«La lucha contra el franco CFA también es una ocasión para reflexionar sobre la transformación democrática de nuestros Estados»

Guy Marius Sagna, coordinador de la plataforma Non aux APE («No a los AAE», Acuerdos de Asociación Económica), es una persona destacable de la sociedad senegalesa que cada vez va ganando más importancia. En esta entrevista, reafirma la necesidad de combatir el imperialismo y sus atributos: el franco CFA, los AAE, las bases militares, etc.

El pasado 16 de septiembre usted se encontraba entre los manifestantes antifranco CFA en Senegal. ¿El combate contra esta moneda es la continuación de la lucha contra los AAE que ha dirigido durante años?

En octubre de 2014, algunas organizaciones crearon la Coalición Nacional No a los AAE en Dakar, en el Fórum Social Africano. Esta plataforma, como su propio nombre indica, lucha contra los Acuerdos de Asociación Económica entre la Unión Europea y los Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP) en general y, en particular, contra los existentes entre la Unión Europea y los países de África Occidental. Hasta diciembre de 2016, no hablábamos más que de los AAE. El 7 de enero de 2017 en Dakar, la Coalición nacional No a los AAE, junto con otras organizaciones, convocó una manifestación contra estos acuerdos y contra el franco CFA. El comité de organización de esta manifestación se formó como el comité promotor de una plataforma que agrupa diferentes organizaciones y defiende el panafricanismo revolucionario; es decir, aquel que considera que la unidad debe verse desde el punto de vista de «la unión libre de los pueblos libres de África». Dicho de otra manera, apela a un movimiento que piensa que la misión histórica del momento es la transformación estructural de las relaciones entre África y el resto del mundo, de modo que las cuestiones de soberanía económica y democrática se sitúen en el centro del debate y del combate político.

El comité de iniciativa, a la espera de la Asamblea General Constituyente de esta plataforma, se ha autodenominado Front anti-AAE anti-CFA [Frente anti-Acuerdos de Asociación Económica antifranco de la Comunidad Financiera Africana]. Por ello, al menos desde enero de 2017, más que hablar de los AAE, hablamos del franco CFA a la espera de hablar de las bases militares extranjeras y de los acuerdos de defensa también neocoloniales. Por este motivo, fue un placer estar presentes el pasado 16 de septiembre en la manifestación de Dakar contra el franco CFA junto a los miembros de Y’En A Marre [Estamos hartos] y de Urgencias Panafricanistas. También por esto, animamos a que se convocaran manifestaciones el mismo día en Kaolack y en Tambacounda, pero el procónsul de la Francáfrica, Macky Sall, las prohibió.

Los AAE han sido nuestra puerta de entrada para reforzar la sensibilización y la movilización de nuestros pueblos contra el imperialismo. Pero teníamos claro desde el principio que esto iba a convertirse rápidamente en la denuncia de otros instrumentos de dominación de los pueblos africanos. La publicación de la obra Sortir l’Afrique de la servitude monétaire [Sacar a África de la dependencia monetaria] de Kako Nabukpo, Martial Ze Belinga, Demba Moussa Dembele y Bruno Tinel y la respuesta del presidente senegalés Macky Sall en una visita a Francia han acelerado mucho el proceso de hacerse cargo de la cuestión del franco CFA. La lucha contra el franco CFA neocolonial, que se suma a la de los AAE, es nuestra contribución a la rebelión para nuestra descolonización de la segunda pieza del puzle neocolonial.

El hecho de que numerosos militantes anti-CFA conduzcan Peugeot, echen gasolina en Total, utilicen Orange, etc., ¿no os hace dudar de un final favorable para este combate que, sin embargo, es legítimo?

El desarrollo de las conciencias de los oprimidos es un proceso desigual que hace que, en un momento determinado, una parte del pueblo esté más avanzada en la comprensión de los desafíos que otra. De la misma manera, esta desigualdad en el desarrollo de las conciencias hace que una cuestión concreta y no otra les haga llegar más fácil y rápidamente al antiimperialismo. Los pueblos y, por tanto, los militantes de la soberanía monetaria, son sensibles de manera diferente a los numerosos instrumentos que les oprimen. En un determinado momento, son más sensibles al idioma o al comercio y, en otros, a la moneda, a las bases militares extranjeras, etc. Todavía queda trabajo de información y de sensibilización por hacer, pero somos optimistas revolucionarios en lo que respecta a la consecución de la revolución antiimperialista.

