Mensaje de la asamblea plenaria extraordinaria de la CENCO del 20 al 22 de noviembre de 2018

Reunión de la CENCO de noviembre de 2018. Fuente: Cenco.org.
Reunión de la CENCO de noviembre de 2018. Fuente: Cenco.org.

Elecciones creíbles para una auténtica transición democrática 

 

“¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz!” (Lucas 19:42)

 

A un mes de la celebración de las elecciones, nosotros, cardenales, arzobispos y obispos, miembros de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO), nos hemos reunido en una Asamblea Plenaria Extraordinaria en Kinshasa del 20 al 22 de noviembre de 2018 para evaluar el proceso electoral en curso.

Fieles a nuestra misión profética, queremos, como pastores y congoleños, contribuir a la celebración de unas elecciones libres, transparentes, creíbles y pacíficas.

Pueblo congoleño, hemos trabajado juntos desde el Acuerdo de San Silvestre de 2016 para organizar unas elecciones libres que ayuden a nuestro país a salir de la crisis. Evaluemos juntos este proceso electoral. ¿En qué punto estamos? ¿Qué debemos hacer para lograr un verdadero cambio democrático para nuestro país?

 

I. Observaciones

Constatamos el creciente compromiso del Gobierno y de la CENI de celebrar las elecciones el 23 de diciembre de 2018, conforme al calendario electoral. A pesar de las diferentes opiniones sobre algunos puntos importantes del proceso, todos los partidos y coaliciones políticas parecen decididos a ir a las elecciones.

Aunque la campaña electoral ha comenzado, todavía no se ha llegado a un consenso sobre la utilización o no del voto electrónico y sobre la fiabilidad del censo electoral. Además, otros compatriotas todavía dudan de la posibilidad de celebrar unas buenas elecciones en la fecha indicada.

El Acuerdo de San Silvestre había establecido las medidas necesarias para relajar el clima político, sobre las que hemos hablado a menudo. Pueden ver que, hasta ahora, algunos opositores políticos siguen en prisión o en el exilio.

La libertad de manifestación todavía no es un hecho para todos. La reciente represión violenta de la manifestación de estudiantes de la Universidad de Kinshasa, que causó tres muertes, es un ejemplo de ello. También hay que subrayar que el acceso a los medios de comunicación públicos no es equitativo.

También observamos que, contrariamente a las disposiciones legales, los agentes territoriales y administrativos, desde los ministros hasta los jefes de aldea, se ven obligados a hacer campaña a favor de una única tendencia política; y los recursos estatales son requisados y puestos a disposición de una única plataforma política. Esto implica la desigualdad de oportunidades, que es inaceptable en una competición democrática (cf. Ley Electoral, art. 36).

En varias ocasiones hemos pedido que se protejan ciertas zonas específicas y bien delimitadas afectadas por la violencia recurrente, como Kivu del Norte y Kivu del Sur, Ituri y Tanganyika. Lamentablemente, las masacres continúan en Djugu (Ituri), así como en la ciudad y el territorio de Beni, donde al menos 2.000 personas han muerto y muchas han sido trasladadas desde octubre de 2013. A pesar del arsenal militar desplegado, la inseguridad persiste en estas zonas. Esta inseguridad, aparentemente planificada, augura la balcanización de nuestro país.

A esto hay que añadir, por un lado, la epidemia de ébola en el ya asolado territorio de Beni y, por otro lado, la llegada masiva de nuestros compatriotas que fueron expulsados violentamente de Angola, desafiando el derecho internacional, a las provincias de Congo Central, Kasai, Kasai Central, Kwango y Lualaba.

Pueblo congoleño, les ponemos por testigos. ¿Nos permite este cuadro ir a las elecciones sin que se impugnen los resultados? ¿Es probable que el actual clima sociopolítico nos lleve a “elecciones inclusivas en las que todas las partes interesadas disfruten de igualdad de oportunidades y cuyos resultados sean efectivamente una expresión de la voluntad del pueblo”? En estas condiciones, ¿experimentará nuestro país un cambio democrático que asegure la legitimidad de quienes serán llamados a gobernarnos? Creemos que, si tenemos un espíritu patriótico y voluntad política, aún no está todo perdido.

