Entrevista a John Dahl Carter: el camerunés que comenzó la lucha contra la esclavitud en Libia

El camerunés que comenzó la lucha contra la esclavitud en Libia se centra de nuevo en el origen del combate y de los episodios que han vivido los africanos en este país. Habla de ello en una entrevista concedida al periódico Journal du Cameroun.

En las redes sociales se le conoce bajo el seudónimo de John Dahl Carter. Para los medios de comunicación internacionales, fue él quien sacó a la luz uno de los escándalos más graves de la historia moderna de la humanidad. Este camerunés, que vive en Túnez, efectivamente, abandonó su tierra natal hace algunos meses para comprometerse con la lucha contra la venta de esclavos en los países de África del Norte y, más específicamente, en Libia. Aunque los traficantes libios le amenazaron desde el momento en que se reveló el escándalo, John Dahl Carter ha aceptado hablar en Journalducameroun.com.

Journal du Cameroun: ¿Cómo llegó a Túnez?

John Dahl Carter: Salí del país de manera legal, obtuve un pasaporte, pedí un visado, me lo concedieron y aquí estoy. (…) Cuando llegué, supe que lo primero que debía hacer era crear vínculos con marfileños, pues me di cuenta de que había una gran comunidad de marfileños y de que no paraban quietos. Es decir, un día conoces a uno y, al día siguiente, ya se ha ido.

P: ¿Cuándo se fue de Camerún?

J.D.C.: Me fui de Camerún definitivamente en abril del año pasado y lo hice para poder llevar a cabo esta lucha. Conocía a gente del Magreb que me había puesto al corriente de la situación y por eso necesitaba pruebas concretas. Así fue como conocí a un amigo que me hizo entender que podría resultarme más fácil recabar información desde Túnez y, de ese modo, llegué allí.

P: ¿Cómo se puso en contacto con la CNN?

J.D.C.: En un principio, no habíamos montado el vídeo únicamente para la CNN. Lo envié a diferentes medios de comunicación. Nuestro objetivo era la cadena de televisión francesa BFM TV porque pensábamos que era la más adecuada para transmitir nuestro mensaje y que las imágenes les podrían interesar. Como puede ver en Internet, el vídeo original está en árabe. La CNN simplemente lo ha traducido antes de realizar una investigación suplementaria para asegurarse de la veracidad de la información.

P: Muchos activistas se han unido a la causa y reivindican la autoría del movimiento que se ha visto en las pantallas. ¿Qué opina al respecto?

J.D.C.: En lo que a mí respecta, yo no reivindico la autoría del movimiento. Lo que yo hago es diferente a lo que hace el típico que se levanta, publica vídeos en las redes sociales para hablar de algo que ha vivido y ya está. Mi labor es diferente.

P: Habla bien de Claudy Siar…

J.D.C.: Exacto. Es diferente. En mi caso, era justo de esa lucha de la que hablaba y lo hacía de manera regular. Por tanto, posiblemente, otros habrán grabado vídeos antes que yo, etc. Pero yo lo he hecho de manera constante. Pedí ayuda a las autoridades, pero no conseguí nada y comencé a publicar vídeos como buenamente podía para ver si esto llegaba a algún sitio. Lo importante era solicitar ayuda a las autoridades para poner fin a estos mercados. Así fue como me puse en contacto con las embajadas y con algunos famosos de diferentes países. No me escucharon. Sin embargo, me sorprendió que uno de nuestros vídeos esté despertando a todo un continente. Por eso, no reivindico la autoría del movimiento, pero debo decir que soy la causa de que este asunto se haya levantado. Es diferente.

P: ¿Cuáles son las celebridades camerunesas a las que solicitó apoyo para su movimiento?

J.D.C.: Pedí ayuda al futbolista Patrick Mboma, le comenté lo que estaba pasando y me respondió para decirme que no estaba interesado. Le dije algo así como: «mira, se está produciendo un fenómeno y me gustaría llevar a cabo campañas de sensibilización en África y comenzaría por Costa de Marfil, pues es el país más afectado», pero me dijo que no estaba interesado. Didier Drogba y Alpha Blondy no me escucharon.

P: Mencionó a Samuel Eto’o como uno de los famosos con los que había contactado. ¿Cuál fue su reacción?

J.D.C.: Samuel Eto’o simplemente leyó el mensaje, pero no respondió. Leyó lo que le envié, pero no hizo nada al respecto. Général Valsero se puso en contacto conmigo hace algún tiempo. En general, aquellos que han respondido a mi llamada son los descendientes de esclavos, los antillanos, pero muy pocos de África subsahariana.