¿No hará más daño al imperialismo francés el boicot de los productos franceses en beneficio de los made in Africa que las manifestaciones y las destrucciones de billetes de bancos?

Respetamos todas las propuestas, particularmente, la del boicot, sugerida por ciudadanos simpatizantes. Esta iniciativa también la llevaron a cabo algunos de nuestros compañeros de batalla. Se trata de una contribución a la elaboración de un plan de lucha para acelerar la salida del franco CFA neocolonial. Nos preocupamos por identificar el eslabón débil que nos permita liberarnos de la cadena del franco CFA neocolonial. Sin embargo, no creemos que se haya excluido nada. Solo hará falta valorar la funcionalidad de las diferentes propuestas para el lema y la posibilidad de que un número importante de nuestros ciudadanos se sientan identificados con él. Incluso sin la lucha contra el franco CFA debemos hacer un llamamiento al patriotismo económico. Desde esta perspectiva, incluso los estados invitan, teóricamente, a los pueblos a consumir lo que producen y a producir lo que consumen. La realidad es que si, hoy, la población tuviera que responder a la llamada al boicot y no consumir productos extranjeros en general y franceses en particular, ¿qué alternativas le quedarían? ¿Estas alternativas están disponibles (existen y de forma suficiente)? ¿Son accesibles (en lo que se refiere a sus precios)? Sigamos reflexionando juntos.

Pensamos que todas las formas de lucha importan. Cada una se centra en un objetivo concreto, pero todas contribuyen a reforzar la sensibilización, la movilización y, por tanto, la creación de una relación de poder que haga que los dirigentes colaboracionistas escuchen el lema «France Dégage !» [Francia, lárgate] o una relación de poder que los expulse para que, de este modo, los dirigentes escuchen las aspiraciones de nuestros pueblos.

Sean cuales sean las formas de lucha adoptadas alternativamente o combinadas, el objetivo es lograr que las grandes masas africanas puedan decir «France Dégage !».

Con la solicitud de la salida de Francia del Consejo de Administración de bancos centrales emisores del franco CFA parece que preconiza una revolución por etapas. ¿Cree que el franco CFA puede mantenerse si se revisa su mecanismo de funcionamiento?

A día de hoy, la alternativa más concreta y realista al franco CFA es una moneda única para la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Sin embargo, y siendo pesimistas, este proyecto no puede triunfar más que por etapas. No obstante, es cierto que su enorme lentitud, que no niega que se pueda realizar el proceso por etapas, sí que hace que se ponga en entredicho la voluntad política, particularmente la de los países de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA), y especialmente la de las antiguas colonias francesas, entre las que destacan Senegal y Costa de Marfil.

Si se toma nota de la postura objetivamente interesante del presidente chadiano, la dificultad a la que nos enfrentamos los abolicionistas es que los que luchan contra el franco CFA neocolonial no ostentan el poder en los Países Africanos de la Zona Franco (PAZF). Por tanto, no controlan los aplazamientos de la llegada de la moneda única de la CEDEAO que son estratagemas para posponer indefinidamente esta moneda única o darle tiempo a los actuales generales De Gaulle y Léopold Sédar Senghor para terminar su nuevo proyecto. Una iniciativa de comunidad franco-africana que permitirá «acabar» de una vez por todas con el neocolonialismo monetario.

Al mismo tiempo, en el debate que las diferentes generaciones de opositores al franco CFA neocolonial han conseguido imponer, nos enfrentamos a dos elementos. Por un lado, los falsos contraargumentos de los colaboracionistas del imperialismo francés para los que el franco CFA es una buena moneda. Desde luego, dan a entender que es buena, pero lo es para el imperialismo francés. Por otro lado, las dudas legítimas de nuestros ciudadanos con relación a la sustitución del franco CFA neocolonial por nuestra propuesta

Apoyamos el proyecto de moneda única de la CEDEAO, cuyo proceso, por ahora, no controlamos. Además, no luchamos por una salida del franco CFA neocolonial que nos lleve a utilizar monedas nacionales.

