RUANDA | El verdadero rostro del FPR, el «ejército sin fronteras» de Kagame

Paul Kagame, acompañado de parte de su ejército. Foto: DESC-WONDO.
Paul Kagame, acompañado de parte de su ejército. Foto: DESC-WONDO.

Este artículo, mencionado por DESC (Defensa y Seguridad del Congo; en francés, Défense et Sécurité du Congo) y publicado inicialmente el 27 de agosto de 2014, es una actualización de la reseña del libro Rwanda Vingt ans de pouvoir du FPR Quel Bilan? («Ruanda: Veinte años de poder del FPR, ¿cuáles son los resultados?», en castellano), de Gaspard Musabyimana y Emmanuel Neretse, publicado por Editions Scribe (Bruselas) en marzo de 2014. Este libro describe los procedimientos barbáricos del régimen de Paul Kagame en Ruanda.

Se gastan enormes cantidades de dinero en preservar la imagen del país y adornar los compromisos del Frente Patriótico Ruandés (FPR) y sus servicios de seguridad. Mientras las agencias de medios de comunicación más poderosas ensalzan sus proezas económicas, la población se muere de hambre y vive en la miseria más absoluta.

El año 2014 marcó el vigésimo aniversario de la toma del poder en Ruanda por el FPR. Este año, el régimen monoétnico de Ruanda tiene la intención de rememorar el aniversario de la victoria, además de publicar los resultados notablemente positivos en todos los ámbitos en los que ha intervenido. Los medios de comunicación internacionales que hayan sido abordados por los poderosos grupos de presión o lobbies que apoyaron la rebelión y el régimen del FPR serán quienes apoyen y amplifiquen esta campaña.

Los autores también evalúan de manera muy crítica los veinte años de poder dictatorial del FPR, ya que revelan el lado oculto de este régimen instalado en Kigali en julio de 1994.

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Un ejército sin fronteras

Para llevar a cabo la conquista (es decir, tomar, ocupar y administrar un territorio de manera armada) de Ruanda en 1994 y en la marcha del gran Zaire [A] en 1997, los rebeldes del ejército ugandés se beneficiaron del apoyo del material operativo de ciertas superpotencias mundiales [como los Estados Unidos de América. Véase nuestro libro Les Armées au Congo-Kinshasa. Radioscopie de la Force publique aux FARDC («Ejércitos en Congo-Kinshasa. Radioscopia de la Fuerza Pública en las FARDC», en castellano)].

Durante esta época, los rebeldes se convirtieron en un enorme ejército cuyo tamaño sobrepasaba a la pequeña Ruanda. La única solución que permitía mantenerlo era convertirlo en un «ejército sin fronteras», cuyos componentes debían desplegarse en la región de manera voluntaria (con operaciones de mantenimiento de paz), o a la fuerza en forma de rebelión en la República Democrática del Congo (AFDL, Alianzas de las Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo; CCD-GOMA, Coalición Congoleña para la Democracia-GOMA; CNDP, Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo; M23 [B]; y algunos movimientos Mai-Mai, como el Pareco [C], etc.).

De esta manera, el ejército de Paul Kagame se despliega en toda África, supuestamente para mantener la paz (recomendamos: Boniface Musavuli, RD Congo : Un pays encerclé militairement? [1] – «RD Congo: ¿Un país rodeado militarmente?», en castellano), a través de rebeliones para derrotar regímenes. Todos los países vecinos de Ruanda y Tanzania se sumen en la preocupación por este asunto de estado y han comenzado a funcionar como gendarme de la región, algo que hasta ahora solo había sido privilegio de Paul Kagame. Esto tendrá como consecuencia una serie de tensiones diplomáticas de las que Ruanda saldría perdiendo.

