La “Revolución Verde” de la Fundación Bill y Melinda Gates en África: la agroindustria gana y los pequeños agricultores pierden.

La "Revolución Verde" de la Fundación Bill y Melinda Gates en África: la agroindustria gana y los pequeños agricultores pierden.

Photo: Rwandan President Paul Kagame y el billionario Bill Gates

Ann Garrison entrevista a Timothy Wise sobre los motivos por los que la agricultura corporativa al estilo de Estados Unidos impulsada por el milmillonario Bill Gates ha resultado desastrosa para África.

Ann Garrison entrevista a Timothy Wise sobre los motivos por los que la agricultura corporativa al estilo de Estados Unidos impulsada por el milmillonario Bill Gates ha resultado desastrosa para África.

 

“El número de personas que sufren hambre en esos 13 países ha subido un 30%, hasta los 131 millones.”

Hace catorce años, las Fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller pusieron en marcha la Alliance for a Green Revolution in Africa (AGRA) (Alianza para una Revolución Verde en África) con el objetivo declarado de doblar para 2020 la productividad y los ingresos de 30 millones de familias de pequeños agricultores, y a la vez reducir la inseguridad alimentaria a la mitad en 20 países. AGRA afirma haber tenido éxito, pero una amplia alianza de la sociedad civil acaba de publicar el informe “False Promises: The Alliance for a Green Revolution in Africa” (Falsas Promesas: Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA)”, en él se constata que el número de personas africanas que sufren hambre extrema se ha incrementado un 30% en los 13 países en los que AGRA se había centrado. Hablé con el investigador y escritor Timothy A. Wise, consultor jefe en el Instituto de Política Agrícola y Comercial y autor del libro “Eating Tomorrow: Agribusiness, Family Farmers, and the Battle for the Future of Food” (Comer Mañana : la Agroindustria, los Pequeños Agricultores y la Lucha por el Futuro de la Comida).El artículo de investigación que él publicó titulado:Failing Africa’s Farmers(ver punto del final 1) (Fracaso con los agricultores de África) sentó la base para esta crítica publicación.

Ann Garrison: Timothy Wise, se trata de un tema científico, pero ¿podrías resumir, en términos sencillos, qué es lo que ha pasado?

Timothy Wise: Claro. Las Fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller pusieron en marcha la Alianza para una Revolución Verde en África en 2006 con unos objetivos ambiciosos. Se propusieron duplicar los ingresos y la productividad de los cultivos para 2020 en 13 países africanos que consideraban que tenían un gran potencial agrícola. Desde entonces han gastado mil millones de dólares en imponer en África todos los medios usados en nuestra agricultura corporativizada e industrializada. Entre estos están las semillas comerciales, los fertilizantes petroquímicos y los pesticidas, es decir, el tipo de agricultura de alta tecnología que es común aquí (en Estados Unidos). Tuvieron el apoyo de los gobiernos africanos, que invirtieron enormes sumas en subvenciones para que los agricultores pudieran permitirse todos estos costosos productos.

 

AG: Deja que te interrumpa un momento para asegurarme de que se entiende. Si los gobiernos africanos estaban dando dinero a los agricultores para comprar semillas, fertilizantes petroquímicos y pesticidas, ¿en qué han invertido la fundación de los Gates y sus socios los mil millones?

TW: AGRA concede ayudas a proyectos del gobierno, no gubernamentales e incluso privados para promover la difusión y la implementación de estas tecnologías. Por ejemplo, se han centrado en emplazar a los llamados comerciantes agrícolas en las zonas rurales para que vendan estos productos de alta tecnología.

 

AG: ¿Qué parte del presupuesto de AGRA ha financiado la fundación de los Gates? y ¿qué parte han pagado sus socios de AGRA? (ver punto del final 2)

TW: La fundación Gates ha invertido alrededor de dos tercios de los mil millones de dólares que AGRA ha gastado hasta ahora. El resto sale de otras fundaciones como la Fundación Rockefeller, un socio fundador de AGRA, y de donantes gubernamentales y algunos socios del sector privado.

