Zona de libre comercio continental africana: ¿Qué panafricanismo? (parte 1/3)

(CC – Flickr GovernmentZA)

El 21 de marzo de 2018, es decir,  cinco años después de haber celebrado el medio siglo de existencia de la Organización de la Unidad Africana (OUA) / unión Africana (UA) – considerado en la neolengua de la UA como ” cincuenta años de éxito ” [1]-, 44 de los 55 Estados miembro de la UA han firmado en  Kigali el Acuerdo sobre la creación de la Zona de libre cambio continental africana (ZLECAf), es decir,  la creación de un ” mercado único para las mercancías y los servicios facilitado por la circulación de las personas […], un mercado liberalizado para las mercancías y servicios “, según el texto del susodicho Acuerdo.

Publicamos aquí la primera de las tres partes de este análisis dedicado a la ZLECAf. Se abordarán sus orígenes, sus características y sus beneficiarios.

Supresión de los aranceles aduaneros que está llamada a impulsar el comercio intra-africano situado alrededor del 12 % – 15 % de los intercambios de África, bastante inferior a los intercambios internos de otros continentes (lo que hace de África la región más abierta al comercio mundial). En caso de ratificación, por 22 Estados [2], de la ZLECAf en los plazos – finales de 2018 – principios de 2019-, el comercio intra-africano se supone que sobrepasará el 50 % en 2022. Se trata de una etapa superior en el proceso de integración africana, antes de desembocar  en la Comunidad Económica Africana (CEA), objetivo del programa de la UA para el medio siglo siguiente, titulado Agenda 2063- El África que queremos. Es decir ” África integrada, próspera y pacífica, dirigida por sus propios ciudadanos y representando una fuerza dinámica en  la escena mundial[3]  “.

Proyecto que se basa en un supuesto dinamismo económico (capitalista) de África, expresado por la tasa de crecimiento medio de su PIB, situado, desde la primera década del siglo 21  por encima de la media mundial, haciendo de África la segunda región locomotora, después de Asia, del crecimiento mundial [4]. Así, ciertas voces africanas e incluso extra africanas, no dejan de considerar este siglo como el de África. Afro-optimismo que parece  estar en correlación con un renacimiento o una renovación del discurso panafricanista fuera de los muros de la UA, en el seno de la inteligencia africana, en el empresariado africano. De creer a los que alaban el supuesto dinamismo económico africano, no habría incompatibilidad entre el ideal panafricanista de emancipación de los pueblos africanos y el arraigamiento de la supuesta dinámica económica africana en la neoliberalización de la mundialización capitalista – en acentuación, a pesar de todo-,  de esta suerte de encarrilamiento, desde hace cuatro décadas, de la economía capitalista sobre sus verdaderos raíles.

Sin embargo, sobre éstos, el tren de esta integración africana corre  el riesgo de no tener por término otra estación que la de la emancipación de los pueblos africanos. Este proceso panafricanista parece una promesa de repetición histórica, de una mitad de siglo a la otra.

La OUA contra el proyecto de comunidad económica africana

La idea de un mercado único africano, de una comunidad económica africana no es una novedad. Incluso está bastante ligada a la del panafricanismo oficialmente controvertido […] al principio de los años 1960.  Así, en vísperas del nacimiento de la OUA, uno de los principales protagonistas del debate, el presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, había insistido en la dimensión económica de la unidad o la unión africana en gestación, pero eludiendo la cuestión de las clases sociales, el antagonismo de sus intereses, etc., y apostando por el principio de la “personalidad africana” así como sobre el espíritu de Bandong para hacer adherirse a sus compañeros Jefes de Estado – en gran parte cómodamente instalados en los engranajes del neocolonialismo – al proyecto de una unidad y solidaridad económica de los Estados africanos, incluso en el interés de los pueblos africanos. Era, según él, una condición para la conservación de la independencia política, recientemente adquirida por la gran mayoría de la treintena de Estados africanos de entonces, y para la descolonización de las entidades que permanecían bajo el yugo colonial.  “Un Mercado común africano, en interés  solo de los africanos, sería mucho más adecuado para ayudar a los Estados de África. Presupone una política común de comercio exterior e interior, y debe salvaguardar nuestro derecho a comerciar con quién queramos ” afirmaba [5]. Nkrumah proponía incluso: “ la puesta en común de nuestras inversiones actualmente distintas, y que conciernen a proyectos nacionales semejantes entre ellos, aprovecharía más al desarrollo mutuo. De hecho, la unificación total de la economía africana a escala continental es el único medio que tendrían los Estados africanos de alcanzar un nivel que se parezca al de los países industrializados ” (África debe unirse).Esta unión económica, reiteraba  Nkrumah algún tiempo después ante sus compañeros reunidos en Addis Abeba para el nacimiento de la OUA, debería acompañarse, entre otras cosas, de una moneda única africana, de un banco central africano, etc., exigiendo una estructura política confederal africana.