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Un ejército contra el pueblo

Lejos de ser un ejército nacional, el APR (Armée Patriotique Rwandaise; «Ejército Patriótico Ruandés», en castellano), que desde entonces se ha convertido en la RDF (Fuerza de Defensa de Ruanda), es un ejército al servicio de Paul Kagame y el FPR. Este ejército no tiene las aptitudes para ser considerado un ejército nacional porque el simple hecho de denominarlo «nacional» lo vincula automáticamente con la formación política, entre muchas otras. Por lo tanto, esto arrebata automáticamente al ejército su cualidad de nacional y soberano, lo que lo convierte únicamente en una máquina de matar, sin escrúpulos ni rodeos. (En el libro Les armées au Congo-Kinshasa, definimos e ilustramos en detalle los conceptos de ejército republicano y ejército nacional). Ya sea en Uganda, Ruanda o la RDC, los «Inkotanyi» (seudónimo atribuido a los soldados de Kagame, los llamados «asesinos tutsi» [D] por Charles Onana) se han revelado a través de sus formas atroces de eliminar a sus víctimas.

Para el APR, asesinar a un hutu [E] no es algo merecedor de castigo porque se considera un acto banal. Para perpetuar el sufrimiento, los Inkotanyi utilizaban métodos poco frecuentes que probaron en sus batallas en Mozambique y contra el guerrillero Museveni, que se convirtió en presidente de Uganda en 1986, antes de liberarlos en Ruanda.

Los instrumentos predilectos de tortura y masacre del APR son el «agafuni» (que consiste en golpear el cráneo de la víctima con una vieja azada), el «akandooya» (método de tortura que consiste en atar los pies y manos de la víctima a su espalda hasta que la persona fallece reventada después de padecer un dolor insoportable) y la extirpación de los órganos sexuales, hasta que debilitados caen por sí solos. Nos sorprenden las similitudes que existen con las masacres cometidas en Beni desde octubre de 2014, en la RDC, o incluso con la foto difundida por La Libre Belgique, que fue muy parecida a la del cantante ruandés Kizito Mihigo, que fue encontrado tendido en el suelo, desangrado y con las manos atadas a la espalda [2].

De hecho, de acuerdo a los testimonios recopilados por los autores del libro, las víctimas de estas masacres del APR son, en su mayoría, personas de una misma etnia: los hutu. No existen dudas frente al carácter selectivo y sistemático de estas masacres. Ya en 1995, Robert Ménard, presidente de Reporteros sin Fronteras, no dudó en afirmar que: «Si no nos enfrentamos ahora a este genocidio desenfrenado en Ruanda, es imposible que la comunidad internacional se manifieste ante masacres de tal magnitud…».

El APR no tiene suficiente con matar, sino que también humilla a sus víctimas, a las que denomina «interhamwe». Se trata de un apodo satanizado que se aplica indiscriminadamente a todos los hutu para distinguirlos de los tutsi sin despertar la conciencia de los occidentales sobre la existencia de los diferentes grupos étnicos.

El caso más flagrante dentro del país fue la masacre de casi 10.000 personas en Kibeho, en abril de 1995. Esto sucede muy a menudo, ya que los soldados del APR suelen tomar a los civiles como rehenes para masacrarlos.

El APR siempre se ha caracterizado por estar formado únicamente por soldados tutsi. Las únicas excepciones que se hicieron fueron para convencer falazmente a la opinión internacional de que el ejército era ruandés y no «patriótico».

La invasión de la RDC hizo que el problema adquiriera mayor importancia. Durante la segunda invasión de este país junto con el CCD-Goma en 1998, por tropas de Ruanda, Uganda y Burundi, la pérdida de vidas fue tal que los líderes del APR se vieron obligados a integrar a los hutu en su ejército y, lo que es aún peor, incluyeron hasta a sus prisioneros.

La guerra en la RDC se presentó como un ejemplo de supervivencia de un régimen continuamente amenazado por incursiones de rebeldes y antiguos integrantes de las FRD (Fuerzas Ruandesas de Defensa bajo el mandato del Habyarimana). Este razonamiento sobre seguridad fronteriza, que carece de fundamento alguno, les permite ocupar 150 kilómetros de la RDC. Sin embargo, este argumento ya no puede perjudicar a nadie, puesto que ambos ejércitos, tanto el ruandés como el ugandés, aliados por la invasión de la RDC, se han enfrentado y masacrado el uno al otro al luchar por los diamantes de las minas congoleñas. El saqueo de las riquezas congoleñas por parte de estos países vecinos solo es posible con un despliegue militar considerable (nota del editor de los DESC: especialmente a través de la operación conjunta Umoja-Wetu, el acuerdo del 23 de marzo de 2013 y el trabajo coordinado de planificación entre Kagame y Kabila).

