Panafricanismo: el afrofuturismo real

Panteras Negras y África
«No soy africano porque haya nacido en África, sino porque África ha nacido en mí». Kwame Nkrumah
«La fortuna de la revolución africana está íntimamente ligada con la lucha mundial contra el imperialismo. No importa dónde comience la batalla, ya sea en África, Asia o Latinoamérica, el cerebro y el director son los mismos. Los oprimidos y los explotados luchan por la libertad contra la explotación y la opresión». Kwame Nkrumah

AAPRP

Disney y Marvel Comics se han visto obligados a responder a la imaginación de los pensadores, escritores, guionistas, blogueros, artistas del Hip Hop, jugadores, amantes del cómic y activistas africanos independientes que se denominan a sí mismos afrofuturistas. Por eso, estas dos compañías han lanzado la superproducción de Hollywood de Black Panther. Por favor, recordemos que fueron dos hombres occidentales los que inventaron el personaje de cómic Black Panther para Marvel en 1966, con la emergencia del movimiento del Poder Negro. Por una parte, existía un personaje ficticio controlado por un medio capitalista (Marvel Comics) y, por otra, el partido real Partido Pantera Negra (Black Panther Party, BPP, por sus siglas en inglés), que se enfrentaba a un sistema capitalista e imperialista blanco muy real y a su complejo industrial policíaco-militar. El BPP, como el resto de movimientos africanos de resistencia que se han enfrentado al sistema supremacista blanco en la diáspora, tuvo que verse a sí mismo como parte de la lucha mundial contra el imperialismo y, en última instancia, como parte de la batalla global panafricana.

Kwame Ture (también conocido como Stokely Carmichael) era un africano nacido en Trinidad que creció en Nueva York y se convirtió en uno de los «símbolos» de la generación de los Panteras Negras y del Poder Negro. Formó parte del Comité Coordinador Estudiantil No Violento (Student Nonviolent Coordinating Committee, SNCC, por sus siglas en inglés) y estaba entre los militantes que crearon el eslogan del Poder Negro y la introducción del símbolo de la Pantera Negra como defensa de los votantes africanos del condado de Lowndes (Alabama) en la Lowndes County Freedom Organization (LCFO, por sus siglas en inglés). Carmichael se centró por completo en el objetivo del panafricanismo como primer ministro honorario del Partido Pantera Negra. Así, se unió a Kwame Nkrumah, Sekou Toure y Amílcar Cabral en Guinea-Conakry en 1968, pero también en las batallas de Guinea-Bisáu, Angola, Mozambique, Zimbabue y Azania/Sudáfrica. Kwame Ture fue un Pantera Negra como el resto de Panteras de su época (Assata Shakur, Huey Newton, H. RAP Brown, Kathleen Clever y Barbara Easley Cox) y contribuyó a la lucha armada ideológica, revolucionaria y global contra el imperialismo occidental. De hecho, muchos de los africanos del hemisferio occidental (Cuba, Jamaica y algunos de los EE. UU.) lucharon en África. Kwame Ture, al igual que sus hermanas y hermanos africanos desde principios de siglo, luchó por llevar a cabo la visión afrofuturista de Un África Unificado y Socialista y un pueblo africano unido globalmente. Esta visión futurista no parte de la ficción, sino de un hecho ideológico y organizacional. Una visión ideológica articulada en su totalidad en el Quinto Congreso Panafricano de 1945, en el que estuvieron W.E.B. Dubois, Kwame Nkrumah, George Padmore, Amy Ashwood Garvey, la juventud y los trabajadores del mundo africano. De esta manera, se llevó a cabo una estrategia panafricana para la liberación nacional contra el colonialismo desde la década de 1950 hasta la década de 1990 para liberar a 53 países del colonialismo tradicional.

Para más información sobre el afrofuturismo real de la mano del genio visionario de Kwame Nkrumah, consulte el Handbook of Revolutionary Warfare, que ahora alcanza su quincuagésimo año de publicación. Este fue el libro que inspiró la segunda fase de la vida política de Kwame Ture.

En la década de 1950, Hollywood se encargaba de producir Tarzán (un héroe blanco en África), mientras que los argelinos se las veían con los franceses y los revolucionarios africanos de todo el mundo se fijaban en Ghana como base para la pelea panafricana. El esplendor de Nkrumah, Sekou Toure, Shirley Dubois, George Padmore, Amílcar Cabral y las liberaciones nacionales que se observaban en toda África se vio ahogado por la máquina de propaganda imperialista. Fueron precisamente las voces de artistas africanos independientes las que arrojaron luz sobre la lucha panafricana, gracias al Black Arts Movement (BAM, por sus siglas en inglés) y no a Hollywood. A la conferencia de escritores africanos que se celebró en Uganda en 1962 asistieron muchos escritores africanos anticoloniales famosos. Desde el África Occidental, asistieron Chinua Achebe, Wole Soyinka, John Pepper Clark, Obi Wali, Gabriel Okara, Christopher Okigbo, Bernard Fonlon, Frances Ademola, Cameron Duodu y Kofi Awoonor. Desde Sudáfrica: Ezekiel Mphahlele, Bloke Modisane, Lewis Nkosi, Dennis Brutus y Arthur Maimane. Desde el África Oriental: Ngũgĩ wa Thiong’o, Robert Serumaga, Rajat Neogy, Okot p’Bitek, Pio Zirimu, Grace Ogot, Rebecca Njau, David Rubadiri y Jonathan Kariara. Además, desde la diáspora africana, también asistió Langston Hughes.

