencial de provocar el calentamiento global y su producción se está eliminando progresivamente en cumplimiento de la Enmienda de Kigali del Protocolo de Montreal.

«Lo llamamos frigorífico exbritánico», explica una vendedora que claramente ignora la composición química de los productos electrónicos expuestos en Hoist Refrigeration Services. «He vendido muchísimos frigoríficos exbritánicos y nunca he recibido ninguna queja sobre el consumo de energía», afirma la vendedora. Pero a diferencia de lo que dice, un informe del PNUMA sobre normas de eficiencia energética afirma que los kenianos gastan entre 50 y 100 dólares estadounidenses más en electricidad cada año por utilizar equipos y productos de segunda mano obsoletos e ineficaces.

Sustancias prohibidas

En 2020, el grupo ecologista CLASP y el Instituto de Gobernanza y Desarrollo Sostenible publicaron un informe sobre el vertido medio ambiental que reveló que los aires acondicionados vendidos en Kenia contienen sustancias prohibidas y perjudiciales para el medio ambiente, y que el 37 % no cumple los requisitos de eficiencia energética superiores a 3,0 W-W, una norma común en todo el mundo. Según el informe, Kenia importó entre 30.000 y 40.000 aires acondicionados. El 27% contenía R22 (Freón), un refrigerante que contribuye al agotamiento de la capa de ozono y que se está eliminando gradualmente. El 4% contenía R32, un refrigerante que contribuye en gran medida al calentamiento global. Por último, el 69% contenía R410a, cuyo kilogramo tiene el mismo impacto sobre el efecto invernadero que dos toneladas de dióxido de carbono.

Los dispositivos y refrigerantes obsoletos y nocivos se importaban desde China, Malasia, Tailandia y la India.

Las unidades son «vampiros energéticos» que absorben la energía vital necesaria para recuperarse de la pandemia y la ralentización económica e inflan el gasto de los consumidores en las facturas de la electricidad.

Tad Ferris, asesor letrado del Instituto de Gobernanza y Desarrollo Sostenible y autor principal del informe conjunto, afirmó que las unidades son «vampiros energéticos» que absorben la energía vital necesaria para recuperarse de la pandemia y la ralentización económica e inflan el gasto de los consumidores en las facturas de la electricidad.

Sin embargo, la Autoridad Reguladora de la Energía y el Petróleo (EPRA) niega la existencia de productos electrónicos sin etiqueta en el mercado. En una respuesta por correo electrónico, la EPRA, responsable de la supervisión y el etiquetado de las condiciones de calidad y el rendimiento energético del equipo electrónico en Kenia, declaró: «La Autoridad realiza inspecciones mensuales en todo el país y no ha detectado ningún dispositivo de refrigeración doméstico ni acondicionador de aire no canalizado tipo split que carezca de etiqueta». El correo electrónico también afirmaba que «no todos los productos de refrigeración se acogen a las normas y al sistema de etiquetado».

En Kenia, la etiqueta de eficiencia energética es roja y verde y otorga un máximo de cinco estrellas a los productos eléctricos y electrónicos como aires acondicionados y frigoríficos. Las normas mínimas de eficiencia energética se recogen en el documento KS 2464: 2020 de la Oficina de Normas de Kenia (KEBS), el organismo nacional de normalización y calidad. Para entrar en el mercado, la Oficina y otros organismos de control, como la Administración Nacional de Ordenación del Medio Ambiente y Aduanas deben inspeccionar y autorizar los productos.

En 2016 se introdujo el Reglamento de Energía (Etiquetado y Rendimiento Energético de los Electrodomésticos), promovido por CLASP y el gobierno keniano con el Programa de Kigali sobre la Eficiencia de los Refrigerantes (KCEP). Sin embargo, a pesar de que Kenia se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 32% para 2030 a fin de cumplir con el Acuerdo de París en el marco de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN), aún tiene que ratificar la Enmienda de Kigali del Protocolo de Montreal que restringe la producción, entrada y uso de hidrofluorocarburos como el R-134a.

Los productos de refrigeración de segunda mano no sólo consumen más energía y dependen sobre todo de la energía fósil para funcionar, también contienen refrigerantes capaces de calentar la atmósfera mil veces más que el dióxido de carbono.

Los productos de refrigeración de segunda mano no sólo consumen más energía y dependen sobre todo de la energía fósil para funcionar, también contienen refrigerantes capaces de calentar la atmósfera mil veces más que el dióxido de carbono. Un estudio demuestra que la industria de los dispositivos refrigerantes contribuye en gran medida al cambio climático y representa el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Según Collins Odote, abogado medioambiental y decano asociado en la facultad de Derecho de la Universidad de Nairobi, para que Kenia reduzca las emisiones de efecto invernadero y combata el cambio climático, el país debe acabar con la importación y el uso de sustancias prohibidas, reducir la dependencia de los combustibles fósiles y emplear energías limpias. Kenia es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Su economía depende en gran medida del turismo, la agricultura, la silvicultura y la pesca, todos los sectores susceptibles al cambio climático, afirma Odote, y añade que el aumento de las temperaturas contribuye a la pérdida de miles de millones de chelines debido a las inundaciones, el hambre, las sequías y los desplazamientos humanos.

Sobornos y corrupción

Para saber cómo funcionan estas operaciones bajo el radar de las autoridades, me presenté a algunos de los comerciantes como un posible interesado en el negocio. Resulta que para las importaciones al por mayor, que son más baratas, se necesita un contacto en el país exportador, normalmente un familiar. Además, algunos dicen que el dinero para sobornar a los portuarios es una necesidad, y se alegó que no sobornar a ciertos funcionarios podía provocar demoras en las autorizaciones o la incautación de la mercancía.

Uno de los comerciantes estaba dispuesto a hacer negocios conmigo a cambio de 10.000 chelines por una conexión con un intermediario de Reino Unido. Sin embargo, el trato no llegó a buen puerto, pues unos días después el intermediario se echó para atrás.

Exportar residuos electrónicos, aparatos que no funcionan o son inutilizables, o refrigerantes perjudiciales para el medio ambiente es un delito según el Convenio de Basilea y el Reglamento de la Unión Europea relativo al traslado de residuos.

Los expertos afirman que los países ricos vierten los residuos electrónicos en países en desarrollo como Kenia con la excusa de exportar productos de segunda mano. Exportar residuos electrónicos, aparatos que no funcionan o son inutilizables, o refrigerantes perjudiciales para el medio ambiente es un delito según el Convenio de Basilea y el Reglamento de la Unión Europea relativo al traslado de residuos.

No obstante, según un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas sobre los movimientos transfronterizos de equipos electrónicos y eléctricos usados (UEEE) y ya como residuos, entre 2008 y 2013 se exportaron 184 toneladas de congeladores y frigoríficos usados por valor de 1,5 millones de euros a países de África Oriental, entre ellos Kenia. El estudio analizó las exportaciones de la Unión Europea de congeladores, frigoríficos, portátiles y ordenadores de segunda mano considerados residuos utilizando las estadísticas comerciales de la base de datos Comext de la UE. El análisis reveló que la mayoría de las exportaciones procedían de Alemania y Gran Bretaña. El estudio no recogió datos sobre dispositivos electrónicos exportados de forma no convencional, por lo que el número de productos de refrigeración podría ser mayor. (continúa)

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