MALI | La actriz Aïssa Maïga prepara un película sobre su padre, un admirado periodista maliense

Actriz Aissa Maiga

Aïssa Maïga (Dakar, 25 de mayo de 1975) es una actriz y productora con nacionalidad senegalesa-francesa. Se hizo popular en 2005 por su papel de Kassia en Les Poupées Russes, de Cédric Klapisch, y en el papel de Farida en L’un reste, l’outre part, de Claude Berri. Fue galardonada en 2007 con un premio César por su actuación en el filme Bamako.

Aïssa Maïga ha dirigido sus dos primeros documentales: uno sobre el cambio climático y otro sobre la falta de representación de las personas negras en la gran pantalla. Ya tiene claro su próximo reto: hablar sobre la vida de su padre, un admirado periodista maliense que fue asesinado en Burkina Faso a finales de los años 80.

«Siempre supe que quería ser directora, pero no siempre me sentí capaz de hacerlo. A día de hoy, haber comenzado con los documentales  —aunque Marcher sur l’eau tenga toques de ficciónme anima a superarme y me muero de ganas por dirigir películas de ficción».

Para prepararse, la actriz Aïssa Maïga siempre ha hablado mucho con los directores y con las directoras. «Observaba cómo orquestaban el trabajo en equipo, cómo se dirigían a los actores, cuáles eran sus obsesiones… En cierto modo, me hace sentir como si estuviera de vacaciones cuando actúo porque no hay que soportar la carga psicológica de tener que ocuparse de todo. Mi profesión de actriz se hizo más liviana cuando comencé a dirigir películas».

El detonante: Noire n’est pas mon métier

Conseguir llevar a buen puerto el proyecto del libro colectivo Noire n’est pas mon métier le permitió dar el salto. «Pasaron cinco meses desde que le hablé a la editora sobre el libro hasta que se publicó.  Al poco nos encontrábamos en la alfombra roja de Cannes, todo fue muy rápido. Para mí, estaba la cuestión de esta lucha y lo que está en juego, pero también, de forma íntima, me demostré que podía llevar a cabo proyectos tangibles que despertasen el interés de los medios de comunicación y del público. Justo después, también me entraron  ganas de dirigir un documental para explorar la presencia de la alteridad en nuestras pantallas».

En su mente ronda la idea de una trilogía: libro, exposición y película. Y siente que puede filmar inmediatamente la película gracias a las rápidas respuestas de dos productores y de Canal +. «El éxito del libro y mi legitimidad sobre el tema han hecho posible la llegada del documental Regard Noir». Como continuación al libro colectivo Noire n’est pas mon métier, a la alfombra roja de Cannes y a su discurso en los Premios César, este documental viaja desde Francia hasta Estados Unidos y Brasil para ver cómo se aborda el tema de la diversidad en la industria cinematográfica de estos lugares.

En el mismo período, en 2018, el productor Yves Darondeau le propuso el documental Marcher sur l’eau basado en una idea original de Guy Lagache. «Me propusieron tomar el relevo. En Níger, se encontraba esta comunidad fulani en la que las mujeres son muy activas y se implican mucho. Me parecía esencial hablar de ello. El hecho de que se obligue a esta comunidad nómada a abandonar su modo de vida. El hecho de que haya agua en esta zona, pero que la gente no pueda acceder a ella a causa del calentamiento global y de la aridez galopante. Todos estos factores lo convertían en un tema apasionante».

Capturar el alma del Sahel con imágenes

Nacida en Dakar, de madre senegalesa y padre maliense, Aïssa Maïga no tuvo la sensación de estar en un mundo desconocido al llegar a Níger para dirigir el documental Marcher sur l’eau***, ya en cines. En él acompañamos a la familia de la joven Houlaye en su lucha contra el cambio climático en Níger.«Trabajamos con la directora de la ONG Aman Iman. Concebimos la película  juntas. Ella conocía esta parte de Níger que yo no conocía a pesar de proceder de un país vecino, de Mali. Existe un alma saheliana que he tratado de capturar con imágenes». La familia de su padre, en el norte de Mali, vive al lado del río. «Pero los problemas sobre el riego de las tierras o el acceso al agua potable siguen siendo los mismos. Y más allá de eso, lo que me interesaba era hablar de estos temas a través de los ojos de Houlaye. Tratar de ver cómo esta cuestión del calentamiento global forma parte de su vida, de la relación con sus hermanos, con sus padres o con la escuela. Cómo todo su mundo se ve afectado y cuál es la solución para acabar con eso. Quería que pudiéramos sentir una especie de cercanía y empatía. Houlaye tenía esta evidente profundidad. Rápidamente, me di cuenta de que podía abordar este tema si me ponía a la altura de un ser humano y hablaba de un núcleo familiar atormentado por el calentamiento global».

Como una ciudadana de a pie, Aïssa Maïga intenta que sus acciones tengan el mínimo impacto posible, «pero no soy perfecta en términos ecológicos. Me aterra la inercia política. Estamos en campaña presidencial en Francia y no paran de bombardearnos hasta la extenuación con historias sobre el velo. A veces me siento petrificada. Quería que esta película provocase lo contrario: que por supuesto nos enfrentásemos a una dura realidad, pero llevados por la humanidad y por la idea de que existen soluciones; aunque excavar pozos no sea la solución definitiva… permite disminuir la mortalidad infantil y durante el parto. También permite disminuir las enfermedades parasitarias. Nos permite abrevar el ganado, tiene muchos beneficios…».

¿Este nuevo oficio de documentalista es una forma de conectar con su padre periodista?

(Se ríe) «No necesariamente el hecho de hacer documentales, sino el tema del agua. Encontré artículos de mi padre en los que daba la voz de alarma sobre el problema del acceso al agua potable a principios de los años 80. Sentí un vínculo con él y este tipo de sensaciones siempre me hacen sentir bien, porque es la persona a la que más echo de menos desde hace tanto tiempo… Es omnipresente por la solidaridad que tenía, por sus compromisos y por la huella que dejó en la gente. Es increíble… Casi han pasado cuarenta años desde que murió y cuando oyes a la gente hablar de él… El recuerdo de su integridad y su calidez todavía persiste».

Hay tantas muestras de su vínculo con este comprometido periodista…: su compromiso con la ecología, su compromiso con la lucha de las actrices negras, asiáticas y magrebíes  —una diversidad tan poco presente en las pantallas francesas—…

«En mi familia hay bastantes personas comprometidas, aunque también hay personas a las que no les interesan estos temas en absoluto. Siempre he oído hablar mucho de política en mi familia, desde la infancia», afirma la comediante. «Mi padre hablaba con mis tíos o con sus amigos. Recuerdo algunos animados debates en los que cada uno defendía sus argumentos. Yo no entendía nada, pero veía la pasión en sus ojos y me encantaba estar entre ellos. Era un ambiente que apreciaba y que me tranquilizaba».

Su próximo documental rendirá homenaje a este patrimonio familiar. «Sí, así es, exactamente», asiente la actriz, con la cara sonriente y los ojos brillantes.

Entrevista: Karin Tshidimba

Fotos: Marie Russillo

Traducido para UMOYA por Yolanda Rivas Herrero, Universidad de Salamanca.

Fuente: https://afrique.lalibre.be/67773/lactrice-aissa-maiga-prepare-un-film-sur-son-pere-journaliste-admire-au-mali/

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