Limitación de los mandatos y alternancia política. El caso del Congo-Kinshasa

Parece haber un mantenimiento deliberado de la confusión entre la limitación de los mandatos políticos del “jefe de Estado” en el Congo-Kinshasa y la cuestión de la alternancia política. Los mandatos políticos concedidos a fulano de tal, miembro de un partido político dado, pueden acabarse sin que el que le sucede en este puesto asegure una verdadera alternancia política en el país. Los mandatos políticos pueden ser conservados en un mismo campo si el pueblo está realmente convencido de la oportunidad de su programa político. El Brasil de Lula y la Venezuela de Chávez son unos ejemplos históricos elocuentes. Esto se hace tras el respeto de los mandatos vencidos y después de las elecciones de sufragio universal. ¿Por qué esta “lógica política” simple no funciona actualmente en el Congo-Kinshasa?

joseph-kabilaUna lectura revisionista de la historia del Congo-Kinshasa querría convencer a los más amnésicos de nosotros de que el país de Lumumba no está bajo tutela de la ONU desde 1999 y que no está bajo la ocupación de los proxys (representantes) habiendo jugado a los actores aparentes en el transcurso de la guerra perpetua y racista llevada contra las poblaciones congoleñas desde los años 90.

Supongamos que esta lectura (revisionista) sea “justa” y hagamos esta pregunta tonta: “¿Por qué el régimen que ha ganado las elecciones en 2006 y 2011 estima que su “autoridad moral” puede violar la Constitución yendo más allá de los mandatos políticos fijados?”


Una confusión mantenida…

Queriendo responder a su manera a esta cuestión, esta “autoridad moral” sostiene que jamás ha hablado de la reforma constitucional. Olvida que su “mayoría” se ha dislocado y que ciertas lenguas se han desatado.

Sus ex-allegados afirman que la cuestión de la reforma constitucional respecto a los mandatos políticos del “jefe del Estado” (aparente) ha sido abordada repetidas veces por “el raïs” (dictador). Para él, esto es una cuestión de vida o muerte. O más bien una cuestión de “supervivencia política”.

Sus ex-allegados admiten que “el jefe” tiene mucho miedo. De ahí su imprevisibilidad. Su miedo puede conducirlo a ser la chispa que haga saltar el polvorín en cualquier momento. Sin “un frente ciudadano” coordinando la unidad en la acción, el Congo-Kinshasa corre el riesgo de regresar a la edad de piedra. Sí, “el raïs” tiene miedo. “Los tipos duros de su régimen” también tienen miedo. De ahí la confusión que mantienen entre la limitación de los mandatos políticos de su “jefe” y la alternancia política. Dicen: “como no hay alternancia política creíble frente a nosotros, un referéndum popular reuniendo numerosas firmas de los congoleños puede conducir a la revisión de la materia constitucional que se dice bloqueada”. Sobre esta cuestión, el Profesor Mbata Mangu, un buen constitucionalista, se ha expresado repetidas veces y en el momento oportuno. Nosotros no lo abordamos bajo el aspecto constitucional; sino bajo el aspecto político tomando algunos ejemplos históricos.

Nuestra hipótesis es la siguiente: “el fin de un mandato político no entraña automáticamente una alternancia o una alternativa al poder si no hay cambio de las relaciones de poder”. En Brasil, cuando el mandato político de Lula llegó a su fin, no hubo alternancia en el poder. Hubo una continuidad. La misma política que la de Lula fue llevada a cabo por su sucesora Dilma Rousseff. Lula, aunque gozaba de más de 80% de opinión pública favorable, respetó el fin de su mandato político. Respetó los textos legales. En Venezuela, Hugo Chávez, sintiendo su muerte próxima, designó a un sucesor, Nicolás Maduro y este último ha ganado las elecciones. Prosigue, mal que bien, la línea política trazada por su “maestro” y el pueblo venezolano.