 

AG: ¿Cuáles son los miembros de la sociedad civil que han publicado esta crítica hacia AGRA y qué deberíamos saber sobre ellos?

TW: Es una coalición de ONGs africanas y europeas que están haciendo campaña para lograr un cambio en las prioridades de desarrollo hacia la agroecología y otras prácticas sostenibles. Entre estas se incluyen la asociación The Biodiversity and Biosafety Association (Biodiversidad y Bioseguridad) de Kenya, Bröt fur die Welt (Pan para el Mundo), FIAN [For the Right to Food and Nutrition -por el Derecho a Alimentos y Nutrición] de Alemania, The German NGO Forum on the Environment and Development ( Foro alemán para el Medio Ambiente y el Desarrollo) e INKOTA de Alemania, IRPAD (Mali), PELUM (Zambia), Rosa Luxemburg Stiftung (de Alemania y Sudáfrica), Tanzania Alliance for Biodiversity (Alianza por la biodiversidad de Tanzania) y Tanzania Organic Agriculture Movement (Movimiento por la Agricultura Orgánica de Tanzania).

 

AG: Dices que se ha realizado muy poco seguimiento de cómo AGRA ha gastado los mil millones.

TW: No se ha hecho ninguna valoración pública de lo que ese dinero ha logrado, ni por parte de AGRA o Gates, lo que es una absoluta falta de responsabilidad. Por lo que pretendemos llenar ese vacío con este estudio. Nos quedamos pasmados al saber lo poco que se ha conseguido con tanto dinero. El aumento de la productividad durante el periodo de los 14 años que AGRA estableció para alcanzar sus objetivos y cuya fecha límite sería 2020, ha sido realmente bajo. La productividad de los cultivos esenciales de los que dependen los agricultores creció solo un 18% en este período de 14 años. El objetivo de AGRA era aumentarla un 100%.

 

AG: El sitio web CropsReview.com (ver punto del final 3) define como alimento esencial aquel “que se consume regularmente en grandes cantidades, que constituye la base de una dieta tradicional y que sirve de principal fuente de energía y nutrientes”. También afirma que “el noventa por ciento del aporte energético del mundo proviene de únicamente 15 cultivos, siendo el arroz, el maíz y el trigo los que aportan dos tercios del mismo”. Así que cuando afirmas que estos son los cultivos de los que estos agricultores “dependen”, ¿quieres decir que dependen de ellos como ingresos o para alimentar a sus familias?

TW: AGRA afirmó que sus programas estaban dirigidos a pequeños agricultores. Estos dedican sus cultivos principalmente a su propia alimentación pero venden los excedentes en los mercados locales. Los cultivos esenciales varían de un país a otro. El maíz lo es en muchos países, pero existen otros alimentos esenciales más nutritivos como el mijo, el sorgo, la tapioca, la batata y las legumbres como el caupí.

 

AG: ¿Qué tipo de relaciones productivas podemos encontrar en el contexto de AGRA? ¿Estamos hablando de pequeñas granjas gestionadas por una familia, granjas cooperativas o granjas más grandes cuyos dueños emplean a jornaleros?, o ¿una mezcla de varias?

TW: Sobre todo pequeñas granjas con menos de dos hectáreas de terreno, aunque parece que las soluciones de alta tecnología de AGRA tienen más éxito entre los agricultores más pudientes, los que ya se dedican a ello de forma comercial.

 

AG: De acuerdo, antes de que te interrumpiese para aclarar estos puntos, me estabas diciendo lo sorprendente que es lo mucho que AGRA ha invertido y lo poco que ha conseguido.

TW: Sí, incluso la cosecha de maíz -uno de los cultivos con más apoyo de AGRA- subió únicamente un 29% en 14 años. Y ha sido a costa de otros cultivos importantes como el sorgo, el mijo, la batata o la tapioca. Lo triste es que a pesar de aumentar la producción, el nivel de pobreza rural se ha mantenido alto y el número de personas que sufren hambre en esos 13 países ha subido un 30% hasta los 131 millones. Así que nuestro informe demuestra que AGRA, en sus propios términos, está fracasando.

