
Reseña de Pierre-Marie David
1. «Me pregunto si los historiadores podrían hacer algo parecido: extraer el pasado, quitarle todo lo que tiene de tóxico y volver a ponerlo en su sitio» (pág. 238). Con estas palabras termina la obra de Guillaume Lachenal dedicada a «un escándalo farmacéutico en las colonias», olvidado por la historia oficial. Esta reflexión en forma de meditación etnográfica tiene una acidez corrosiva, pero también una lucidez incómoda. En efecto, es la biografía de ese «medicamento que debía salvar África», la Lomidina, pues prometía erradicar la enfermedad del sueño, que amenazaba la salud de la población y el proyecto colonial. Esta medicina empezó a ser un incordio para la historia oficial por su toxicidad relacionada con un uso abusivo (las campañas de tratamiento causaron sistemáticamente docenas de muertes en el África central en el decenio de 1950). Esto permite que vuelvan a cuestionarse los vínculos constitutivos entre medicina y colonialismo. Esta apasionante investigación responde a esta cuestión explorando los límites de la racionalidad y de las creencias que han rodeado no solo a la concepción y al uso de este medicamento, sino también a los límites de producción de saber, de la memoria y del olvido por parte de la administración y los médicos coloniales.
2. Esta obra de 238 páginas pone en perspectiva las relaciones ambiguas entre medicina y colonialismo al mostrar cómo este medicamento milagro, probado durante la Segunda Guerra Mundial e inyectado en la nalga de manera intramuscular, ha sido el medio de poder colonial. Muestra también cómo la medicina pudo construir el marco de su legitimación, pero también de su impugnación en vísperas de la independencia. De hecho, la «lomidinización» es ahora un sustantivo común y, al mismo tiempo, un verdadero proyecto revelador del higienismo colonial exacerbado, con campañas que avanzan a ritmos infernales (¡más de ochenta personas inyectadas por hora!). Así se administraron millones de inyecciones llamadas preventivas en los años cincuenta, mayoritariamente en los imperios coloniales franceses, belgas y portugueses. A su vez, esta historia permite comprender también cómo la experiencia social colonial ha influido en la revolución médica de la segunda mitad del siglo XX.
3. La obra plantea principalmente lo que el autor llama una «antropología de la estupidez colonial» creada mediante el uso de este medicamento. Con esta antropología se refiere a esa «parte de locura que estaba contenida en los principios de racionalidad y de autoridad de la ciencia» (pág. 9) de las políticas coloniales de modernización. A diferencia de otros enfoques que intentan mostrar cómo el gobierno colonial racionaliza y ordena la sociedad colonial, Guillaume Lachenal muestra sutilmente cómo la parte de fracaso de una historia que no encaja con los grandes relatos de la medicina colonial en África —ya sean hagiográficos o críticos, inspirados en las teorías «foucauldianas»— revela un nuevo campo de investigación en torno a «la impotencia, la arrogancia y la irracionalidad del gobierno colonial» (pág. 19). Así, una de las principales y originales tesis de la obra es mostrar con precisión y meticulosidad cómo la voluntad colonial de conocer e intervenir quedó atrapada en una cultura de ignorancia e impotencia. Lo que guía entonces la investigación etnográfica es no tanto seguir la búsqueda del orden y el conocimiento como identificar las formas de no saber que llevaron a querer usar un medicamento a toda costa mientras se multiplicaban los incidentes en el campo. Para el autor, es precisamente esta racionalidad, esta confianza en un contexto de profunda incertidumbre, lo que expone la estupidez. Para él, esta estupidez no está más allá de la razón, sino que es un ejercicio excesivo de la razón de manera confiada, suficiente y arrogante.
4. Si el desafío teórico es ambicioso, también lo es la forma práctica de detectar esta «estupidez». De hecho, ¿cómo podemos hacerlo sin adoptar un punto de vista externo? La descripción e investigación etnográficas se convierten así en un modo de escritura particularmente adecuado para no adoptar una perspectiva de superioridad y tomar en serio el problema teórico de la escritura de la estupidez. Se trata de un enfoque que combina la escritura en tiempo presente, las viñetas de la época, las fotos y la atención a los detalles. Estos componentes constituyen el collage perfectamente coherente de esta investigación etnográfica, que relaciona sitios tan diversos como las aldeas africanas en las que se experimentó el tratamiento. Desde los archivos de la «Rhodia» de Besançon, hasta las redes profesionales y amistosas de médicos coloniales que circulan entre el Service d’Hygiène Mobile et de Prophylaxie («Servicio móvil de higiene y profilaxis», en castellano) y el Ministerio de la Francia de Ultramar y Spécia, la filial de Rhône Poulenc que fabricaba la pentamidina (Lomidina). En definitiva, el lector no se enfurruñará por este escrito sencillo de Guillaume Lachenal, que se adecúa perfectamente a la exploración de esta «poética de la época». En ella, las cifras desmesuradas alimentan y justifican un proyecto de erradicación basado tanto en la coacción y la racialización (los blancos reciben a menudo un trato preferencial) como en la fe en una prevención individual, que justifica usos peligrosos y extremos para cuidar a la población.

