Ya puedes apoyar nuestro proyecto. Llevábamos muchos meses gestándolo y por fin podemos presentaros con orgullo nuestro plan de amigos y amigas de Umoya: se llama «Rafiki» y no requiere una aportación mínima.
Nuestras tres décadas de trabajo por la divulgación del continente africano de una manera honesta y por la consecución de un mundo un poco más justo no solo se explican por la labor de voluntarias y voluntarios, sino también por el apoyo de todas las personas que han creído en que era necesario «empujar la historia hacia la libertad», como diría Labordeta.
Estas personas han acudido a nuestras actividades, divulgado nuestros contenidos, apoyado las diferentes campañas de Navidad, se han suscrito a la revista Umoya, comprado nuestros libros y camisetas… y algunas también han realizado donaciones. Hasta ahora nunca habíamos fomentado ni publicitado especialmente esta forma de colaboración; no porque sea negativa ni porque no la creamos necesaria, sino porque hemos priorizado canalizar nuestro tiempo y recursos en continuar dfunciendo esas realidades que nos parecen tan necesarias.
Entonces, ¿por qué ahora? ¿Han cambiado nuestras prioridades como organización? En ningún caso. Nuestro esfuerzo y nuestro corazón están, como siempre, al lado de los pueblos africanos, a los que miramos con admiración y mucha curiosidad, ya que nos ofrecen la oportunidad de crecer humana y culturalmente. Sin embargo, consideramos que las circunstancias actuales requieren abrir una nueva vía de participación por muchos motivos distintos, de entre los cuales destacaremos dos.
El primer lugar, desde hace aproximadamente tres años hemos visto cómo aumentaba significativamente el equipo de voluntarias y voluntarios de nuestros comités. Ello nos permite confiar en un relevo generacional y, como consecuencia, en el mantenimiento de actividades y proyectos de la Federación a muchos años vista. Además de asegurar la supervivencia de la organización, el crecimiento de la cantera de Umoya no solo ha servido de apoyo para nuestra actividad habitual, sino que también ha puesto en marcha nuevos proyectos. Contar con apoyo económico para sacarlos adelante facilitaría enormemente nuestra labor: no solo podríamos elaborar nuevos materiales impresos y divulgarlos en entornos que cuentan con difícil acceso a estas informaciones, sino que también podemos reconocer la labor de los y las profesionales que ceden su tiempo y saber hacer a nuestros encuentros desde hace años.
En segundo lugar, nos encontramos tremendamente preocupadas y preocupados por el incremento de los discursos del odio, asentados en la ignorancia y en unos intereses muy concretos; intereses que comparten con los medios de comunicación, empresas y colectivos que están blanqueando su imagen. Este ejercicio, que debería estar perseguido por la ley por constituir delitos de odio y atentar directamente contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se está extendiendo peligrosamente y alienta comportamientos alejados de un supuesto desarrollo humano que continúa su ruta científica y tecnológica, pero que parece estar perdiendo todo rumbo ético y humano.
Blanquear el fascismo y el racismo (no es momento de evitar llamar a las cosas por su nombre) es inhumano, cobarde e injustificable; y, sin embargo, fácilmente vendible. Seguir el hilo a los y las vendehumos que disfrazan de patriotismo (las fronteras existen a interés; no las cerramos para importar todas esas materias primas que, aun manchadas de sangre, mantienen nuestro nivel de lujo) lo que no es sino estupidez elevada a la enésima potencia no dice nada bueno de nosotros y nosotras. No, no somos los buenos de la peli. Esta vez no.
Pero podemos serlo.
Luchemos por ese bien común que, en tiempos de Coronavirus, nos hace dar lecciones por Twitter de la necesidad del confinamiento. Ese bien común es el que todas las personas merecemos por el mero hecho de serlo y es el que negamos cada vez que cerramos los ojos ante un comentario racista o machista, ante la realidad de nuestros consumos o ante una conversación incómoda. Necesitamos gente valiente. Y la vamos a necesitar mucho más para frenar las medidas neoliberales que van a procurar imponernos para hacer frente a las consecuencias de la pandemia.
