Perspectiva desde África: Las cosas claras, y el arroz rojo

Comentario de Nanjala Nyabola sobre el fluctuante y, a menudo, inasequible precio de los alimentos básicos locales en Madagascar.

El famoso Índice Big Mac de The Economist se ideó para valorar cuál debería ser el tipo de cambio entre dos divisas. Si un Big Mac cuesta un dólar en los EUA y tres coronas en Suecia (una diferencia de un tercio) pero el tipo de cambio actual es del 50 por ciento, eso significa que el dólar estadounidense está sobrevalorado.

Sean cuales sean sus méritos, la popularidad de este índice nos demuestra que la comida (y, más concretamente, el dinero que la gente gasta en comida) nos puede decir mucho sobre la sociedad. Madagascar, donde estuve en enero, y su relación con el arroz constituyen un magnífico ejemplo de cómo el precio de un alimento básico puede reflejar la historia de una nación.

Se dice que existen más de 40 000 variedades de arroz, y cada continente y subcontinente tiene su propia variedad adaptada a su entorno. En los mercados de Madagascar se pueden encontrar tres variedades generales: las especies de oryza importadas de Tailandia e Indonesia, las especies de oryza locales y el arroz rojo local, conocido como vary gasy.

No debemos confundir el arroz rojo con el arroz integral. Se descascarilla y se muele de forma similar al arroz blanco, pero el color rojo de este viene del pigmento antocianina. A diferencia del arroz blanco, el rojo tiene un rico sabor a fruto seco, lo que implica que no va bien con todo y se suele tener que servir con mantequilla o ghee para suavizar su sabor natural.

El arroz es un alimento básico en Madagascar, una isla que tiene una cultura singular con influencia indígena, africana y asiática a partes iguales. La mayoría de malgaches comen arroz tres veces al día, a menudo acompañado solo por agua, lo que hace de Madagascar un excelente mercado para las exportaciones de arroz de Asia.

No obstante, el arroz blanco carece de las partes nutricionales del germen y el producto restante es al menos 90 por ciento carbohidratos. Esto explica, en parte, las alarmantes cifras de malnutrición de Madagascar. Según el Banco Mundial, más de la mitad de los niños de menos de cinco años de Madagascar sufren malnutrición de forma crónica; hay mucha comida en la mayoría de la isla, pero poca de esta es buena para la salud.

La popularidad del arroz blanco asiático nos demuestra la complejidad del colonialismo. Durante la colonización francesa se dio una mayor promoción de los productos importados sobre los productos indígenas. El arroz blanco importado se considera de calidad superior, mientras que el arroz rojo (que tiene una historia más larga en la isla) se ha considerado desde hace mucho tiempo comida «de pobres». Por desgracia, hasta hace poco el arroz blanco importado era más barato que el arroz rojo local debido a las absurdas economías de importación de mercancías a granel y al bajo interés por cultivar y comprar arroz rojo.

Sin embargo, con la latente crisis nacional por las elecciones presidenciales de 2018, la importación de arroz blanco se ha encarecido y es más inestable. Por primera vez en la historia reciente, el arroz rojo es cada vez más popular. Hablé con algunos comerciantes en Antananarivo y me dijeron que la demanda está en aumento. Pero dado que muy pocos agricultores lo cultivan, el precio del arroz rojo también se ha disparado; agravando los efectos de la crisis.

Este fenómeno por el que los alimentos básicos fluctúan con las dinámicas del mercado mundial se da en todo el mundo. En Madagascar pasa con el arroz rojo, pero en otros lugares es con la mandioca, el mijo, el sogo o las variedades locales de patata. La colonización cultural ha fomentado el abandono a gran escala de los productos locales o indígenas, más resistentes y adaptables, a favor de las dietas occidentales importadas a las que se aspira. Para mí, esto supone que la descolonización de los platos africanos es una parte integral del proyecto de descolonización general con el que se busca crear sociedades sólidas y representativas.
NANJALA NYABOLA es una analista política afincada en Nairobi, Kenia. Es la autora de Digital Democracy, Analogue Politics: How the Internet Era is Transforming Kenya (Democracia digital, políticas analógicas: cómo la era de internet está transformando Kenia) de Zed Books.

Fuente: https://digital.newint.com.au/issues/139/articles/3832?utm_source=EZ-aheBMJkqB7Aw4Z2ptkQ

Traducido por Maria Usua Azcurreta.

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