Pero, era sin contar con el indefectible apego de la casi totalidad de los jefes de estado africanos a la independencia balcanizada [6]-a menudo enmascarada por el recuerdo de un muy vago gradualismo – La intangibilidad de las fronteras heredadas de la colonización estando, en  esta ocasión, erigida en principio. Era subestimar su preferencia a ” dejarse devolver al redil de sus antiguos dueños coloniales ” (Nkrumah, discurso en la creación de la OUA) bajo forma de instituciones de “cooperación” puestas en marcha con la metrópoli colonial durante la descolonización, para la dominación neocolonial.

Así, aun cuando la idea del mercado común africano había parecido compartida más allá del puñado de los Estados entonces llamados progresistas, la Carta de la OUA, con el objetivo, entre otros , de ” coordinar e intensificar su cooperación y sus esfuerzos para ofrecer mejores condiciones de existencia a los pueblos de África “, solo había mantenido que los ” Estados miembro coordinarán y armonizarán sus políticas generales, en particular en los dominios siguientes: a) política y diplomacia;b) economía, transportes y comunicaciones “. La unidad finalmente obtenida por los supuestos ” padres fundadores ” del panafricanismo (aquel posterior a la emergencia masiva de Estados africanos) estaba reducida esencialmente a la concertación y la consulta. De hecho, a pesar de la existencia como consecuencia de ciertas instituciones subregionales (Unión aduanera y económica de África central, Comunidad de África oriental), la creación de la OUA principalmente se había dedicado a la construcción de los Estados-nación africanos, dependientes, por regla general, del capitalismo central o neocoloniales / neocolonizados.

Del Plan de acción de Lagos a la ZLECAf

 Una década más tarde, confrontados, en el transcurso de la década 1970, a la persistencia del subdesarrollo, al ” desarrollo del subdesarrollo “, estos Estados africanos, después de haber, en vano, participado con otros de la llamada América latina y de Asia (de los que una cuarentena lo constituyen los países ACP habiendo establecido con la CEE la llamada convención Lomé I en 1975, una extensión de la Convención euroafricana de Yaoundé II), al alegato en la ONU, de 1973 a 1976, en favor de un Nuevo orden económico internacional, han acabado por reencontrar el camino del proyecto panafricanista. Cuya formulación es el Plan de acción de Lagos para el desarrollo económico de África 1980-2000, adoptado por la segunda sesión extraordinaria de la Conferencia de los Jefes de Estado y de gobierno de la OUA (Lagos,  28-29 de abril de 1980). Ésta, habiendo comprobado el fracaso de las “ estrategias globales de desarrollo “, la incapacidad de los Estados africanos ” de alcanzar la menor tasa significativa de crecimiento [7] o un nivel satisfactorio de bienestar general en el transcurso de estos veinte últimos años “, incluso la explotación de África por ” fuerzas extranjeras neocolonialistas que buscan influir en las políticas y los principios directores de los Estados africanos “, afirmaba el compromiso a ” promover el desarrollo económico y social y la integración de nuestras economías con vistas a aumentar la autodependencia y favorecer un desarrollo endógeno y automantenido “, antes de llevar a cabo” el establecimiento ulterior de un mercado común africano, preludio  de una Comunidad Económica Africana”.

El Plan de Acción de Lagos y el Tratado de Abuja siendo, durante los años 1990, las principales referencias del nacionalismo económico africano denunciando superficialmente el neocolonialismo del ajuste estructural neoliberal .