Pero mucho antes de que contactara con estos famosos, ya había escrito cartas y correos electrónicos y los había dejado en las embajadas de Costa de Marfil y de Camerún y en la Organización Internacional para las Migraciones. El único que respondió a mi llamada fue el cónsul de la República de Camerún en Túnez, el Sr. Koum. Fue él quien me invitó a un coloquio. Allí reunió a todos los cónsules africanos, tanto del Estado de Libia, como de la República Tunecina. Aproveché la ocasión para hablarles de la venta de esclavos que había en esos países y les dije que venía directo de Sabratha y de Trípoli. Nadie me escuchó, solamente me tomaron los datos, pero nadie reaccionó. Por ello, decidí continuar con mis vídeos de sensibilización. Tengo un contacto en el archipiélago caribeño de Guadalupe que me ha ofrecido un espacio en su página web. Pero, aparte de eso, nada más.

P: En pocas palabras, ¿podría describirnos la situación in situ?

J.D.C.: Es una catástrofe, un suicidio. Es como vivir en el infierno. Hoy en día, Libia es el centro gravitatorio de la inmigración clandestina desde la caída de Muamar el Gadafi. En ese país, se han creado centros de detención legales. También hay centros de retención pertenecientes a los agentes de seguridad, a la policía libia, a los rebeldes, etc. Hay muchos más en antiguas casas que se utilizaban durante la guerra o en campamentos que construyeron para eso. Allí, se puede ver cómo algunos negros tratan de emprender su viaje a Europa. Ese es el punto de partida, ya que es allí donde se instalaron muchos traficantes con barcos de arrastre muy antiguos. No dudan ni un solo segundo en meter a 400, 500 o 1.000 migrantes en un mismo barco, con un pago previo muy elevado. Por ejemplo, pueden llegar a pagar 7.000 euros (4,6 millones de francos CFA) para conseguir llegar a la isla italiana de Lampedusa. Así pues, con la complicidad que existe entre nigerianos y ghaneses, estos árabes se apropian de negros, que venden después en subasta pública.

Por aproximadamente 100.000 francos CFA, cualquiera puede conseguir un hombre robusto que le ayude a trabajar en el campo o en las obras; o una mujer que se convierta en una máquina sexual. Y, aunque la gente se manifiesta, la situación no cambia. Ayer mismo, grabamos un vídeo donde aparece un policía que decía haber detenido a ciudadanos cameruneses. Exigía un rescate de 300.000 francos CFA por persona o, de lo contrario, los mataría. Este agente no dudó en decir que la policía libia no tenía dinero y que usaban a los negros para enriquecerse, ya sea vendiéndolos u obligándolos a pedir dinero a sus familiares.

P: ¿A quién se venden esos migrantes?

J.D.C.: No solo a los libios. Claramente, los libios encabezan la lista, pero también participan sirios e, incluso, pakistaníes. Ahora trabajan en colaboración con nigerianos y ghaneses, que son quienes les suministran la mercancía.

P: Hay una ligera confusión. ¿Estos fenómenos están relacionados con el racismo o con la situación de precariedad que reina en Libia desde la caída de Muamar el Gadafi?

J.D.C.: La caída de Gadafi ha desvelado públicamente que muchos africanos abandonan sus hogares. Todos conocemos la razón: mueren de hambre en su país y, por eso, se van. Son algo parecido a unos mártires. Intentan salir adelante en nuestros respectivos países, pero no lo consiguen. Si tuviera que enviarles un mensaje, les diría que me parece absurdo que se gasten más de 1.000 euros para luego terminar en la cárcel.

P: ¿Qué proporción de cameruneses hay entre los inmigrantes que se encuentran en esta situación?

J.D.C.: Hay muchos. Son menos que los nigerianos, los marfileños y los nigerinos, pero, en Libia, hay una importante comunidad camerunesa. Sin embargo, a diferencia de otros, ellos no pasan por Túnez. Atraviesan Chad y Níger antes de llegar allí.

P: ¿Qué puede hacer el Gobierno camerunés para acabar con la venta de esclavos?

J.D.C.: En primer lugar, tendríamos que averiguar cómo liberar a las personas encerradas en los centros de detención. Después, necesitaríamos encontrar una estrategia para su reinserción. Además, debería imponerse una verdadera campaña de sensibilización por todo el territorio nacional que mostrara todo lo que ocurre en Libia y el peligro que corren si se arriesgan a viajar clandestinamente al Magreb.

Entrevista realizada por Franck Foute

Fuente: Journal du Cameroun, Entretien avec John Dahl Carter, le Camerounais à l’origine de la lutte contre l’esclavage en Libye, publicado el 21 de noviembre de 2017.

Traducido para UMOYA por Sandra Iscan y Ana Olarte (Universidad de Salamanca)

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