5. La escena que abre el libro es el accidente de Gribi, en 1954, que causó la muerte de más de treinta personas y más de trescientas gangrenas, y la descripción de las reacciones de la administración colonial, a las que se le dedican tres capítulos. Son una referencia del género y permite comprender toda la profundidad de una investigación que utiliza el método etnográfico tanto en las entrevistas con el personal sanitario de entonces (a los que el autor conoció en Camerún a principios del 2000) como en los archivos. De hecho, el autor analiza lo que dicen los archivos y la información que revelan: el accidente, la incertidumbre de la administración y el miedo de los oradores a que los linchen, pero también lo que hacen, su carácter performativo y principalmente la recuperación política para mostrar que los responsables eran proactivos o las compensaciones financieras como demostración de apego a un colonialismo moribundo. Este método etnográfico, que el autor inculca a Ann Stoler, permite no solo ver el archivo como informante del investigador, sino verdaderamente como sujetos «cuyas lógicas de producción, de clasificación, de destrucción y de conservación participan en la definición y la solución del asunto» (pág. 167). Guillaume Lachenal muestra muy bien cómo, en este asunto en particular, el archivo es un modo de resolución y de sofocar el escándalo. Los repetidos fracasos de este tipo, que causan decenas de víctimas en Batouri, en Nkoltang y en Fort Lamy, presentan la máquina imperial como una máquina de archivar, pero también como una máquina de olvidar.
6. En definitiva, el autor no sortea el enigma técnico y material de este medicamento y sus inesperados efectos, demasiado molestos para las historias oficiales e, incluso, demasiado técnicos para los estudios críticos. La Lomidina funcionaba, a pesar de todo: en los años cincuenta, la prevalencia de la enfermedad bajó de forma significativa, pero no por las razones que plantearon en ese momento, sino principalmente por la prevención individual. Las masivas campañas de «lomidinización» tenían la finalidad de utilizar la administración individual como prevención colectiva; una racionalidad que se encuentra en las nuevas estrategias de lucha contra el SIDA. A partir de estudios científicos desarrollados en los años setenta en Kinshasa, Lanchenal reestablece la clave del enigma que el lector interesado tendrá el placer de descubrir.
7. Por último, las contribuciones de la obra son mayores, al menos en tres niveles. A nivel de la historia social de la ciencia y de la biomedicina en África, esta investigación abre nuevos caminos en la búsqueda para el análisis de mecanismos de poder que no son implacables, sino que están llenos de fracasos, escándalos y, a veces, de absurdeces que permiten presentar el encuentro biomédico como un período que contiene a la vez dominación y posibilidad crítica. La segunda importante contribución de esta investigación consiste en construir sobre esta posibilidad crítica una nueva relación con la actualidad. En este sentido, este trabajo permite pensar, desde un nuevo ángulo, en un trabajo de antropología crítica de la salud mundial, replanteando crisis como la vivida con el Ébola en el África occidental o las nuevas estrategias de lucha contra el SIDA [1], principalmente estando alerta frente a las soluciones puramente técnicas a los problemas de salud en África.
8. Además, permitiéndonos ir hasta los límites de la razón, hasta los momentos en los que esta desvaría, Guillaume Lachenal ofrece precisamente un punto de vista nuevo sobre lo que se llama la razón farmacéutica [2], presentada unas veces como la voz unívoca de la industria farmacéutica y otras veces como un simple montaje que abre una ventana hacia una socialidad neutra de la prueba, bastante a menudo analizada como una simple estratégica lógica. Por el contrario, el medicamento que debía salvar África incita a devolver la complejidad y la mediocridad de esta razón ligada al poder simbólico y material del medicamento. La perspectiva temporal nos permite sorprendernos e investigar esta fuerza para crear, precisamente más allá de la razón, culturas terapéuticas y técnicas que, en sus sueños de erradicación, reinventan la magia más arcaica.
Notas:
[1] Y cuyo autor hace una genealogía en Lachenal, G. (2013). A genealogy of treatment as prevention (TasP) in Giles-Vernick. En T., & Jr, J. L. A. W. (2013). Global Health in Africa : Historical Perspectives on Disease Control. Ohio: University Press.
[2] Andrew Lakoff (2008). La raison pharmaceutique, Les empêcheurs de penser en rond. París.
Nota de la traducción:
El título original de la obra, que aún no ha sido traducida al español, es Le médicament qui devait sauver l’Afrique. Un scandale pharmaceutique aux colonies.
Fuente: Pierre-Marie David. «Guillaume Lachenal, Le médicament qui devait sauver l’Afrique. Un scandale pharmaceutique aux colonies», Lectures [En línea], Reseñas, 20140. Publicado el 05 noviembre 2014, consultado el 30 marzo 2020. URL: http://journals.openedition.org/lectures/16047 Traducido por Fátima Gómez Cáneba, Cristina Martínez Hueso y Sergio Morillas Wetz para Umoya.
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