Pero esta suerte de regreso a la idea rechazada en el nacimiento de la OUA no llegaba en absoluto en el momento propicio. Pues, el fracaso del “desarrollo”, destacado con toda la  razón pero olvidando indicar la parte de responsabilidad de los gestores de los Estados africanos (el despilfarro como factor de acumulación primitiva del capital privado, etc.), va a desembocar entre otras cosas, en un desfile a partir de la década 1980 [8], de casi todos los Estados africanos sobreendeudados, bajo las horcas caudinas de las instituciones de Bretton Woods, organizadoras de los programas de ajuste estructural neoliberal, del ” consenso de Washington “. En la práctica, se trata de una reorganización de la dependencia de los Estados / economías africanas – asiáticas y “latino” – americanas – con respecto a las potencias capitalistas tradicionales, en el marco de una reestructuración neoliberal de la mundialización capitalista, acentuada la década siguiente por la destrucción del Muro de Berlín simbolizando el fin del llamado bloque comunista. Actualizada de la dependencia más que “autodependencia”, integración a la fase neoliberal de la mundialización más que una integración de las economías africanas llamada a ” favorecer un desarrollo endógeno y auto mantenido “, la creación de una Comunidad económica africana (de naturaleza capitalista, por cierto). Neoliberalización del neocolonialismo resucitado con un control más fuerte de los transnacionales, principalmente de origen occidental, sobre la llamada economía  africana, para, entre otras cosas, la desposesión de los Estados de sus empresas llamadas estratégicas. También sacaron provecho una minoría de capitalistas autóctonos, a menudo ligados incluso a los dirigentes de los Estados africanos. Mientras que para las clases populares, incluidas las capas inferiores de las “clases medias [9]”, esto ha sido un empobrecimiento, un agravamiento de la pobreza, la caída en la ” extrema pobreza “, en argot de la ONU.

Siguiendo a esta dinámica de ajuste estructural neoliberal, el Plan de acción de Lagos – todavía influenciado por un cierto espíritu capitalista ortodoxo – ha sido reemplazado en junio de 1991 por el Tratado que instituye la Comunidad económica africana, firmado en Abuja (entonces la nueva capital nigeriana) por 51 Estados de la OUA. El llamado Tratado de Abuja que todavía se refería al Plan de acción de Lagos, como ” la integración de las economías africanas con vistas a aumentar la autosuficiencia económica y favorecer un desarrollo endógeno y auto mantenido, ” no estigmatizaba la existencia de las ” sociedades mercantiles de Estado “, consideradas entre las actrices de los intercambios intra-africanos. Tratado que incluso había establecido el calendario de la transición hacia la susodicha Comunidad, repartida en treinta y cuatro años máximo (prevista para 2025), y dividida en seis etapas. La puesta en marcha en 10 años máximo de las zonas de libre cambio en las comunidades económicas regionales (CER) – en África austral, África central, África del Este, África del Norte, África del oeste – siendo la tercera etapa.

Sin embargo, aunque inscrito en el paradigma capitalista, todavía no se trataba, para los Estados – confrontados con la imposición del pretendido Consenso de Washington propagado por las instituciones de Bretton Woods – así como para la tecnocracia de la OUA, de una alineación pura y simple en la neoliberalización de la mundialización capitalista, la reestructuración de la dominación imperialista. Por ejemplo, la Comisión económica de la ONU para África, en una evaluación de la puesta en marcha del susodicho tratado, había destacado esta contradicción que concernía a la fijación de una tasa de participación de los capitales nacionales (del 30 al 51 % según los CER) a todas las empresas industriales en ciertas comunidades regionales: “ No se puede querer atraer masivamente las inversiones extranjeras y al mismo tiempo crear un mercado regional que virtualmente les sea cerrado. Visiblemente, sobre esta cuestión, la inmensa mayoría de las comunidades regionales no se han adaptado al nuevo espacio económico neoliberal que se pone en marcha en los Estados africanos ” [10]. Lo que destacaba como una cierta voluntad  de limitar, en nombre de un supuesto nacionalismo o panafricanismo, la influencia de los transnacionales en las economías de África, y de favorecer así el desarrollo del capital africano o de las fracciones africanas de la clase capitalista, las pretendidas burguesías nacionales – a las que pertenecían o aspiraban dirigentes políticos así como sus allegados. Sin preocuparse realmente de la agravación de la pobreza en las clases populares durante las décadas 1980-1990. El Plan de acción de Lagos y el Tratado de Abuja siendo, durante los años 1990, las principales referencias del nacionalismo económico africano denuncian superficialmente el neocolonialismo del ajuste estructural neoliberal.

