El 16 de enero de 2010, Victoire Ingabire Umuhoza aterrizó en Kigali para iniciar un movimiento pacífico por la democracia, la paz y la justicia para todos. Ese día, asestó un duro golpe al pilar sobre el que se asienta el régimen de Ruanda: el miedo.
El régimen se tambalea. El miedo ha pasado de ser miedo de los demócratas y los pacificadores a ser miedo del régimen, como se refleja en un errático comportamiento diplomático y en un aumento de la represión. El régimen ha quedado retratado.
Para sus partidarios, Ingabire era una heroína. Para sus críticos, una ingenua. Para la gente común, era demasiado arriesgado enfrentarse al presidente en el apogeo de su poder.
Sin embargo, aquellos que estaban más cerca de ella saben muy bien que estaba plantando una semilla de democracia y verdadera reconciliación, y que estaba dispuesta a pagar el precio más alto por estos valores: la prisión o incluso la muerte. De ahí el mensaje que mandó al fiscal general de Ruanda, que quería convencerla para que pidiera perdón y abandonara su oposición al régimen a cambio de su libertad: «Esta causa es más grande que yo. Da igual si decidís mantenerme en prisión, ponerme en libertad o matarme, pues el movimiento por la democracia es imparable».
No se dejó intimidar por el hecho de que el fiscal estaba transmitiendo el mensaje de su jefe, el presidente Kagame, que había comunicado a un reportero del periódico ugandés The Monitor que «definitivamente, esta mujer acabará donde debe estar. Los forasteros que tienen tantas ganas de que Ingabire sea la líder de la oposición ahora o nuestra presidenta en un futuro, bueno, pueden esperar un rato».
La semilla ha crecido con nuevos mártires de su partido, que tienen que ser recordados hoy. Algunos fueron asesinados, secuestrados y torturados, y no tenemos ni idea de su paradero actual. Otros se pudren en prisión durante cuatro meses mientras la fiscalía intenta por todos los medios recaudar pruebas contra ellos.
¡Estamos orgullosos de ellos! Que su valiente sacrificio nos inspire a todos para trabajar por el bien común, teniendo bien presente que la causa por la que luchamos es más grande que nosotros mismos. Es un honor pagar incluso el precio más alto.
A continuación, se incluye una lista de los mártires del partido FDU-Inkingi. No es una lista exhaustiva, pues algunos familiares temen que el hecho de publicar sus nombres pueda acarrearles problemas con el régimen.
Prisioneros:
Victoire Ingabire Umuhoza, presidenta
Boniface Twagirimana, vicepresidente
Sylvain Sibomana, secretario general
Fabien Twagirayezu
Gratien Nsabiyaremye
Leonille Gasengayire
Theophile Ntirutwa
Venant Abayisenga
Anselme Mutuyimana
Evode Mbarushimana
Norbert Ufitamahoro
Ernest Nkiko
Desaparecidos:
Samuel Hitimana
James Nigirente
Aimable Rusangwa
Jean Damascene Iyakaremye
Valens Nsabimana
Dominique Shyirambere
Emmanuel Ntakirutimana
Asesinados:
Jean Damascene Habarugira
Eric Hakizimana
Illuminee Iragena
Chadrack Niwungize
Eugène Siborurema
Jean Damascène Munyeshyaka
Phocas Habiyaremye
Serge Ndanyuzwe
Emmanuel Kamanayo
Jean Paul Habimana
Al partido FDU-Inkingi le gustaría hacer un llamamiento a todas aquellas personas, instituciones y gobiernos que aman la paz, sobre todo a los Países Bajos, Reino Unido, Bélgica, los Estados Unidos y la Unión Europea, para que presionen al régimen tiránico del Frente Patriótico Ruandés (FPR), liderado por el presidente Paul Kagame, para que libere a todos los presos políticos y a todos aquellos que están en prisión por haber expresado su opinión.
Justin Bahunga
Escrito el 16 de enero de 2018 en Londres. El autor, Justin Bahunga, es el portavoz y comisario de Relaciones Exteriores del FDU-Inkingi.
Fuente: San Francisco Bay View: “Jan. 16 marks 8 years since Victoire Ingabire launched nonviolent movement for democracy in Rwanda”, publicado el 17 de enero de 2018.
Traducido para Umoya por Andrea Santos García.