 

AG: Eso es peor que un fracaso en los términos de cualquiera. Te refieres a Ruanda como la “cara del hambre en África” porque es el país que AGRA considera un éxito a pesar de que allí cada vez padecen más hambre. En 2010 hablé con la candidata a la presidencia Victoire Ingabire -antes de que la metieran en la cárcel para los 8 años siguientes – y no se refirió a AGRA como una amenaza, pero sí que describió sus destructivas políticas agrícolas del mismo modo que tú acabas de hacer. Declaró que se han sacrificado los cultivos de subsistencia tradicionales por los cultivos comerciales, especialmente maíz, lo que beneficia principalmente a la élite de comerciantes urbanos y deja a los ruandeses cada vez con menos para comer.

TW: Esta ex candidata a la presidencia estaba en lo cierto. Eso es lo que ha pasado bajo el mandato de la ministra de agricultura de Ruanda Agnes Kalibata, que ha hecho que el país se centre más y más en aumentar su producción de maíz. De hecho cuadruplicaron la producción de maíz gracias a los subsidios y a las medidas autoritarias como las sanciones a los agricultores que no se pasasen al maíz, pero el número de ruandeses que padecen hambre ha aumentado en medio millón entre 2006 y 2018. Todas estas ayudas para el maíz han hecho que se dejen de cultivar otros alimentos más nutritivos como el sorgo o la batata; alimentos esenciales que ofrecen muchos más nutrientes que el maíz y esto deja a los agricultores más expuestos ante el cambio climático. Sacrificar la diversidad de cultivos supone sacrificar la diversidad en la dieta de las familias, y las deja sin nada a lo que recurrir cuando la sequía azota sus campos de maíz. Además el monocultivo deteriora la tierra a largo plazo, ya que hace que esta sea más ácida por el uso continuado de fertilizantes petroquímicos.

Agnes Kalibata se valió del engañoso éxito de cuadruplicar la producción de maíz para lograr la presidencia de AGRA, pero nuestro informe demuestra que el total de las cosechas de cultivos esenciales subió un escaso 24% en 14 años, cuando AGRA había prometido un aumento del 100%.

 

AG: Parece que la idea detrás de esto sería que los agricultores al producir mayores cosechas de maíz para su venta ganarían más dinero que podrían gastar para comprar la comida que ya no producen ellos mismos, pero no parece haber sido ese el caso. Como bien expresó Victoire, los beneficios se los ha quedado la élite de comerciantes urbanos. ¿Me equivoco al pensar que son estos comerciantes los que controlan el precio de los productos de los agricultores?

TW: Suele ser así, sí. El mayor problema es que incluso con las ayudas, los agricultores tienen que pagar cada año por las semillas que solían guardar de un año para el siguiente y por el fertilizante, esto resulta muy caro. La mayoría de agricultores no produce suficiente excedente de maíz para que le sean rentables esos costes. Esto puede hacer que se endeuden si tienen una mala cosecha. En Malaui descubrimos que el aumento de la cosecha debía ser tres veces mayor de lo que AGRA está logrando solo para poder pagar las inversiones de un año. La Revolución Verde no parece estar dando frutos para los pequeños agricultores, sobre todo sin subvenciones.

 

AG: No creo que haya supermercados tal y como los conocemos, en las zonas rurales de Ruanda y otros países de África, y si cada vez menos agricultores están cultivando algo aparte de maíz, los mercados agrícolas locales deben también sufrir los efectos ¿no?

TW: Las zonas rurales de África no han perdido su cultura y tradiciones alimenticias, y tratan de conservar sus cultivos tradicionales y sus semillas ante el asedio de esta Revolución Verde. En Ruanda, el rechazo de los agricultores ha obligado al gobierno a relajar las estrictas normas que favorecían el maíz, así que los cultivos tradicionales están resurgiendo.

 

AG: También parece que se estarían beneficiando de esto las corporaciones internacionales que venden las semillas, los fertilizantes petroquímicos y los pesticidas en los mercados africanos abiertos por AGRA, ¿no?