Es diez años después de la adopción del Tratado de Abuja, durante la transformación de la OUA en UA 2000-2002, cuando la organización panafricana de los Estados se ha puesto a asumir públicamente una orientación neoliberal adoptando, en 2001, la Nueva colaboración para el desarrollo de África (NEPAD, su acrónimo en inglés) – elaborado bajo la dirección de los presidentes senegales Abdoulaye Wade, sudafricano Thabo Mbeki, argelino Abdel Aziz Bouteflika y nigeriano Olusegun Obasanjo. Un programa de desarrollo que se vanagloria de estar concebido como “ por los africanos y para los africanos “, pero que, por ejemplo, el alter mundialista nigeriano Moussa Tchangari había, con razón, apodado el ” caftán africano del neoliberalismo ” (2002), a causa de la conformidad de su espíritu con el de la política de las instituciones de Bretton Woods y consortes. Pero, es sobre todo este NEPAD (entre su adopción y la concepción de la ZLECAf, ha sido erigido en agencia de la UA) que del Tratado de Abuja que se reivindica el nuevo proyecto panafricanista de la UA, La Agenda 2063.El  África que queremos cuya eventual entrada en vigor de la ZLECAf es una etapa decisiva. Es en la dinámica de asunción de esta opción neoliberal del panafricanismo en la que se inscribe el entusiasmo experimentado por jefes de Estado como el Nigeriano Mahamadou Issoufou (encargado de la coordinación del proceso de negociación del acuerdo de la ZLECAf), el Ruandés Paul Kagame (presidente en ejercicio de la UA durante el sometimiento del susodicho acuerdo a la firma) [11], por los tecnócratas de la Unión Africana y por la casi totalidad de los medios de comunicación panafricanos, dando prueba de una ceguera con respecto a su dimensión neocolonial práctica.

La ZLECAf: un mega acuerdo librecambista bastante ordinario

Contrariamente a la afirmación según la cual con la creación de la ZLECAf “ los africanos inventan un arma comercial para resistir a las potencias que los explotan ” [12], no se trata de una originalidad, sino de una versión africana de los acuerdos de librecambio regionales llamados mega acuerdos librecambistas, actualmente de moda, ya firmados o en curso de negociación. Incluso rechazado, pensando en el proyecto de la Zona de libre cambio de  las Américas (del Norte, del Centro y del Sur) abandonado en 2004, para gran disgusto de los Estados Unidos de América, después de una década de negociación. La ZLECAf, este ” mercado ampliado y protegido para las mercancías y los servicios de los Estados partes gracias a una infraestructura adecuada y  a la reducción o a la eliminación de las barreras tarifarias y a la eliminación de las barreras no tarifarias al comercio y a la inversión ” (Preámbulo del Acuerdo para la creación de susodicha zona), tiene como referencia (con el Acto constitutivo de la UA y el Tratado de Abuja) el Acuerdo de Marrakech que ha creado la Organización mundial del comercio (OMC), la organización encargada, de hecho, de instaurar el librecambio a escala mundial. Podemos así, en última instancia, considerar la ZLECAf, según los mismos términos de esta economista malgache que ha participado en su elaboración, como ” un instrumento poderoso para implicarse mejor en el nuevo orden económico mundial ” [13]. El orden económico en cuestión es aquel de la neoliberalización de la mundialización capitalista cuyo pilotaje está asegurado por las potencias económicas tradicionales- algunas en lo sucesivo con una participación de China convertida en la segunda economía (capitalista) mundial. Mundialización que se caracteriza en su fase neoliberal por, entre otras cosas, el culto del librecambio de las mercancías. Siendo el estatuto de  mercancía aquel al que debería ser reducida la integridad de la realidad, la totalidad (la globalización mercantil) – a la exclusión de los capitalistas que son los principales beneficiarios y teniendo en todas partes a los gobernantes a sueldo.

A causa de esta afiliación asumida, la ZLECAf es una promesa de producción, generalmente, con  los mismos efectos que las prácticas del proceso librecambista en otro lugar. Lo que lo expone, en previsión, a las críticas generalmente hechas a esta ola librecambista. Así es de la crítica del discurso que lo acompaña, según el cual el librecambio sería el factor del desarrollo de las potencias capitalistas, y por consiguiente, inevitablemente un factor de “goteo” de la riqueza producida (por los explotados), de las clases dominantes hasta los pobres. En este caso, la ZLECAf está considerada como una de las necesidades antes de contribuir a la aspiración de la Agenda 2063(de la UA) a eliminar ” todas las formas de ilegalidad, de explotación, de marginación y de discriminación sistemáticas”. Mientras que, sin dejarse encerrar en el debate intra-capitalista entre partidarios del proteccionismo y aquellas/aquellos del librecambio, este relato pro librecambio no puede ser ilustrado por la ascensión de alguna potencia capitalista tradicional, de Inglaterra a Japón, pasando por los Estados Unidos de América, porque todas, en principio han practicado el proteccionismo, durante mucho tiempo, incluso en sus colonias. Ni por aquellas potencias capitalistas actualmente llamadas emergentes. A ejemplo de la primera de ellas, China (no habiendo constituido todavía una zona de libre cambio con sus socios de los BRICS), a la cual todavía ha sido reprochada, en el transcurso de este año 2018, una protección de algunos segmentos de su economía, incluso si desde la intervención de su presidente, Xi Ping, en Davos (2017), ella se proclama – contra una atronadora protección de algunos sectores del mercado de los Estados Unidos de América por la administración de Donald Trump – en la vanguardia del librecambio mundial.