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Un ejército monoétnico ampliado

Conviene recordar que el ejército de este país de 26.338 km² (algo menos vasto que Bélgica: 30.000 km²), con una población de unos diez millones de habitantes, no fue concebido pensando en las necesidades de defensa de este territorio (sin importancia desde el punto de vista geoestratégico: sin acceso al mar, económicamente pobre, sin pastos y sin riquezas minerales…), atrapado entre los países más extensos en todos los ámbitos.

Según los especialistas, si se tiene en cuenta el número de generales de este ejército (un centenar después de los nombramientos en 2013) [3], el tamaño del ejército ruandés superaría al de los países vecinos. Sin embargo, estos son más extensos y están más poblados, como es el caso de la RDC (2.345.409 km² y unos 80 millones de habitantes), Tanzania (945.087 km² y unos 30 millones de habitantes) y Uganda (236.034 km² y unos 20 millones de habitantes). Entonces, la verdadera pregunta es: ¿cuál es la misión de dicho ejército en la región?

Además, el ejército ruandés es monoétnico. Casi todos los oficiales de alto rango pertenecen a la etnia tutsi. La prensa oficial hace eco de los acontecimientos ocurridos el 13 de abril del 2012. La observación es asombrosa: el número de generales sigue creciendo exponencialmente. De hecho, se acaban de nombrar más de veinte generales, que se suman a los cincuenta que ya forman parte de esta categoría. Asimismo, nos alarma el hecho de que no se haya ascendido a ningún oficial de etnia hutu, ni siquiera a los que están en rangos inferiores como el de coronel o teniente coronel. En el pasado, estos nombramientos tenían lugar en el río y aprovechando la ocasión se nombraba de manera simbólica a algunos oficiales hutu. Trataban de difundir este suceso lo máximo posible para disfrazar así la situación real. Ahora parece que el régimen ya no necesita tanto teatro y pretende adoptar, sin ninguna reserva, políticas que fomentan la exclusión a los hutu de los órganos de mando del ejército.

Los propagandistas del régimen del FPR y sus lobbies occidentales intentan evitar este debate (como en la RDC, con una tasa desproporcionada de tutsi en el ejército y los servicios de seguridad, lea las web de DESC o nuestro libro que da detalles abrumadores), pero al hacerlo ¡se tiran piedras sobre su propio tejado! Se escudan en un argumento por el cual se les identifica claramente como racistas. En efecto, ellos afirman que los nombramientos en el ejército de Kagame no se basan en un factor étnico, sino en los méritos y las habilidades de los galardonados. Esta afirmación también se ha corroborado en RDC, que por extensión es el laboratorio en donde se prueban las estrategias diseñadas por Kagame. Quienes seleccionan a los laureados, que también son seguidores de Kabila, defienden que este último defienden que este último se rodee de un cuerpo de seguridad compuesto por dos de los círculos etnoregionales más influyentes de la zona: los tutsi y los katangeses.

Así pues, de este silogismo se deduce que, dado que los altos directivos del ejército ruandés son casi todos tutsi, se puede concluir que los hutu no son ni merecedores ni competentes para llegar a ser altos directivos.

Información proveniente de DESC: hemos recibido información según la cual, durante los próximos despliegues en los servicios de seguridad congoleños, Kabila seguirá aumentando el número de oficiales tutsi (o aliados) y katangeses en posiciones estratégicas de responsabilidad. Los rumores de descontento son cada vez más comunes en el seno del ejército y le impiden adoptar medidas. Volveremos a esto en el momento oportuno. La rehabilitación del general Amisi Tango Four, que fue oficial del CCD-Goma, junto con el general Bisengimana (responsable de las matanzas de soldados congoleños en Kivu Sur) y otros oficiales tutsi que pertenecieron al CCD-Goma y al CNDP, y destacaron por su participación en las masacres de Kasai y el este de la RDC, ya están marcando los pasos a seguir.