TW: Sí. Monsanto y las demás multinacionales que venden semillas intervienen allí, beneficiándose de las ventas que nunca habrían logrado sin las subvenciones. Las empresas de semillas y fertilizantes son las grandes beneficiadas de estas políticas.

 

AG: ¿Qué es lo que Michael Pollen dijo sobre la agricultura basada en los combustibles fósiles?

TW: Si nos fijamos en el maíz en los EE. UU., dijo que estamos básicamente “comiendo petróleo”, porque nuestro maíz crece con el uso masivo de fertilizantes a base de gas natural. Estos son insumos de combustible fósil, al igual que muchos pesticidas y otros productos químicos para la agricultura. Teniendo en cuenta que el cambio climático cada vez afecta más a los agricultores en África, es una locura que los organismos donantes estén abogando activamente por incrementar la dependencia de estos hacia los combustibles fósiles. Puede que AGRA lo llame “agricultura climáticamente inteligente”, pero los agricultores africanos que se oponen a ella prefieren llamarla “agricultura climáticamente estúpida”.

 

AG: Supongo que no debería sorprendernos que Bill Gates crea que los grandes monopolios tecnológicos resolverán los problemas del mundo.

TW: El consiguió su fortuna con su monopolio tecnológico, Microsoft, por lo que no debería sorprender a nadie que sus soluciones para los problemas mundiales giren alrededor de las grandes empresas tecnológicas. La Fundación Gates afirma que se basa en la ciencia y en los datos, y está orientada hacia los resultados, por lo que el fracaso de AGRA, después de haber invertido 660 millones de dólares, debería impulsar una reconsideración de forma inmediata de este tipo de medidas.

 

AG: Los personas africanas de las organizaciones con las que has trabajado lo llaman agricultura neocolonial, ¿no?

TW: Exactamente, porque una vez más los “expertos” de los países desarrollados van a África con sus propias soluciones para los problemas de África, forzando su propia tecnología industrial y fomentando cultivos como el maíz, que los Estados Unidos y otros países ricos saben cultivar, al menos como materia prima industrial.

 

AG: ¿Fomenta AGRA el uso de transgénicos?

TW: La mayoría de gobiernos africanos no permiten el cultivo de alimentos genéticamente modificados, así que por ahora las semillas que están promoviendo son las llamadas semillas híbridas creadas por los mejoradores de cultivos (ver punto del final 4), los tipos de semilla que los agricultores deben comprar cada año. Gates y compañía están sin duda intentando abrir la puerta a los transgénicos, fomentando reformas de las leyes relativas a las semillas a través de la African Regional Intellectual Property Organization (Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual) y otras iniciativas.

 

AG: ¿Qué más te gustaría que un público profano en la materia comprendiera sobre esto?

TW: Bueno, que nuestro sistema alimentario está en una encrucijada. El cambio climático y ahora el coronavirus han dejado al descubierto la fragilidad de las grandes cadenas de suministros y de la dependencia de las semillas comerciales e importadas y de los fertilizantes petroquímicos y pesticidas. Lo último que deberíamos hacer es imponer nuestra agricultura basada en combustibles fósiles en los países africanos.

Nuestro informe prueba que AGRA ha supuesto un deficiente incremento productivo y la agudización del hambre, además de que los agricultores quieren algo diferente. Grupos como Alliance for Food Sovereignity in Africa (Alianza por la Soberanía Alimentaria en África) están exigiendo que se pase de apoyar las políticas deficientes de la Revolución Verde a fomentar medidas que ayuden a los agricultores locales a mejorar las semillas autóctonas y a adoptar prácticas sostenibles que empleen los recursos locales. Reivindican la “soberanía alimentaria”, con medidas que permitan a las comunidades y a los países elegir su propia alimentación. Numerosos estudios demuestran que este tipo de prácticas generan mayor productividad a la vez que incrementan los ingresos de los agricultores y la seguridad alimentaria. Justo lo que AGRA no está consiguiendo.