Una minoría de ganadores y muchos perdedores

No se encuentra tan ilustrado históricamente un librecambio que atenuaría las desigualdades entre el país practicante, a ejemplo de la discrepancia  entre economías capitalistas desarrolladas y economías capitalistas subdesarrolladas, mucho tiempo llamado Norte-Sur. Ha sido demostrado, prueba es constantemente  hecha que sobre todo con el librecambio ” el comercio, es la guerra “, según la demostración hecha recientemente por el economista y activista ugandés Yash Tandon, refiriéndose a la historia, pasada y en curso [14]. Una guerra en la que los ganadores son, en general, siempre los mismos: las economías capitalistas ya más dinámicas, que, por otro lado, a menudo han sido la iniciativa de la ola actual de los proyectos de acuerdo de librecambio. Así, es la institución de la ONU experta en la materia y que se ha implicado en la elaboración de la ZLECAf, la CNUCED,  que, como para templar la propaganda que acompaña a la ola librecambista , había llamado la atención sobre ” la erosión continua del margen de acción de los Países en desarrollo” producida por los acuerdos comerciales regionales (ACR) y bilaterales en proliferación, sobre todo en los llamados países  “menos avanzados” (PMA) o “pobres [15]“. África es la región del mundo campeona de los PMA: 33 de los 47, es decir mucho más de la mitad de los 55 Estados de la UA.

Sin embargo, hasta en el seno de las economías consideradas como las más dinámicas, hay ganadores y perdedores en el librecambio. Los Estados miembros supuestos a negociar teniendo como base las ventajas competitivas de sus economías respectivas, los acuerdos reflejan también las desigualdades entre sectores en el seno de las economías nacionales, en materia de competitividad internacional. Tanto peor entonces para algunos sectores económicos locales que hay que sacrificar, en general en provecho de los transnacionales de origen local [16] así como para las clases populares.

Así, más que ser factor de un “goteo” de la riqueza producida (no por aquellas y aquellos que la acaparan), el crecimiento del librecambio se muestra como el de la (re) producción, de la agravación de las desigualdades, del empobrecimiento [17]. Lo que no impide, sobre todo en este período de neolengua neoliberal, que sean mencionados en algunos acuerdos algunos pasos o formulas  tapadera prometiendo lo contrario [18].Desde hace algunos años, las mujeres o el género ” [19], los jóvenes y la extrema pobreza están en el centro de una supuesta atención para la justicia social, por parte de todas estas instituciones internacionales diversamente sometidas a los señores de este mundo capitalista, profundamente no igualitario, falocratico.Aparente atención para la justicia social que algunos han llamado el ” social neoliberalismo “, expresión de una ” heterodoxia neoliberal ” [20].

En el texto de la ZLECAf, la cuestión es  “ promover y realizar el desarrollo socioeconómico inclusivo y sostenible, la igualdad de los géneros “, y el Protocolo sobre el comercio de los servicios explica mejor el panafricanismo hablando de “la mejora del bienestar económico y social, del conjunto de la población africana ” – o dicho de otra forma el ” conjunto de la población africana ” ya está en un “bienestar” al que hay que aportar un plus [21].

