Los últimos días del coronel Gadafi

 

Octubre de 2011. Un primer grupo de mercenarios extranjeros, contratados por una empresa británica no identificada, aterriza en Libia a través de Dubái y El Cairo con la misión de escoltar por Níger al coronel Gadafi y sus familiares fuera del país. Poco después se une otro grupo de diecinueve mercenarios sudafricanos blancos, reclutados por la responsable de la misma empresa británica, quien reside en Kenia. La OTAN ha dado luz verde. Según una fuente sudafricana, el último contacto entre el líder libio y la Alianza se produce solo pocas horas antes de la salida del dirigente. «Le dijeron: “se puede ir”», asegura. Hay aviones posicionados en Johannesburgo y Sharjah, en los Emiratos, para recoger a los mercenarios y sus “paquetes” libios tan pronto como la situación lo permita.

Pero cuando el convoy en el que se encuentra el coronel Gadafi, enarbolando la bandera blanca de tregua y rendición, intenta salir de Sirte en la mañana del 20 de octubre, es atacado por un dron Predator y un Mirage 2000-D de la OTAN. En la confusión posterior mueren tres o cuatro mercenarios, mientras que otros son expatriados. Una actuación que suscita más preguntas que respuestas. Tiempo después se supo que el coronel Gadafi había sido traicionado y luego entregado a la OTAN por la empresa británica que había reclutado a los mercenarios que debían sacarlo de su ciudad natal. Esta empresa actuaba en realidad como un agente doble. Según una fuente anónima, «se pagó a alguien tanto para protegerlo como para entregarlo».

Muamar al Gadafi es capturado y entregado a los insurgentes, vengativos, antes de ser asesinado cruelmente. La OTAN declararía que los ataques se habían llevado a cabo sin saber que se encontraba en uno de los coches del convoy. Una afirmación refutada por Rusia y que no resistiría a un examen minucioso de los hechos.

Volvamos a los hechos en cuestión. El 18 de octubre, dos días antes del ataque fatal contra el convoy de Muamar al Gadafi, Hillary Clinton hizo una visita sorpresa a Trípoli y susurró a sus “amigos” islamistas: «Esperamos que sea capturado o asesinado pronto, para que no tengan que seguir temiéndole». Al día siguiente, el 19 por la tarde, un alto funcionario del Pentágono se puso en contacto con uno de sus corresponsales del servicio secreto francés y le informó que el coronel Gadafi, que había sido rastreado durante un breve período de tiempo por un dron Predator, se encontraba en un distrito de Sirte y que era imposible «perderlo».

Según el periódico satírico Le Canard enchaîné, «Obama y “Sarko” [Sarkozy] no querían que saliera vivo». Es cierto que «no se dio ninguna instrucción formal para eliminarlo. Pero, tal vez, todos entendieron el mensaje», confiesa un experto militar con un profundo conocimiento de las operaciones especiales. En la jerga de la casa utilizada por un oficial del CPCO (el Centro de Planificación y Ejecución de Operaciones de las Fuerzas Armadas francesas), el objetivo final es «ocuparse del líder libio y de los miembros de su familia». En otras palabras, eliminarlos a todos.

El 20 de octubre de 2011, el coronel Muamar al Gadafi fue asesinado junto con su hijo Mouatassim. Hillary Clinton, llena de alegría, con ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja, se regocijó al enterarse de la muerte del líder libio y lanzó, parafraseando groseramente el famoso veni, vidi, vici de Julio César: «Llegamos, vimos, él murió…».

 

Patrick Mbeko

 

Traducido por: Antía Cerdeira Temprano

Revisado por: Denisse González Coello

fuente: musabyimana

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