Las Naciones Unidas ha organizado la Cumbre Mundial sobre Sistemas Alimentarios en Junio de 2021 para tratar la crisis que sufren nuestros sistemas alimentarios. El hambre en el mundo ha aumentado cada año durante los últimos cinco años. Desafortunadamente, han designado a Agnes Kalibata, (ver punto del final 5) anterior ministra de agricultura de Ruanda y actual presidenta de AGRA, para presidir la cumbre como enviada especial de la ONU a pesar de que su fracaso en Ruanda y su liderazgo de una AGRA que ha fracasado deberían haberla descalificado para ese cargo. Los agricultores y consumidores de alimentos necesitan una transformación profunda y sostenible de nuestro sistema alimentario que ella no está de ningún modo preparada para liderar.

 

AG: ¿Existe algún movimiento para arrebatar el control de esta Cumbre de la ONU a AGRA y a los especuladores de la agricultura industrial basada en combustibles fósiles?

TW: Muchas organizaciones de la sociedad civil han reclamado que la ONU se “reinicie”, especialmente con la crisis del COVID-19. La Cumbre se planteó porque ya no es posible continuar “como hasta ahora” en lo relativo a nuestro sistema alimentario. Con Kalibata al mando de AGRA  y con el patrocinio del Foro Económico Mundial y de sus acaudalados socios corporativos, la Cumbre Alimentaria Mundial simplemente continuará con el agro-negocio habitual.

 

AG: Tendremos que ponernos al día de nuevo para ver cómo va el tema según se vaya acercando la Cumbre en 2021.

TW: Gracias, estamos ciertamente en una encrucijada y África tiene la oportunidad de evitar que sus agricultores y consumidores se precipiten por nuestra senda del fracaso de la agricultura industrializada.

Notas a la Traducción.-

1.- Artículo muy interesante publicado como documento de trabajo en el Global Development and Environment Institute: https://sites.tufts.edu/gdae/files/2020/07/20-01_Wise_FailureToYield.pdf . Se señala también a Warren Buffet además de la Fundación Rockefeller que se menciona formando parte financiera de este proyecto AGRA.

2.- https://agra.org/our-partners/#funding-partners. Los financiadores de AGRA.Alliance for a Green Revolution in Africa (AGRA) – MUIIS

 

 

 

3.- CropsReview.com. Es una página web  educativa específicamente sobre ciencia y agricultura, proporciona información sobre los conceptos básicos, los avances y las prácticas de la agricultura vegetal o la ciencia de los cultivos, la rama de la agricultura que se ocupa de la producción de cultivos.

4.- Las agencias internacionales de desarrollo creen que el mejoramiento de nuevos cultivos es importante para garantizar la seguridad alimentaria mediante el desarrollo de nuevas variedades que son de mayor rendimiento, resistencia a enfermedades, tolerancia a la sequía o regionalmente adaptadas a diferentes entornos y condiciones de cultivo. Sobre el mejoramiento genético de las plantas.  De ahí los llamados “mejoradores de cultivos” o “fitomejoradores”.Ver http://agriculturer.com/que-es-el-fitomejoramiento-como-funciona/http://www.fao.org/3/a-at913s.pdf

5.- El 16 de diciembre, la ex Ministra de Agricultura y Recursos Ganaderos de Ruanda, Agnes Kalibata, fue nombrada Enviada Especial de António Guterres para “dirigir “y “guiar “el proceso de la Cumbre—en cooperación con los organismos con sede en Roma. Desde 2014, Kalibata ha sido (y sigue siendo) presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, por sus siglas en inglés) de la Fundación Gates. En 2012 recibió el Premio Yara (posteriormente rebautizado como Premio de Alimentación de África). Hasta 2016, el vicepresidente de Kalibata en AGRA era Sean de Cleene, a quien también pudo haber conocido cuando era vicepresidente de iniciativas, estrategias y desarrollo de negocios globales en Yara. De Cleene ahora es miembro del Comité Ejecutivo del FEM (Fondo Económico Mundial) y lidera su Iniciativa de Sistemas Alimentarios. Yara, es una empresa internacional noruega de la industria química, cuya principal actividad está dirigida a los productos agrícolas.