Mientras que una voluntad auténtica de inclusión se explicaría ya de otro modo que por la opacidad en la que se desarrollan de modo general la elaboración, las negociaciones de estos acuerdos de librecambio. Excluyendo antes no sólo la “sociedad civil”, los movimientos sociales, incluso los parlamentos, incluido en los llamados Estados de larga tradición de democracia representativa [22]. Lo que puede ser considerado como una semiconfesión, una expresión de la clara conciencia de los objetivos no democráticos, factores de desigualdades y de injusticias [23], proyectos en negociación. Regla informal a la que no ha derogado la elaboración de la ZLECAf. Mientras que en la Agenda 2063 se afirma el compromiso a “ poner el énfasis en la movilización de las poblaciones y su apropiación de los programas del continente ” – una fórmula que da a entender que los programas descenderán de la burocracia panafricana a los pueblos, más bien que un panafricanismo por abajo, a partir de los proyectos de los pueblos, diversamente organizados, y realmente debatidos-, según la rama africana del Third World Network (esperando, aparentemente, contribuir a la elaboración de un acuerdo de librecambio panafricano justo, bajo la dirección de la Unión Africana, en el marco capitalista , neoliberal o no),”Hay poco espacio en las estructuras involucradas con el CFTA para la participación por grupos de sociedad civiles o el sector privado. Las únicas posibilidades hasta ahora parecen ser consultas episódicas con estos grupos fuera de cualquiera de las estructuras de negociación” [24]. Lo que está muy por debajo del susodicho compromiso de la Agenda 2063 sobre ” la apropiación ” por las poblaciones de los programas que le harán descender la Unión Africana. Es en vano que una red panafricana de organizaciones de la sociedad civil había pedido ” Que se cree un espacio  a nivel nacional, regional y continental para los ciudadanos africanos y los grupos socioeconómicos que son los trabajadores, los agricultores, los productores, las empresas, la sociedad civil, el sector privado etc., para una participación efectiva en un proceso democrático y transparente […]Qué toda información ligada a la ZLEC y al proceso de negociación y de puesta en ejecución esté disponible a tiempo de tal modo que los ciudadanos puedan incluir sus contribuciones a nivel nacional, regional y continental [25] “. Porque a falta de un proceso democrático – incluso no haciendo partir de la base de las poblaciones africanas, diversamente organizadas, un proyecto de tal amplitud-, una de las condiciones mínimas de la “democracia”, era sin embargo la puesta a  disposición de los ciudadanos  de una información plural sobre el susodicho proyecto, factor de debates permitiendo la apropiación, incluso previo a una consulta referendaria.

Pero, la actitud del Foro de Negociación de la ZLECAf sólo es lógica, en atención el tratamiento mediocre reservado para la democracia mínima por un gran número de los Estados (más allá de los de África central) de la UA; las instituciones de éste estando, por regla general, dirigidas por antiguos actores / actrices y miembros de la clientela de estos Estados,  portadores de una cultura política profundamente hostil a la democracia, comprendida como participación popular en la elaboración de las reglas del funcionamiento de la ciudad,  el control de su ejecución y en su mejora. Así en Senegal, a menudo presentado como uno de los escaparates de la democracia en África, ” La mayoría aplastante, el 99,999 % de la población no está enterada de estos objetivos sobre la ZLEC. Incluso los intelectuales no están enterados “, afirmaba Ndongo Samba Sylla, a algunos días de la cumbre de Kigali [26].

 Jean Nanga  (militante del CADTM en África, colabora regularmente en la revista Inprecor)

Fuente: http://www.cadtm.org/Zone-de-libre-echange-continentale-africaine-Quel-panafricanisme-Partie-1-3 

[1] Unión Africana, Cincuenta años de éxito: la voz de África de 1963 a 2013 (contrariamente a lo que puede dar a entender el título, no se trata de un libro balance del medio siglo sino de una recopilación de los discursos pronunciados durante la creación de la OUA y con ocasión de su quincuagésimo aniversario). Como en la novela de Jorge Orwell, 1984, se afirma que ” La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza “, la Unión Africana afirma en cierto modo que el fracaso es el éxito.

 [2] seis meses más tarde, hay sólo seis Estados que lo han ratificado: eSwatini (exSwazilandia), Ghana, Kenia, Níger, Ruanda, Chad.

[3] Comisión de la Unión Africana, Agenda 2063.El África que queremos, edición final, versión popular, Addis Abeba, abril de 2015.

[4] Cf., por ejemplo, J. Nanga, ” África subsahariana y sus crecimientos (del PIB, de la burguesía y de las desigualdades) “, Inprecor, n ° 592-593, marzo-abril-mayo de 2013, p. 37-45.

[5]  Kwame Nkrumah, África debe unirse, cap. XVII: la integración económica y política: las necesidades de África, 1963(traducción francesa, 1964).

 [6] En el imperio colonial francés, la balcanización es efectiva con el estallido de las federaciones de África ecuatorial francesa (AEF) y de África occidental francesa (AOF), como consecuencia del referéndum de septiembre de 1958 sobre la Comunidad que ha instituido los territorios del AEF y el AOF (excepción hecha de  Guinea que ha escogido la independencia) en las repúblicas / gobiernos autónomos miembros de la Comunidad presidida por el jefe de Estado de Francia metropolitana.