Pensamos que esta situación nos impone varios hechos. Uno de ellos es precisar que, más allá de su denominación, lo que nos importa es la neocolonización del franco CFA. Ahora bien, ¿cuáles son los elementos que garantizan este carácter neocolonial? Francia está presente en los diferentes consejos de administración de los bancos centrales en los que tiene poder de veto, lo que le permite influir en la política monetaria y económica de los PAZF o que el Tesoro Público francés controle nuestras reservas de divisas, entre otros.

Por eso defendemos que nuestra salida del franco CFA debe realizarse bajo tutela francesa. A la espera de encontrar una manera dinámica para lograr la instauración de la moneda única o común de la CEDEAO, sostenemos que para salir del franco CFA neocolonial necesitamos:

● Sacar a Francia de nuestros consejos de administración; es decir, conseguir el «Frexit». Con este objetivo, hemos creado el lema «France Dégage !», que en una de nuestras lenguas nacionales en Senegal sería France Na Dem.
● Repatriar nuestras reservas internacionales.
● Fabricar la moneda y los billetes propios de los PAZF.

Dicho de otra manera, debemos salir del franco CFA neocolonial transformándolo transitoriamente en un franco CFA liberado del protectorado francés gracias al movimiento «France Dégage !». Llevar a cabo el Frexit no requiere perjudicar a la ZMAO [Zona Monetaria del África Occidental] o a la zona PECO [países de Europa central y oriental] ni respetar los criterios de convergencias…

Llevarlo a cabo nos permitirá encontrarnos con un franco CFA emancipado de Francia. Un franco CFA que será el botín de guerra de los países que lo compartan.

¿Piensa que los dirigentes del África francófona que no son modelos en materia de gestión de bienes públicos podrán administrar mejor una moneda nacional?

Su pregunta podría dar a entender que el franco CFA neocolonial está bien administrado o que su descolonización podría conducir a una gestión peor. Sin embargo, para los pueblos dominados, oprimidos y resistentes a la opresión monetaria, no tiene sentido hablar de la «buena gestión» de la opresión o de la «mala gestión» de la libertad.

El problema de los países y de los pueblos dominados en general, y del África francófona en particular, nunca ha estado relacionado con políticos deseosos de dejar atrás el subdesarrollo. Estos existen y siempre han existido. El problema es el sistema económico y político de la eterna alianza entre imperialistas y colaboracionistas. Un sistema que oprime a los pueblos e impide a los resistentes y a todos los que proporcionan alternativas que controlen el poder por y para el pueblo.

No entendemos por qué de repente estos (y no «los») dirigentes del África francófona ―por cierto, prefiero el término «colaboracionistas»― que demuestran claramente su carácter antinacional, antidemocrático, antisocial (todo está relacionado), quieren mostrar una gestión democrática en un único ámbito, el monetario internacional, mientras que son totalmente antidemocráticos en muchos otros, como en sanidad, educación, seguridad… Precisamente, ¿qué es la buena gestión de una moneda? Para nosotros, «buena gestión» no es la mejor expresión. La mejor expresión es «gestión democrática»; es decir, una gestión por y para el pueblo. El Banco Mundial no prohíbe en vano a sus agentes utilizar el término «democracia» según el artículo IV, sección 10 de sus estatutos.

Además, la soberanía monetaria arrebatada no regula ipso facto la de su gestión democrática, aunque la moneda descolonizada la administren hombres y mujeres que, en la fase anterior, eran completamente antiimperialistas. La soberanía, como resultado de la revolución antiimperialista, es una fase importante de la que apoderarse en el plazo más corto, pero no una panacea, ya que después habrá que preguntarse principalmente lo siguiente: ¿soberanía monetaria en beneficio de quién? ¿De un país o de un grupo de países como en la zona euro? ¿Una soberanía monetaria al servicio de las oligarquías senegalesa, marfileña, nigeriana y ghanesa? ¿O al servicio de los campesinos y de las clases obreras y populares africanas? En realidad, estas preguntas se plantean y deben resolverse hoy en día incluso en el proceso de la lucha por la segunda fase de la descolonización del continente en general y, en particular, de los PAZF. Cabe destacar también que, a ese nivel, algunos de nosotros intentamos, con razón, convencer al resto de antiimperialistas de que, sin ser partidarios del liberalismo, se identifican más bien con el pragmatismo, según su propósito para resumir las políticas que van a aplicar después de liberar nuestros países. Ahora bien, no es sensato esperar a haber arrebatado la soberanía monetaria para hacerse la pregunta leninista: ¿Qué hacer?

