Kizito Mihigo: «Yo había querido purgar una pena con actitud de humildad»

Kizito Mihigo , a su salida de prisión | DW
Kizito Mihigo , a su salida de prisión | DW

Tras más de cuatro años en la cárcel, condenado por tentativa de asesinato del Presidente de la República y por atentado contra la seguridad del Estado, Kizito Mihigo se muestra dispuesto a retomar su oficio de artista. Aunque consciente de haber tocado un tema muy sensible al hablar del genocidio, razón por la que su música está prohibida en las radios y televisión del país, Kizito ha conversado con Etienne Gatamazi, corresponsal de DW en Kigali.

 

DW.- Buenos días, Kizito Mihigo. Acaba usted de pasar más de cuatro años entre barrotes. ¿Su liberación ha sido una sorpresa o más bien la esperaba?

Kizito Mihigo.- ¿Sorpresa? Sí y no. Desde el día de mi detención, en abril de 2014, yo había querido purgar mi pena con una actitud de humildad, pidiendo perdón al Presidente. Ya sabe usted que el crimen del que yo era acusado era contra el Presidente y contra el poder en general. De hecho, yo esperaba que el Presidente, que conoce bien mi caso, iba a ser sensible a mi petición de perdón. Por otro lado, ha sido una sorpresa, ya que en el atardecer del 14 la radio lo anunció, hacia las 23 horas, y toda la cárcel se despertó y comenzó a gritar. Yo me enteré en ese momento. Yo no estaba al corriente de la decisión que se había anunciado.

 

DW.- Una de sus composiciones, Igisobanuro cy’urupfo (La definición de la muerte), causó una conmoción en la sociedad. Algunos opinan que usted evocó una cuestión muy sensible, las masacres que no han sido calificadas de genocidio, un tema que es evocado muy raramente. ¿Cómo se sintió ante esta reacción de algunos ruandeses?

KM.- Sí, he estado al corriente de esta polémica; la obra cristiana creó muchas polémicas en el interior del país y en el exterior. Pero ello me causó, de verdad, gran desolación, ya que mi intención no era de ningún modo levantar polémicas. Mi intención no era para nada negacionista o revisionista, como algunos tratan de calificarla. Lo que puedo decir es que se trataba de una canción cristiana con el objetivo de trasmitir un mensaje de compasión hacia todos, un mensaje de perdón, de reconciliación profunda. Yo demostraba en esa canción que el genocidio perpetrado contra los tutsi que hemos vivido es para nosotros, los supervivientes, una escuela para aprender el perdón y la compasión. Esto es, el sufrimiento no nos enseña a alejarnos del otro o a rechazarlo. Al contrario, el sufrimiento nos enseña a ser sensibles ante el sufrimiento del otro y a ser más compasivos y misericordiosos.

 

DW.- ¿Diría usted que los artistas ruandeses gozan de sus derechos para componer sus obras sin preocuparse por las consecuencias?

KM.- Yo diría que hay que preocuparse por ello. Esto es, que antes de componer una canción, al ser la canción un mensaje enviado a la sociedad, es preciso tener en cuenta la receptividad de la sociedad. Sería ingenuo enviar un mensaje a la sociedad sin saber lo que nuestros fans viven o tienen ganas de oír para avanzar.

 

DW.- ¿Piensa usted que es bienvenido en una sociedad que ya tiene prejuicios sobre usted como, por ejemplo, el barrido/desaparición de sus composiciones en todos los medios locales?

KM.- Ciertamente va a ser difícil reencontrarme y reintegrarme en la sociedad, como se dice. Para mí, la sociedad ruandesa, que es mi familia, se ha equivocado en algo sobre mi persona porque mis canciones no tenían otro objetivo, además de curar, que el de consolar, apoyar, reconciliar, acompañar en el camino de la curación que recorremos tras el fin del genocidio. Así pues, yo espero tener la autorización gubernamental para continuar mis obras. No me siento de ningún modo acomplejado, no tengo miedo. Si obtengo la autorización, proseguiré mi trabajo sin complejos. Pero, si no me autorizan continuar, comenzaré a reflexionar en hacer otra cosa.

 

DW.- Sus amigos los artistas ¿le han apoyado durante su estancia en la cárcel? ¿Le han visitado, por ejemplo?

KM.- Desdichadamente, no; no he tenido apoyo de los artistas ruandeses durante el sufrimiento vivido en estos cuatro años. Hablando artísticamente, esta experiencia la he vivido solo. Ha habido individuos que me han visitado, amigos que tenía, pero ningún artista ruandés me ha apoyado. Es posible que tuvieran miedo a mostrar compasión hacia una persona calificada de peligrosa. Pero yo no los condeno.

 


Fuente: DW, Kizito Mihigo, un artiste qui reste engagé, publicado el 20 de septiembre de 2018.
Traducido por Ramón Arozarena para Umoya.

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