[7] Hay que señalar con la intención de los adeptos de la ideología del crecimiento que ” en el transcurso de los veinte años entre 1960 y 1980, la tasa media de crecimiento de todo el continente no sobrepasó el 4,8 %, cifra que esconde realidades diferentes yendo de una tasa de crecimiento del 7 % para los países exportadores de petróleo al 2,9 % para los países  menos desarrollados “ (Organización de la Unidad Africana, Plan de acción de Lagos para el desarrollo económico de África 1980-2000, Ginebra, Instituto internacional de los estudios sociales, 1981, p. 5-9). Lo que no está alejado del 5 % durante una buena parte de las dos primeras décadas del siglo 21.

[8] Es Senegal el que ha abierto la vía en 1979. Es por otra parte su presidente, Léopold Sédar Senghor, el que ha presidido los trabajos de la Conferencia de Lagos. Va a dimitir de la presidencia de Senegal a finales de este año 1980, por ” razones de salud”

 [9] Concerniente a un supuesto crecimiento fuerte de las clases medias en África, producido por la neoliberalización, cf. por ejemplo, por J. Nanga, “¿ Que boom de las clases medias en África? “, diciembre de 1994, www.cadtm.org/Quel-boom-des-classes-moyennes-en.

[10] Comisión económica para África, Puesta en marcha del Tratado de Abuja que instituye la Comunidad económica africana: progresos cumplidos y perspectivas, Addis Abeba 21 de marzo de 1995, p. 7.

[11] El Frente patriótico ruandés dirigido por Paul Kagame es propietario del holding Crystal Ventures Ltd, el primer empleador privado en Ruanda, teniendo también inversiones en todo el mundo.

 [12] Carlos Lopes (propósitos recogidos por Daniel Bernard), ” ZLEC: los africanos inventan un arma comercial para resistir a las potencias que los explotan “, La Nueva revista literaria, 2 de mayo de 2018, https: // www.nouveau-magazine-litteraire.com/idees/omc-africains-inventent-arme-commerciale- resister-puissances-exploitent-lopes.

[13] Milasoa Chérel-Robson (entrevistada por Aminatou Ahne), ” La Economista Milasoa Cherel-Robson, sobre la Zona de Libre-Cambio Continental Africano: ” es un instrumento poderoso para implicarse mejor en el nuevo orden económico mundial “, Actusen,  26 de mayo de 2018, https://actusen.sn/leconomiste-milasoa-cherel-robson-sur-sa-zone-de-libre- echange-continentale-africaine-elle-est-un-puissant-instrument-pour-mieux-simplique-dans-le-nouvel-ordre-economiq/.Se ha precisado que esta economista malgache ” ha sido Jefa interinamente de la oficina regional de la Cnuced, con base en Addis Abeba durante los últimos meses de negociaciones del Acuerdo de establecimiento de la Zona de libre cambio continental africana (Zleca). En este marco, ha coordinado las contribuciones técnicas de la organización de la ONU cerca de la Comisión de la Unión Africana y de los países miembros sobre  diversas partes del Acuerdo que se ha firmado”.

 [14]  Yash Tandon, El comercio, es la guerra, PubliCetim N ° 39, Ginebra, CETIM, 2015 (traducido del inglés por Julie Duchatel).

[15] CNUCED, Informe sobre el comercio y el desarrollo, 2014. Aperçu, Ginebra, agosto de 2014, p. 18-19.

[16] RT, ” Acuerdo de librecambio con Mercosur: la cosa esta que arde entre campesinos e industriales suizos “, 30 de marzo de 2018, https: // www.bilaterals.org /. /? accord-de-libre-echange-avec-le.

[17] Cf., por ejemplo, el conjunto del número de la revista Alternativas Sur (Volumen 24-2017/3) dedicado a los ” Acuerdos de librecambio. 50 matices de mercado. Puntos de vista del Sur “, Louvain-la-Neuve / París, Cetri / Syllepse; Eduardo C. Tadem, ” 50th year after: Asean ignora de nuevo a la sociedad civil ” (diciembre de 2017), Europa Solidaria Sin Fronteras, 20 de julio de 2018, http: // www.europe-solidaire.org / spip.php? article45322; Rochelle Porras, Otto de Vries, Mega-FTAs and its implicaciones on Asian Workers, Asia Pacific Research Network, http: // aprnet.org; Filipinas, 2018.