Hoy en día, la gestión antidemocrática de, entre otros, nuestros sistemas de salud o de educación no podría justificar a posteriori la colonización o descalificar la actuación de nuestros dignos predecesores por la independencia. De la misma manera, el riesgo real de una gestión antidemocrática de nuestra moneda, descolonizada por los dirigentes que estarán en el poder en ese momento, no podría justificar la perpetuación del franco CFA neocolonial.

Eso nos lleva a afirmar que la lucha contra el franco CFA neocolonial es también una ocasión para pensar en la transformación democrática de nuestros Estados, para pensar en las relaciones entre los jefes de Estado, los bancos centrales y el pueblo. ¿Qué poderes directos tendrán los pueblos para controlar su moneda cuando salgamos del franco CFA neocolonial y saquemos a Francia de los Consejos de Administración? ¿Un referéndum por iniciativa popular? ¿Peticiones? Si no lo regulamos, nos arriesgamos a tener una moneda controlada por los tecnócratas y las élites políticas, que usarían esa soberanía monetaria al servicio de su clase, es decir, la burguesía burocrática. Por ese motivo, el procedimiento actual, cuyo objetivo es conseguir una moneda única para la CEDEAO, es antidemocrático. Además, la lucha contra el franco CFA neocolonial brinda la oportunidad a los pueblos de negarse a imitar esquemas monetarios antidemocráticos e impopulares como los presentes, por ejemplo, en la zona euro.

Precisamente, la lucha para conseguir arrebatarles la soberanía monetaria, al igual que otros ámbitos de nuestro poder político, nos permite profundizar y abordar ciertas cuestiones que hasta ahora estaban sabiamente secuestradas. Esta batalla permite la reflexión, el debate y la alternativa monetaria.

¿Qué peligros suponen los AAE para las economías africanas?

Los AAE presentan al menos tres peligros. Para empezar, entrañarán pérdidas importantes de ingresos aduaneros que reducirán los presupuestos generales de los Estados, de los cuales la inmensa mayoría forma parte de los países menos desarrollados (PMD). A causa de los AAE, estos países se encontrarán con más trabas para hacer frente a las necesidades de los pueblos en los ámbitos de la educación, la sanidad, la seguridad, etc. Además, las mercancías de la Unión Europea sin tener que pagar derechos de aduana, ya costarían mucho menos y competirían, por tanto, con los productos locales. Esto provocaría un aumento del paro, de la pobreza, de la dependencia alimentaria, etc. En definitiva, adoptar los AAE, por ejemplo, en África Occidental, un país limitado al comercio de mercancías, supondría adoptar también una cláusula de «reencuentro» sobre otras materias que dice así: «6 meses a partir de la celebración del presente Acuerdo, las Partes acordarán una hoja de ruta que precise el calendario y las modalidades» de las «las negociaciones para alcanzar un acuerdo regional completo» (artículo 106).

El cóctel de AAE, del franco CFA y de los recursos naturales se va a convertir en una combinación mortífera para países como Senegal, que sufrirá el síndrome holandés. Esta mezcla reforzará las importaciones, reducirá la competitividad de las exportaciones y aumentará la dependencia de los recursos naturales de los países que formarán parte de este cóctel.

Las oligarquías africanas, sustentadas por el interés de las oligarquías de otros continentes, quieren sumarle a todo lo anterior la Zona de Libre Comercio Continental. De las muchas opciones que existen para integrar un continente, esta es la peor de todas porque en lugar de poner por delante la solidaridad y la complementariedad, sus cimientos son la competencia y la búsqueda sin escrúpulos de beneficios.

