Patrice Lumumba: en Bruselas, un lugar contra el olvido

En el medio, Patrice Lumumba. Fuente: Wikipedia
En el medio, Patrice Lumumba. Fuente: Wikipedia

Desde hace más de diez años, varias asociaciones reivindican en la capital belga, un espacio público en nombre del antiguo primer ministro de la República Democrática del Congo asesinado. Así es como se ha desarrollado el caso.

Como se viene reclamando desde hace años por las comunidades congoleñas y africanas, el Ayuntamiento de la ciudad de Bruselas aprobó el 23 de abril, por unanimidad, la decisión de crear un espacio público por Patrice Lumumba. Se erigirá una estatua en la memoria del antiguo primer ministro del Congo en la plaza de Bastion, a las puertas del barrio Matonge, barrio de la comunidad congoleña de la capital. Democráticamente elegido en el momento de la independencia, Lumunba había desafiado a las autoridades belgas con un discurso anticolonialista que se hizo famoso en 1960, antes de ser asesinado el 17 de enero de 1961, con la participación de responsables belgas.

Unos minutos antes de este voto histórico, Zoubida Jellab, concejala municipal del grupo Ecolo-Groen, da un discurso correcto y necesario: “Hoy vamos a llevar a cabo juntos un acto histórico al bautizar un espacio público dedicado a la memoria de Patrice Lumumba, héroe nacional del Congo y, por lo tanto, una referencia a nuestra historia común. Nuestros pensamientos se centran en primer lugar en él, asesinado en condiciones terribles, a su familia, sus parientes y amigos cercanos, al pueblo congoleño, a los afrodescendientes y a todos los pueblos colonizados y oprimidos”.

Pero este gesto de reconocimiento tardío no basta. Jellab continúa: “Aclamamos el proyecto de una estatua o, por qué no, un pórtico conmemorativo, pero también será necesaria (…) una placa conmemorativa en memoria de todas las víctimas de los abusos y crímenes en Burundi, Ruanda y, evidentemente, en El Congo“.

El senador y el vicepresidente del Parlamento de Bruselas Bertin Mampaka reconoce que “no se puede borrar la colonización belga del Congo de una pincelada o de una voluntad periodística, hace falta que nuestros hijos, que los belgas conozcan su historia. Lumumba forma parte de esta gran historia”.

Para Mampaka, quien había insistido ante el consejo para que el voto fuera en ese sentido, la aprobación por unanimidad es “un gran alivio”. Zoubida Jellab revela: “Probablemente, es el momento más bonito de mi profesión como consejera municipal. Un gran momento de emoción compartido junto con el Ayuntamiento, consciente de la desesperación y la desdicha de la comunidad africana. Era un deber responder a eso y es una responsabilidad universal“.

Sin embargo, no fue ganado con anterioridad. En 2013, un voto del consejo municipal (en su mayoría liberales/socialistas) de Ixelles (uno de los 19 municipios de Bruselas, donde se sitúa el barrio Matongé) había rechazado la petición, usando como pretexto que Lumumba no era un personaje suficientemente unificador. Esta vez fue el municipio de Bruselas-centro quien se hizo cargo de la situación y votó por unanimidad, un tanto presionado por las numerosas movilizaciones para este acto de reconocimiento.

Reconocer los crímenes coloniales y los daños causados a las poblaciones es un paso democrático esencial y una señal de respeto frente a los pueblos colonizados. En 2008, el CADTM apoyó al colectivo Memorias coloniales, formado durante el centenario de la recuperación de Bélgica del Congo de Leopoldo II, para pedir disculpas y reparaciones del Estado belga al pueblo congoleño. Estas reparaciones deberán tener en cuenta los sufrimientos físicos de los congoleños durante el periodo colonial (bajo el reinado de Leopoldo II y la administración colonial del Estado Belga hasta 1960) y de la fortuna acumulada por la familia real y el Estado belga a causa de la explotación forzada de la población y los recursos naturales del Congo.

 

Cuando la lucha paga

Hace más de diez años, las asociaciones lanzaron una campaña para reivindicar un espacio Lumumba en Bruselas. En principio, desplegando una gran pancarta: “

“Una plaza Lumumba en Bruselas, ¿por qué no? Waarom niet? Warum nicht?“. Recientemente, la artista Rhode Makombou ha realizado una escultura de Lumumba a tamaño real, a base de serrín de madera y cola, titulada Patrice Lumumba, el discurso de la independencia del 30 de junio de 1960. Descubierta el 21 de enero de 2018 en la galería Ravenstein, cerca de la estación central de Bruselas, esta obra fue desplazada después a diferentes lugares de Bélgica.

Philip Buyck, comprometido con esta lucha desde el principio, organizó el mismo día del voto, el 23 de abril, la exposición Congo Poker, la biblioteca de Lumumba se muestra en la plaza Saint-Géry en el centro de la ciudad. Esta cubre el periodo desde los disturbios de Léopoldville, a principios de enero de 1959, hasta la noticia del asesinato de Lumumba, en 1961. Es un anticipo de la biblioteca creada por Philip Buyck, sin ayuda, en homenaje a Patrice Lumumba, con más de 10.000 obras sobre la colonización, el Congo y África en general.