 

II. El cambio que queremos

Hermanas y hermanos de la República Democrática del Congo, las elecciones no son un fin en sí mismas. Tan solo nos servirán de algo si somos conscientes de lo que tiene que cambiar con el fin de que nuestro Congo sea un lugar más hermoso y apacible que antes. Lo que está en juego ahora mismo es la unidad de nuestro país, la integridad de nuestro territorio nacional, la justicia, la paz y la mejora de las condiciones de vida de la población.

Como remarcamos en el mensaje que emitimos durante el mes de junio de 2017, “El país va muy mal. En pie, congoleño” (“Le pays va très mal. Debout congolais”): “La corrupción, la evasión fiscal, la malversación de fondos públicos se han llevado a cabo hasta límites preocupantes a todos los niveles. Un grupo de compatriotas, que abusan manifiestamente de su poder, se benefician de una cantidad de dinero descomunal a costa del bienestar del pueblo” [1]. La situación socioeconómica ha empeorado.

Estarán de acuerdo con nosotros en que tan solo mediante unas elecciones transparentes podremos elegir dirigentes responsables y, de este modo, garantizar una nueva forma de gobierno en nuestro país, ayudándonos a construir un Estado de derecho.

Con vistas a este cambio, nosotros, como sus pastores, formulamos las siguientes recomendaciones con el objetivo de mejorar las condiciones de las elecciones que esperamos para el 23 de diciembre de 2018.

 

III. Recomendaciones

Al pueblo congoleño

Seamos conscientes del alto precio que hemos pagado a lo largo de este proceso electoral. Que la sangre derramada por nuestros compatriotas sea el germen para un cambio benigno en nuestro país. Tenemos que honrar su memoria.

Es el momento de ejercer nuestro derecho de soberanía en favor de un nuevo líder que tenga entre sus preocupaciones principales el bienestar del pueblo congoleño. Es hora de votar de manera responsable, es decir, de elegir a hombres y mujeres preocupados por defender su país, de promover el bien común, de garantizar las libertades fundamentales, de defender los derechos humanos. Necesitamos dirigentes que respeten la ley fundamental y la palabra, personas honestas y de ética que no se apropien de los recursos del país. Mucho cuidado con los corrompidos y con los corruptos (cf. Ps 93,20).

Les prevenimos contra los zalameros y vendedores de ilusiones que lanzan promesas seductoras que no son capaces de cumplir. Desconfíen sobre todo de aquellos que dan dinero y regalos con la única intención de comprar su voto.

La CENCO no apuesta por ningún candidato, no va a hacer propaganda de ningún favorito. Libres de coacción, tanto de alma como de consciencia, que cada uno dé su voto a aquella persona que considere digna de confianza para el bienestar común. Estemos vigilantes para que no nos roben nuestro voto. No cedamos ante lo trivial, al sentimiento regionalista, al favoritismo, a cualquier manifestación de clientelismo. Evitemos la violencia como medio para resolver posibles disputas electorales (cf. Mt 5.9). Nuestro país ha sufrido demasiada violencia de todo tipo. Necesita paz para levantarse de nuevo.

Si ya sabemos cómo llega la paz (cf. Lc 19, 42), seamos responsables en esta cita con la historia.

A todos ustedes, estudiantes y jóvenes compatriotas, la nación necesita su entusiasmo e implicación. No solo son el futuro del país, sino también el presente. Un porvenir esplendoroso para la República Democrática del Congo que no se podrá construir sin su ayuda (cf. 1Tm 4, 12).

A la CENI

Ya que es la encargada de organizar las elecciones, le pedimos que no deje de obrar en busca del consenso en cuanto a puntos de discrepancia, que se centre en convencer más que en imponerse.