Todos los estudios demuestran que los AAE quieren vaciar las arcas de los Estados. ¿Qué ha llevado a los dirigentes africanos a firmar estos acuerdos que hipotecan el futuro de sus países?

La historia de la humanidad nos enseña que frente a la opresión, solo hay dos opciones: la colaboración o la resistencia. Los dirigentes africanos que firman esos AAE han elegido la sumisión-colaboración con el imperialismo de la Unión Europea.

¿Qué alternativas hay para el franco CFA y los AAE?

De la alternativa al franco CFA, ya hemos hablado mucho para explicar por qué decimos «France Dégage !» para poder salir del franco CFA neocolonial. Sin embargo, hay que añadir que las masas africanas, particularmente los jóvenes, no deben dejarse engañar por las palabras. Se ha hablado de una moneda única para la CEDEAO. Pero recordemos de manera muy clara que los que están en la CEDEAO han salido de partidos políticos de donde proceden los presidentes colaboracionistas. Este apunte es importante porque todos los partidarios del panafricanismo no son iguales. Algunos solamente se diferencian de los colaboracionistas del franco CFA neocolonial en la inspiración neoliberal. Desde esta perspectiva, los pueblos deben cuestionarse lo que la CEDEAO llama «criterios de convergencia», de extracción neoliberal. Por eso, el debate sobre el procedimiento democrático con el objetivo de establecer una moneda única o común es importante, pero también lo es el carácter democrático o popular de esta moneda, porque, una vez más, la soberanía monetaria puede ejercerse contra los pueblos. Y, por tanto, si lo que prima es el interés del pueblo, su moneda debe priorizar la solidaridad y la complementariedad entre ellos y la unidad frente al imperialismo.

Para los AAE, los ACP, y en particular los países africanos, deberían decirle a la Unión Europea que a partir de ahora todas las mercancías tienen que pagar únicamente los derechos de aduana. Por ejemplo, las mercancías que vengan del África Occidental deberían pagar por entrar en la UE y viceversa. Lo que perderá África Occidental al aplicar los AAE es infinitamente más importante que el pago de derecho de aduana a la UE y que un programa quimérico, el de los AAE para el Desarrollo (PAAED) de 6500 millones de euros en cinco años para 16 países. Lo que África perderá serán ingresos aduaneros, PYMES y empleos. Lo que ganará, para empezar, será pobreza, inseguridad alimentaria, dependencia, candidatos a emigración irregular, etc.

Es el momento de decir que los países ACP deben salir del Acuerdo de Cotonú que predecía a los AAE. Este acuerdo ha demostrado 20 años después que realmente designaba una trampa tendida por Europa a los países ACP.

En 2050, la población africana se va a duplicar. ¿Hay que poner trabas o instrumentos para el desarrollo del continente?

Además de los desafíos climáticos y alimentarios, África se enfrenta a un reto demográfico. Es justamente esto lo que asusta a Europa, puesto que la población de África Occidental superará a la europea en el 2030 y, de hecho, en el 2050 será cinco veces mayor. Esto contribuirá a fomentar un cambio en las relaciones de poder geopolítico entre la Unión Europea y África. Así es como hay que entender la insultante declaración de Macron sobre las mujeres africanas que tendrán demasiados hijos. Una afirmación que se traduce en admitir un fracaso que Eduardo Galeano resumía muy bien al decir: «incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales». Se trata de un desafío demográfico que nos reafirma en nuestra postura antiimperialista para la soberanía alimentaria, para los sistemas de sanidad, de educación, de seguridad… sostenibles que satisfagan las necesidades de nuestros pueblos. El nombre es lo de menos. Este es el reto demográfico que los actuales dirigentes colaboracionistas no pueden resolver.

Olivier Ndenkop

Fuente: Investig’Action. Guy Marius Sagna : « La lutte contre le franc CFA est également l’occasion de réfléchir à la transformation démocratique de nos Etats », publixado el 17 de octubre de 2017.

Traducido para UMOYA por Lucía Olmedo León, Ana Olarte de Santiago y Begoña Carrasco González (Universidad de Salamanca).

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