No es tiempo de recortes ni de cierre de fronteras. Es el momento de la austeridad bien entendida, la que nos hace comprender que, en un mundo de recursos limitados, cuando consumimos más de lo que necesitamos, estamos acaparando, estamos negando la posibilidad de lo básico a otras personas. Y lo es también de ser solidarias y solidarios, de comprender que nadie abandona su hogar y arriesga su vida a menos que esté dejando atrás un verdadero infierno, y que ese infierno no es accidental: tiene sus causas y responsables y los hilos de los que tiramos acaban llevándonos siempre al Norte Global y a un sistema económico que es contrario a la vida.
¿Por qué apoyarnos?
Como puedes ver, somos personas honestas. Es precisamente esa honestidad la que hace nuestro trabajo -aunque incómodo- confiable. Y es que no queremos que nos apoyes si no estás de acuerdo con nuestra forma de ver el mundo, que puedes conocer un poco más en la sección «Quiénes somos» y que en las próximas semanas procuraremos desgranar más.
Grosso modo, somos un grupo de personas sencillas que busca vivir de una forma consciente y respetuosa con el resto de personas y con el planeta. Tenemos edades, creencias y profesiones muy diversas, lo que nos ayuda a aprender mucho las unas de las otras y a contemplar la realidad como lo que es: un escenario multicausal. Seguramente el contexto y la profundidad que ofrecemos en nuestras noticias venga explicado por el rico debate interno que precede a cada decisión que tomamos.
Nuestra relación con África es tan variada como el perfil de nuestros/as integrantes. Algunas voluntarias han vivido allí más tiempo que aquí, otras han tenido experiencias más cortas y algunas nunca han podido visitarlo. Sin embargo, compartimos un fuerte amor por África y sus pueblos. También tenemos amigas y amigos africanos. En algunos casos, nos une la lucha por un mundo más justo. En otros, además, forman parte de nuestro círculo más cercano y son algunas de esas personas que nos alegran el día a día.
En el caso del territorio español, nos organizamos en comités de solidaridad. Aunque legalmente la mayoría de nuestros comités son asociaciones, mantenemos la forma de los comités de solidaridad porque, aunque suene antiguo, consideramos que representa nuestra forma de ser, sentir y hacer. No somos más que personas humildes que apoyan a otras personas humildes y que se ven enriquecidas por este intercambio. Ni tomamos decisiones por nadie ni somos salvadoras; nuestra labor se limita a sensibilizar en nuestras sociedades, buscar resquicios para escuchar las voces del continente y brindar apoyo material siempre que nos es posible.
Nos organizamos en comités territoriales que son autónomos a la hora de tomar decisiones y programar actividades, aunque, evidentemente, cualquiera de ellas debe respetar los principio básicos de la Federación. Las decisiones se toman de manera horizontal y asamblearia de acuerdo a la regla «una persona, un voto».
Asimismo, contamos con actividades, productos y proyectos que se elaboran de forma federada; cada comité participa de la forma en que puede y sabe, lo que nos ha hecho convertirnos en expertas en teletrabajo. La toma de decisiones habitual de la Federación se lleva a cabo en las asambleas ordinarias, de carácter trimestral y presencial (se celebran en Madrid), a las que acuden representantes de los diferentes comités con las conclusiones de cada grupo a los temas propuestos. También celebramos una asamblea extraordinaria o general, de carácter anual y reservada a las decisiones más trascendentales. Esta asamblea reúne a una buena parte de las voluntarias de todos los comités, que pasan en Madrid un fin de semana (viernes a domingo) de convivencia y con un intenso programa formativo. También en este encuentro se deciden los temas a trabajar durante el siguiente curso.
Por supuesto, trabajamos en redes y con otras entidades a las que nos unen valores como la lucha contra la pobreza, la discriminación, el racismo y el imperialismo; la soberanía alimentaria; el activismo medioambiental; el feminismo; la no violencia… Creemos que el sistema capitalista atenta contra la vida de las personas y del planeta y no creemos que sea posible superar el escenario neoliberal en solitario.