Creemos que aún es posible llegar a un consenso en cuanto a la utilización o no de la máquina de voto electrónico. Si resulta inevitable usarla, pedimos a la CENI que prometa al pueblo congoleño que la máquina se utilizará única y exclusivamente para la identificación de los candidatos y la impresión de las papeletas para la votación; que solo proceda al recuento manual de los votos y deje constancia de ello en las actas de todos los colegios electorales y procese los datos el mismo día. De otra manera, no haría más que alentar el descrédito respecto a los resultados electorales.

Para que las elecciones sean creíbles, le corresponde facilitar las acreditaciones y el trabajo de los vocales, periodistas y observadores nacionales e internacionales en las mesas electorales y centros de escrutinio. Esto también podría inspirar confianza a los votantes y a los candidatos.

Al Gobierno

No dejaremos de exigir el cumplimiento de las medidas de distensión política en conformidad con lo establecido en el Acuerdo de San Silvestre.

Para unas elecciones pacíficas, le corresponde proteger más a Kivu del Norte, Kivu del Sur, Ituri, Tanganyika y todas las zonas donde operan los grupos armados para que la población pueda participar en las elecciones en total tranquilidad.

Pedimos que no se utilicen el personal y los recursos del Estado para la campaña de un candidato, partido o plataforma política.

Es imprescindible garantizar la libertad de expresión y levantar la prohibición de manifestarse en la vía pública. Se trata de un factor fundamental para la credibilidad de las elecciones.

Pedimos que se atienda a los expulsados de Angola, a los desplazados internos y a las víctimas de la epidemia del Ébola, para garantizar que su presencia no influya de manera negativa en el escrutinio.

A las instancias judiciales 

Ya que poseen la noble función de resolver los conflictos electorales, pedimos que tomen en consideración el interés superior de la nación y se dejen guiar únicamente por la verdad objetiva y por la fidelidad a la ley.

A los partidos y coaliciones políticas 

Les instamos a dar prueba de sentido de la responsabilidad facilitando el consenso en torno a puntos de divergencia; a tomar en serio el registro, la formación y la designación de los vocales.

Recomendamos que se deje atrás la idea del posicionamiento personal y se privilegie el interés superior de la nación, y que se acabe con la incitación a la violencia.

A los candidatos 

Recomendamos que realicen la campaña electoral respetando las normas establecidas, y en particular a los adversarios políticos, que no deben considerarse enemigos, sino más bien compatriotas; y convencer a los electores por la pertinencia de los programas políticos y no mediante regalos (cf. Ap 11, 18).

A la comunidad internacional 

Pedimos que nos acompañe en este proceso dando prioridad a los intereses del pueblo congoleño y que solo tenga en cuenta los resultados que se correspondan con lo votado en las urnas.

 

IV. Conclusión

Tenemos una cita con la historia. Las elecciones que hoy nos preocupan son nuestro derecho y nuestro deber que los actores políticos no pueden confiscar. El compromiso de toda la nación desempeña un papel decisivo en un proceso electoral. Que todo el mundo comprenda que solo la movilización general de todo el pueblo puede conducir al país a unas elecciones creíbles y transparentes. Todos debemos poner de nuestra parte para evitar unas elecciones paródicas de las que no se aceptaría el resultado y que, además, prolongaría la violencia en nuestro país.

Invitamos a los fieles cristianos y a todas las personas de buena voluntad a intensificar las oraciones por la unidad y la paz de nuestro país. Para lograr la paz, se recomienda encarecidamente la oración de San Francisco de Asís al final de cada celebración o encuentro.

Por intercesión de la Virgen María, nuestra señora del Congo, que el señor, rey del universo, “nos conceda la clarividencia de lo que debemos hacer y la fuerza para conseguirlo” para un cambio democrático y pacífico en nuestro país.

Elaborado en Kinshasa, el 22 de noviembre de 2018

 

Referencias:

[1] Mensaje de la CENCO, Le pays va très mal. Debout, congolais! Décembre 2017 approche, 23 de junio de 2017, nº 4.

 

Fuente: CENCO (23 de noviembre de 2018). "Message 
de l'Assemblee Pleniere Extraordinaire de la CENCO", 
en Cenco.org. 

Traducido por Andrea Méndez Segovia, Elena López Gálvez 
y Ana Afonso Fernández para Umoya.

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