Ciertas páginas de nuestra historia parecen difíciles de reabrir. Hicieron falta casi cuarenta años para que Bélgica tratara de aclarar oficialmente su papel en el asesinato de Patrice Lumumba y dos de sus compañeros, Joseph Okito, ex vicepresidente del Senado, y Maurice Mpolo, antiguo ministro de Juventud y Deportes, también ejecutados.

Seguido  a la publicación del libro El asesinato de Lumumba, de Ludo de Witte, una comisión de investigación parlamentaria concluyó en 2001 la “responsabilidad moral” de Bélgica para determinar las circunstancias exactas de la “muerte con premeditación” de Patrice Lumumba. Hubo que  esperar hasta 2002 para que el ministro de Asuntos Exteriores de aquel entonces, Louis Michel (padre del primer ministro actual), presentara sus disculpas a la familia de Lumumba y al pueblo congoleño en nombre de Bélgica.

Aunque aún queden muchas cosas por revelar y denunciar, la plaza Lumumba es una victoria histórica, un reconocimiento, ciertamente tardío, pero necesario para afrontar el olvido; mientras que una estatua del rey belga, Leopoldo II, responsable de millones de muertos y desaparecidos entre 1885 y 1908, preside en el centro de la ciudad de Bruselas. En Francia, una avenida del distrito XVI de París y otra de Villefranche-sur-Mer llevan aún su nombre.

 

¿Un ejemplo en Bruselas que siguen otros países?

El Partido del Trabajo de Bélgica (PTB) desea que la ciudad de Lieja haga lo mismo y bautice una calle o una plaza con el nombre del antiguo primer ministro congoleño Patrice Lumumba, estimando que se trata de un “gran símbolo de la descolonización”. El diputado federal, Raoul Hedebouw afirma que “Lumumba no es un extranjero en la ciudad de Lieja, dado que viajó a la ciudad en varias ocasiones, particularmente en 1956, 1959 y 1960”. La ciudad de Charleroi no esperó y rebautizó una calle con el nombre de Lumumba en diciembre de 2017.

La inauguración de la futura plaza Lumumba, situada en la esquina con la calle Ixelles y la calle Champ-de-Mars, a las puertas del barrio de Matonge, lugar de vida importante para muchos congoleños y africanos de Bruselas, se previó para el 30 de junio, en el marco del 58º aniversario de la independencia de la actual República Democrática del Congo (RDC). También sería la ocasión de discutir sobre múltiples debates, de abrir los libros enterrados de la historia y de descubrir o hacer descubrir al fin a Patrice Lumumba.

 

Fuente: Jéroma Duval y Robin Delobel, 
Patrice Lumumba : à Bruxelles, une place contre l’oubli, 
publicado el 15 de mayo de 2018.

Traducido por Yaiza Rodríguez Martínez
(Universidad de Valladolid) para Umoya.

Una respuesta a “Patrice Lumumba: en Bruselas, un lugar contra el olvido”

  1. La historia sobre África, sus habitantes y naciones son de honda pena y cólera íntima que duele hablarla (no me correspondería decir entre peruanos porque no podría asegurarlo) u otearla lejana y sin ninguna interrelación con Latinoamérica. Siento que hay una realidad que se escinde dentro de otra superflua, encubierta de apremio que echa tierra al pasado. Me duele saber de historia y no conversar con alguien que siquiera tenga el interés de conocerla más allá del tópico circunstancial. En mi medio, pocos o nadie se detienen en ella. Patrice Lumumba, es un orgullo para África, un ejemplo para el mundo occidental, un valor para la humanidad, una reflexión para vivir con libertad y tener presente que los imperialistas de antes como Bélgica -no por el hecho de crearle un espacio a este vejado y torturado mártir libertario en el seno del país que lo hizo colonia, lo exime de los millones de seres humanos asesinados en el Congo- aún están dentro del sistema capitalista y no es la ética que los impulsa a reconocer sus latrocinios sino la cuestión moral de los habitantes de hoy. Si realmente se sintieran arrepentidos cambiarían los nombres de las calles y plazas del mayor verdugo del pueblo congoleño, Leopoldo II por Patrice Lumumba, un asunto nimio de asumir. No amiga, no amigo, no hablo de rencor y te pido perdón si así lo sientes, pero pienso no por la íntima cólera expresada en la primera línea y que he podido fácilmente borrarla pero he preferido mantenerla porque es el contexto en que la escribo. La mejor forma de hacer mea culpa debería ser ésta además de registrar los vejámenes contra la República Democrática del Congo en los textos de educación de Bélgica. Los millones de seres humanos muertos por los conquistadores en todo el mundo, bien lo valen como ejemplo al mundo civilizado, si ese es su propósito. ¿Y qué de los recursos extraídos, y qué de la deuda externa de nuestros países, y qué del título de país subdesarrollado? No amiga, no amigo, no es odio, tampoco reivindicación sino ya lo hubiera expresado, sólo unas letras que se traducen pidiendo una diacrónica justicia. Atentamente, Felipe Burga Delgado.

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