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Violaciones recurrentes y evidentes a la soberanía de la RDC

En 1996 y 1998 el régimen del FPR invadió la RDC. Gracias a la intervención del CCD-Goma, el FPR ocupó una gran parte de este país, incluyendo Kivu Norte y Sur. Paul Kagame justificó dicha ocupación alegando razones de seguridad, «para evitar que los Interhamwe y las ex-FRD atacaran a Ruanda». Esta excusa ha sido desmentida en varios informes de las Naciones Unidas, la sociedad civil congoleña, los DESC (red de organizaciones de derechos humanos de las Américas, África y Asia que promueven los derechos económicos, sociales y culturales), el Servicio de Información para la Paz Internacional (IPIS, por sus siglas en inglés) y en las audiencias de la «Comisión de los Grandes Lagos» del Senado belga.

La peculiaridad de esta presencia ruandesa en la RDC es que va acompañada de masacres, deportaciones de la población civil y violaciones. El caso de las masacres de Beni que revelan el ADN criminal del régimen ruandés es muy significativo. La APR incluso crea falsos Interahamwe para justificar su presencia en el Congo. La periodista belga Colette Braeckman, después de haber viajado al este de la RDC, señaló «la sospecha, incluso más bien la certeza, de que los soldados ruandeses están introduciendo falsos Interahamwe en Kivu Sur para aterrorizar a la población y obligarlos a huir, además de utilizar estos ataques para justificar la sostenibilidad de la presencia de Ruanda en Kivu» [4].

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Red de población

El FPR ha establecido un régimen de seguridad sin precedentes en la historia reciente de África. Ha establecido una red completa en el territorio nacional: los soldados se encuentran dispersos en pequeños grupos en las colinas del país. Se dividen en miembros de la Defensa Local, una milicia armada responsable de supervisar a la población en grupos de diez familias. Además, se creó otra milicia, la «Intore» [F], para ayudar a los agentes de defensa locales a vigilar a la población, y esto sin mencionar la infiltración de agentes de inteligencia civil y militar en muchas áreas de la vida nacional. Por lo tanto, estas organizaciones observan a diario a los ciudadanos ruandeses sin permitirles ninguna libertad de movimiento. Incluso un simple civil debe identificar a su anfitrión a las autoridades a su llegada a una ciudad…

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DIM: Directorio de Inteligencia Militar, el formidable escuadrón de la muerte del régimen ruandés

Un grupo de asociaciones nos proporciona información detallada sobre esta institución. Para estas asociaciones, no es exagerado considerar que el DIM, la policía secreta, tiene mucho en común con la Gestapo nazi de la década de los cuarenta. Apenas se habla del DIM, pero su eficacia y su crueldad no requieren publicidad alguna. La organización es tan temida en el país que los ciudadanos tiemblan ante la mención de su nombre. La broma de un periodista exiliado en Bélgica dice mucho: «Si te encuentras con tres hombres en Ruanda, puedes estar seguro de que entre ellos hay dos soldados, un policía y un miembro del DIM». Esto prueba la omnipresencia de esta institución asesina.

Sus unidades, muy bien entrenadas y discretas, están operativas en todas partes. Se encuentran en Ruanda, en la RDC (el EMG [Estado Mayor General] de las FARDC, regiones militares, la DEMIAP [Detección Militar de Actividades Antipatrióticas], casas civiles y militares de la presidencia, la PNC [Policía Nacional Congoleña], la Agencia Nacional de Inteligencia [ANR, por sus siglas en francés] …), en Kenia, en Tanzania, en la mayoría de los países africanos, pero también en Europa y América. En 2020, las unidades especiales de Ruanda desplegadas en el este de la RDC, con la autorización del presidente Tshisekedi, están compuestas principalmente por miembros del DIM, según nos informa una fuente de inteligencia militar congoleña.