[18] Cf., por ejemplo, Preámbulo del Anteproyecto de Acuerdo de la Zona de libre cambio de las Américas, 21 de noviembre de 2013, http: // www.ftaa-alca.org/ftaadraft03/ChapterI_ f.asp

 [19] Concerniente al librecambio y el género, cf., por ejemplo, Graciela Rodríguez, ” Impactos del librecambio sobre las mujeres en un mundo globalizado “, en Alternativas Sur, Vol. 24-2017/3, p. 147-165. Hakima Abbas y Amina Mama hablan de ” una ironía perturbadora en el repentino “descubrimiento” de mujeres africanas por el AU, corporaciones de multinacionales y agencias de desarrollo “,” Feminismo y panafricanismo”, editorial del número 19 de Feminist África, Pan-Africanism and Feminism, septiembre de 2014, (p. 1-6), www.agi.ac.za / journals.

[20] José Francisco Puello-Socarrás y María Angélica Gunturiz, ” ¿Social – neoliberalismo? Organismos multilaterales, crisis global y programas de transferencia monetaria condicionada”, Política y Cultura, otoño de 2013, n ° 40, p. 29-54.

[21] Se trata de una muletilla de los dominantes·, con el mismo título que la expresión ” querer un mundo más justo “ que sobreentiende que éste ya es justo. Su uso  es bastante corriente entre los anticapitalistas.

[22] Philippe Desfilhes y Elisabeth Schneiter, ” Trueno en Estrasburgo: el voto sobre el TAFTA se pospone “, Reporterre, 10 de junio de 2015, https://reporterre.net/Coup-de-tonnerre-a-Strasbourg-le-vote-sur-le-TAFTA-est-reporte; Sophie Chapelle, ” Tratado transpacífico: 100 000 dólares de recompensa para revelar el contenido “, Basta! 4 de junio de 2015, http://www.bastamag.net/Traite-transpacifique-100-000-dollars-de-recompense-pour-en-reveler-le-contenu. La última denuncia hasta ahora de la opacidad de las negociaciones de librecambio es la de la Colaboración económica regional detallada (RECP, de los Estados de Asia Pacífico): ” Movimientos asiáticos sociales rechazan un trato de comercio de RCEP, “, bilaterals.org, 20 de julio de 2018, http: // www.europe-solidaire.org / spip.php? Article45497.

[23] Grano, Nuevos acuerdos de librecambio: la normalización de la brutalidad de las cadenas de suministro mundiales, septiembre de 2017, https: // www.grain.org

[24] ” Rápido avance hacia CFTA “, editorial de la revista de la red TWNAfrica, African Agenda, Volumen 19, N ° 2, 2016, disponible en www.twnafrica.org, p. 4. Esta red organizó del 12 al 14 de junio 2018, en Ghana, una consulta africana ancha y plural sobre la ZLECAf, cf. ” AfCFTA – decisiones precipitadas e incoherencias “(resumen de  las conclusiones de la consulta), African Agenda, Vol. 21, N ° 2, 2018, p. 11-13.

[25] ” Declaración de la sociedad civil africana previa a la Semana del comercio africano sobre la Zona de libre cambio continental “, Addis Abeba, 26-27 de noviembre de 2016. Cf. También, Guy Marius Sagna (coordinador de la Coalición nacional ” No a los Acuerdos de Colaboración Económica “, Senegal), ” Carta abierta al ministro senegalés de Comercio “, 28 de febrero de 2017, http://www.bilaterals.org/./?lettre-ouverte-au-ministre.

[26] Ndongo Samba Sylla (economista, encargado de programas y de la búsqueda en la Fundación Rosa Luxemburg, África del oeste), ” Entrevista de Ndongo Samba Sylla “, bilaterals.org, 7 de marzo de 2018, https://www.bilaterals.org/./?interview-de-ndongo-samba-sylla. El presidente de la National Association of Nigerian Traders (NANTS), Ken Ukohoa, ha hecho una estimación similar:” Ante todo, estoy seguro de que el 99 por ciento de los 180 millones de personas de Nigeria no son conscientes de este acuerdo. “La misma población no puede ser consciente del contenido del acuerdo. Esto es el acuerdo que mencionará su sustento y sus vidas sobre bases diarias, ” dijo él citado por Cecilia Ologunagba, « AfCFTA: association advises FG on awareness creation, consultation », Vanguard News mach 2018, https://www.vanguardngr.com/2018/03/afcfta-association-advises-fg-awareness-creation-consultation/.

 

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