Nuestra financiación procede, en su mayor parte, de las cuotas de nuestros voluntarios y voluntarias y en algunas donaciones particulares que hemos recibido fielmente a lo largo de los años. También recibimos ingresos por las suscripciones de la revista Umoya, que se destinan casi en su totalidad a los costes de impresión y distribución. A nivel federal ni gozamos de ninguna subvención ni la solicitamos, aunque algunos de los comités reciben una mínima ayuda pública. Es el caso del Comité de Valladolid, que todos los años concursa al Fondo de Cooperación de la Universidad de Valladolid. Se trata de una partida sujeta a un proyecto concreto que se presenta de acuerdo a unos criterios preestablecidos, es evaluada por el tribunal competente de forma pública y se tiene que justificar al cierre del curso académico. La partida se limita a los costes derivados de la actividad financiada (ponentes, traslados, materiales…), se justifica gasto por gasto y, si sobra algo de dinero, se devuelve.
¿Cómo puedo asociarme?
Si ya nos conoces y tienes claro que quieres apoyar nuestro proyecto, debes elegir con qué cantidad anual quieres colaborar (no te preocupes, si en cualquier momento quieres cambiarlo, puedes escribirnos a umoya@umoya.org y cursaremos tu solicitud). La domiciliación de la cuota es anual para evitar costes bancarios; suponemos que, si decides apoyarnos, deseas que tu dinero se destine íntegramente a nuestro proyecto y que no se quede en ninguna medida por el camino.
Desde Umoya, hemos propuesto tres tipos de cuotas diferentes que atienden a las diferentes situaciones personales y momentos vitales por los que están pasando las personas de nuestro entorno: 25, 72 ó 120 euros mensuales. Sin embargo, no obligamos a optar por ninguna de ellas; cada persona puede elegir la cuota que desee y con la que se sienta cómoda. Os podemos asegurar que nuestra ilusión por vuestro apoyo va a ser incomparable sea cual sea la cantidad.
El proceso asociativo es muy sencillo, solo tienes que cumplimentar este formulario y hacérnoslo llegar.
- Puedes hacerlo de forma física, remitiéndolo por correo postal a la siguiente dirección: Federación de Comités en Solidaridad con África Negra – UMOYA. C/ Argumosa, 1, 5º A. 28012 Madrid (España). (Mientras dure el confinamiento debido al COVID-19, no podemos asegurar la respuesta de las solicitudes recibidas por este medio).
- De forma digital, enviándolo a la dirección de correo electrónico: umoya@umoya.org. En este caso, te recomendamos descargarte este otro formulario, ya que se trata de un documento editable y te permite cumplimentarlo y firmarlo en tu ordenador.
- También puedes rellenar el formulario online que aparece en este apartado de la web. Puede que esta sea la forma más rápida.
Procuraremos contestarte en cuanto lo recibamos, aunque puede que tardemos un par de días. (Te rogamos que seas paciente. Somos personas voluntarias y no siempre podemos dedicar todo el tiempo que nos gustaría).
¿Tengo ventajas?
Dentro de nuestra humilde situación, queremos agradeceros vuestro apoyo con algunas ventajas:
- Pack de bienvenida: carné de socio/a, chapa, pegatina y revista.
- Libros y más: 30 % de descuento en nuestra librería y el resto de nuestros productos.
- Suscripción a la revista: suscripción en PDF a la revista trimestral Umoya.
- Información en tu correo: boletín A Fondo y memoria anual de las actividades de la Federación y los diferentes comités.
Estamos trabajando por ampliar estas ventajas y darte todo lo que esté en nuestra mano.
Tenes toda la información en la sección «Asóciate».
¿Hay otras formas de colaborar?
Si en este momento no puedes o no quieres hacerte amigo o amiga de Umoya, tienes muchas opciones de apoyar nuestra labor: puedes suscribirte a la revista Umoya, al boletín A Fondo (escribiendo a umoya@umoya.org) o a las novedades de nuestra página web (tienes el formulario en la página principal, en el menú de la columna derecha), puedes hacer un donativo puntual, hacerte voluntario o voluntaria, divulgar nuestras informaciones o visitar nuestra tienda. Asimismo, si crees que nuestro trabajo puede interesar a alguien de tu entorno, te agradeceremos enormemente que le hables de nosotras/os.
También es muy importante para nuestro proyecto que nos sigas y apoyes en redes sociales. Por ahora, estamos presentes en Twitter, Facebook, Instagram y YouTube. Asimismo, contamos con dos canales de Telegram, uno dedicado a las actividades de temática africana y otro a noticias.