La sede central del DIM se encuentra en la cima de la colina Kimihura, sobre la carretera que va al aeropuerto de Kigali. Cualquiera que provoque al general del distrito tiene asegurado no salir con vida (situación similar a los centros de interrogación de la Gestapo).

Hay muchos relatos abrumadores sobre sus actividades criminales. El DIM se ha especializado en interrogatorios, los cuales todos acaban en ejecuciones que a menudo realizan reclutas jóvenes y fuertes para demostrar su audacia. Este es probablemente el destino que le esperaba al cantante Kizito Mihigo. (Prácticas similares también se han registrado en la RDC donde, en una de las mazmorras de la ANR, anteriormente dirigida por Kalev, había un joven sediento de sangre, miembro del escuadrón de la muerte, llamado «Satán»). Los agentes del DIM pasan regularmente por Occidente para silenciar las voces de protesta contra el régimen de Kagame y Bélgica es su base.

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Fuerzas de la Defensa Local (LDF, por sus siglas en inglés), la policía política local

La comuna en Ruanda se ha convertido en el bastión por excelencia de la inseguridad política. En el país de Kagame, cada comuna está atravesada por los «abakada» (personal directivo), la LDF y la Policía Comunitaria. La mayoría de estas milicias provenían de brigadas del FPR que se habían infiltrado en el país mucho antes de 1990. Se les había entrenado de forma militar e ideológica para constituir una fuerza de choque durante el ataque del FPR en 1994. Son al menos 50.000 personas armadas por las autoridades, repartidas por la población, sin mencionar otras categorías de civiles a quienes el FPR distribuyó armas después de un entrenamiento militar selectivo (estudiantes, empresarios y agentes estatales).

Para aquellos que quieran descifrar el sistema criminal y el modus operandi del régimen de Kagame y sus escuadrones de la muerte en la RDC, DESC recomienda especialmente leer este libro excepcional, ampliamente documentado con testimonios inéditos y conmovedores de personajes públicos.

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Una extensa reseña por Jean-Jacques Wondo Omanyundu.

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Para adquirir el libro Rwanda Vingt ans de pouvoir du FPR Quel Bilan, de Gaspard Musabyimana y Emmanuel Neretse, contacte con Les Editions Scribe, Rue de la Colonne, 54/4 – 1080 Bruselas: www.editions-scribes.com o a través del correo electrónico info@editions-scribe.com.

Se puede encontrar información adicional del régimen ruandés en nuestros libros:

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Notas del autor:

[1] http://desc-wondo.org/rd-congo-un-pays-encercle-milititaire-boniface-musavuli/.

[2] https://afrique.lalibre.be/46914/rwanda-le-chanteur-kiz ito-mihigo-assassine-en-prison/.

[3] Lea también http://desc-wondo.org/flash-remue-menage-au-sein-de-larmee-rwandaise-kagame-limoge-le-chef-detat-major-des-rdf/.

[4] Le Soir, 08/09/2000.

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Notas de la traducción:

[A] Zaire: la República Democrática del Congo se denominó Zaire entre 1970 y 1997.

[B] M23: grupo armado que actúa en la República Democrática del Congo y que ha recibido en el territorio de dicho país armas y material conexo, así como asesoramiento, capacitación y asistencia en relación con actividades militares.

[C] Movimientos Mai-Mai como el Pareco: movimientos de las milicias progubernamentales Mai Mai del Partido de la Resistencia Congoleña (Mai Mai-PARECO-FAP).

[D] Tutsi: grupo étnico que ocupaba el más alto estrato en el sistema social.

[E] Hutu: grupo étnico que ocupaba el lugar más bajo en el sistema social.

[F] Derivado del verbo gutora (elegir), el nombre de intore se refería antiguamente a los guerreros y bailarines del mwami (rey de Ruanda).

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Fuente: Jean-Jacques Wondo Omanyundu (24 de 
febrero de 2020). «The true face of the RPF, 
Kagame’s “Army Without Borders” 
Jean-Jacques Wondo», en DESC-WONDO.

Traducido por Mounia Benaouda Benouda, Rebeca 
Garbín Álvarez y Alazne Pérez Parrón para Umoya.

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