6.- Sobre la agroindustria en la alimentación hay un artículo interesante  del grupo ETC: Con el título: La próxima adquisición de la agroindustria: las agencias multilaterales de alimentos ¿Accionistas vs.Comensales? bit.ly/3uzuAE9 : En el último cuarto de siglo, el multilateralismo se ha visto inundado por las denominadas asociaciones público-privadas que han comenzado a dominar la mayoría de las negociaciones políticas mundiales, incluyéndolas relacionadas con el clima y la alimentación. En efecto, el multilateralismo se está convirtiendo en bilateralismo —una colaboración entre los sectores globales público y privado, donde las grandes organizaciones de la sociedad civil, cada vez más complacientes, aportan una fachada de participación popular. En 2019, la agroindustria y las fundaciones amigables con los agronegocios pusieron en marcha tres iniciativas—el proceso de la Cumbre Mundial sobre los Sistemas Alimentarios, la propuesta de consolidar y corporativizar la investigación agrícola internacional, y el establecimiento de un marco de gobernanza para la información digital relacionada con la alimentación y la agricultura—que podrían reestructurar profundamente las políticas y las prácticas en el sistema multilateral. El informe del Grupo ETC, La próxima adquisición de la agroindustria: las agencias multilaterales de alimentos, examina las tres iniciativas y sus implicaciones y expone los argumentos para que las organizaciones de la sociedad civil expongan y rechacen el nuevo bilateralismo en favor de un multilateralismo genuino que sirva al bien público.

7.- La utilización de plataformas de grandes cantidades de datos “Big Data”, Tecnologías Financieras, Criptomonedas, Edición Genética, Bancos de Datos genómicos, etc,  aplicado a la agroindustria alimentaria,  y que se denomina Agricultura 4.0, esta magistralmente expuesto en un informe del grupo ETC, mencionado en la nota anterior,  que se titula: la insostenible Agricultura 4.0Digitalización y poder corporativo en la cadena alimentaria. Las fusiones extremas entre las corporaciones de la cadena agroindustrial y el avance vertiginoso de la digitalización de los procesos agrícolas están afectando la agricultura y la alimentación en todo el mundo. A este fenómeno la industria le ha llamado Agricultura 4.0. El control mediante plataformas de datos masivos y automatización se extiende sobre los factores más importantes de la seguridad alimentaria mundial. Por supuesto, la soberanía alimentaria no forma parte de este esquema. Las tecnologías digitales no pueden analizarse aisladamente, como si fueran un fenómeno autoproducido o autoregulado, pues el contexto de sus aplicaciones determinará sus alcances. Una sola transacción de blockchain usa la misma energía que un hogar estadunidense durante una semana. Lejos de ser invisibles, estas tecnologías dependen de enormes máquinas, edificios y cableados. La información de las transacciones tal vez se transmita de forma invisible, pero la infraestructura que requiere afecta la vida de cientos de comunidades en el mundo como cualquier otro megaproyecto. La historia muestra que cualquier tecnología de punta, utilizada en ámbitos de corrupción y guerra, exacerba las diferencias y la injusticia : https://bit.ly/3uAVtaF 

Timothy A. Wise es consultor jefe en el Instituto de Política Agrícola y Comercial y autor del libro “Eating Tomorrow: Agribusiness, Family Farmers, and the Battle for the Future of Food“. Ha participado en el informe “False Promises: The Alliance for a Green Revolution in Africa.”

Ann Garrison es una periodista independiente del área de San Francisco Bay. En 2014 recibió el premio Victoire Ingabire Umuhoza de la Democracia y la Paz por sus informes sobre el conflicto en la Región africana de los Grandes Lagos. Por favor ayuda a financiar su trabajo en Patreon. Se le puede contactar a través de ann@anngarrison.com.

 

 

Fuente: Black Agenda Report (15 de julio de 2020): "The Gates Foundation’s “Green Revolution” in Africa: Agribusiness Wins, Small Scale Farmers Lose", en Black Agenda Report.

Traducido para Umoya por Maria Usua Azcurreta.

Editado por María Abellán Sacristán, secretaria de Umoya Valladolid.

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