Con respecto a la producción artística del momento, el genial dramaturgo y activista del Poder Negro en Reino Unido, Obi Egbuna, escribió Destroy this Temple: Voices of Black Power in Britain. Por otro lado, un operativo de la CIA quemó el Watts Writers Workshop, por miedo a que produjesen arte progresista. Amiri Baraka, Sonia Sánchez, Audre Lorde y muchos otros escribían poemas sobre la libertad. La Cultural Association for Women of African Heritage (en español: Asociación Cultural para Mujeres de Ascendencia Africana) tomó las riendas de las Naciones Unidas como respuesta al asesinato imperialista de Patrice Lumumba por parte de los EE. UU. El disco Freedom Now Suite, de Max Roach y Aminata (Abbey Lincoln), contó con sus canciones las batallas desde Johannesburgo al Mississippi. Otros muchos artistas, como Hugh Maskela, Nina Simone y Mariam Makeba llevaron la lucha del pueblo africano a todo el mundo. De hecho, el Black Arts Movement fue tan fuerte que Hollywood se vio obligado a cambiar de táctica, que no de ideología. Una reforma, no una revolución. Así, en 1967, Hollywood dejó que Sidney Poitier golpeara a un hombre blanco en «En el calor de la noche» frente a las cámaras, siempre que hubiese un sheriff blanco a modo de héroe que rehabilitase al racista Bull Conner, que golpeaba a los pobres africanos indefensos en el sur de EE. UU. También dejaron que saliese a la luz el asesinato de Steve Biko en la década de 1990, siempre y cuando hubiese un blanco en Sudáfrica que salvase a los africanos del apartheid. En la década de los 2000, también dejaron que Django matase a unos cuantos esclavistas, siempre y cuando tuviese a un mentor blanco y el resto de los esclavos lo siguiesen siendo. Ahora, por fin, han dejado que Black Panther llegue a la gran pantalla, pero siempre y cuando trabaje con un agente blanco de la CIA.

Marvel contrató a Reginal Hudlin, desde 1998 hasta 2005, y él revisó el personaje de Black Panther para involucrar a los africanos en este universo alternativo. De esta forma, habría un héroe africano que no reconoce el panafricanismo, ni se enfrenta al imperialismo estadounidense o trabaja para empoderar al pueblo.

Cuando la versión de dibujos llegó a las redes sociales en 2010, los africanos futuristas, entre ellos fans de los cómics, actores, etc., se interesaron por que se hiciese una película de este personaje africano reimaginado. Dos de las máquinas de propaganda imperialista más grandes que existen juntaron a un reparto fantástico de actores y guionistas africanos. Con ellos, se gastaron 200 millones de dólares en crear otra película que pacifica nuestro deseo que aparecer en plataformas globales en todas nuestra gloria y que, a la vez, defiende el interés global de Hollywood en perpetuar la ficción de que el imperialismo estadounidense (el neocolonialismo y el neoliberalismo) es amigo de África.

Así pues, está claro que, para seguir siendo importantes durante las vacas flacas, Hollywood se reformará y cooptará la imagen de la liberación que se conoce de nosotros a nivel global y las dejará convertidas en una parte más del sueño americano. Nadie que quiera ser libre se fía de su opresor para contar sus historias.

¿Acaso pensamos que los judíos se fiarían de los nazis para contar las historias de los campos de concentración en Alemania, incluso aunque los nazis tuviesen la mayor plataforma del mundo? Puesto que fue la propia CIA la que asesinó, torturó, inculpó e hizo exiliarse a los Panteras Negras reales, resulta tremendamente apropiado que sean los de la CIA los que desempeñan el papel de héroes en el Black Panther de Hollywood.

La película de Black Panther, esta propaganda de Hollywood, es la respuesta a un sentimiento creciente en la juventud africana. Hollywood proyecta en su película que el africano en EE. UU. es el «terrorista extremista con una identidad desconocida», mientras que los africanos que cooperan con el imperialismo estadounidense son los buenos Panteras Negras. Por eso, está bien que las Panteras de Hollywood luchen entre sí, pero nunca que unan sus fuerzas contra el bando del imperialismo, del patriarcado y de la opresión de clases.

En el mundo real, el sentimiento creciente del panafricanismo es el afrofuturismo real. Solo hay que ver a la juventud de Azania/Sudáfrica, el Congo o Senegal. Hay un vínculo comunicativo muy real entre la juventud africana que lucha en todo el mundo. Da igual si se trata de «Fees Must Fall» o de «Black Lives Matter», en la actualidad hay una nueva generación que se centra en las luchas contra los líderes coloniales que, literalmente, le dan «Vibranium» al «colonizador» y cooperan con la «CIA».

Los africanos honran el legado de los verdaderos Panteras Negras, que no se escondieron entre la gente y que lucharon por nuestro pueblo y por la justicia. La única heroína de esta historia es la autodeterminación del pueblo organizado. El panafricanismo es el único objetivo que nos asegura la autodeterminación en el futuro. Por eso, los artistas deben organizar al pueblo y llevarlo al panafricanismo. Organizarse, organizarse y organizarse. No tenemos nada que perder, excepto nuestras cadenas. Únete a una organización para trabajar por tu pueblo. Únete al All-African People’s Revolutionary Party (A-APRP, según sus siglas en inglés).

Publicado por INTERNATIONALIST 360° el 9 de marzo de 2018

FUENTE: INTERNATIONALIST 360°
https://libya360.wordpress.com/2018/03/09/pan-africanism-the-real-afro-futurism/
Traducido por Miguel Borrajo González

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