En Brasil, Lula inició un frente teniendo un programa. Se trata del Partido de los Trabajadores (PT). “El PT, escribe Jean Ziegler, no es un partido sino un frente. Lo constituyen movimientos sociales, corrientes intelectuales, sindicatos, organizaciones de base de todas clases, grupos de mujeres, asociaciones regionales, movimientos religiosos, etc.”.[1]

El diálogo interno está asegurado democráticamente. Con Lula, este “frente” ha luchado fundándose sobre una estrategia puesta en ejecución para luchar contra “todos los hambres” mantenidos por los poderosos para matar y exterminar a las masas populares. Esta estrategia fue denominada “Programa fome zero” (programa hambre cero). Las políticas estructurales, específicas y locales comprometidas para realizar este “programa” han estado y están todavía en el corazón de la política llevada por el PT. Lula puede pasar. Dilma Rousseff sabe a qué atenerse. Puede haber fin de mandato (de Lula) y no alternancia política con Dilma Roussef. Para Lula, lo que importa, no es su persona, sino Brasil. El “programa fome zero” constituye para él un final a sus luchas de obrero. Lula tiene un pasado de lucha por su pueblo. Digamos que cuando un partido tiene un programa bien definido, dar el relevo a un sucesor es lo de menos. ¿Por qué? Varios miembros del partido que hayan dominado el programa se vuelven intercambiables.

En Venezuela, Nicolás Maduro estuvo todo el tiempo al lado de Hugo Chávez, el iniciador, para su pueblo, del “socialismo del siglo XXI”[2]. Sucederle ha parecido natural a pesar del hecho de que Nicolás Maduro no tiene el carisma de Hugo Chávez. Pero por haber compartido durante varios años con Chávez y el pueblo venezolano las ideas esenciales del “socialismo del siglo XXI”, Nicolás Maduro es un sucesor digno. Anotemos que si, en América latina, la línea de demarcación entre la izquierda y la derecha es cada vez más clara, en Occidente, no es el caso.

Los Estados Unidos no son un modelo de alternancia política

En este mundo dominado por el sistema neoliberal (e incluso ultra liberal), en estos países llamados de “vieja democracia”, la izquierda y la derecha han perdido su grandeza. No son tan descifrables. Esto tanto más que “los usurpadores”[3] están confiscando el poder legítimo sirviéndose de hombres y mujeres políticas “como chicos o chicas de los recados”. En Occidente, la alternancia en el poder no significa necesariamente una salida del sistema de dependencia capitalo-parlamentarista de los pueblos.

Hecho este punto, el caso de Francia es ejemplarizante. La derecha de Nicolás Sarkozy y la izquierda de François Hollande, es lo mismo da que da lo mismo. Dos libros[4] hacen un análisis bastante profundo de la política de Sarkozy a la de François Hollande. Otro incluso estima que desde hace tiempo, Occidente y Francia viven “después de la democracia”[5] aplastados por el ultraliberalismo.

En Estados Unidos, la línea de demarcación entre “demócratas” y “republicanos” es más confusa. Con razón. Ambas orientaciones políticas son gestionadas por “el Estado profundo de EEUU” y son fieles a la ideología de los Padres Fundadores en materia de “seguridad nacional”. Recordemos que los EEUU son primero “una idea” llevada por una convicción religiosa profunda. Son, desde los Padres Fundadores, “una ciudad (de Dios) situada en una montaña” y teniendo misiones que hay que cumplir por “el bien de la humanidad” y para “su seguridad nacional”. ¿Qué significa esta “seguridad nacional”? Significa el acceso a los mercados claves, a la energía y a los recursos estratégicos. Para garantizar esta “seguridad nacional”, los gobiernos de izquierda o de derecha pueden (¿deben?) recurrir al uso unilateral de la fuerza. Estos gobiernos pueden también garantizar “las misiones humanitarias” que permiten garantizar esta “seguridad nacional”.

Pueden cooperar con “los regímenes autoritarios” que la garantizan. Pero irán a la guerra contra “los comunistas”. ¿ Quiénes son? “(…) dirigentes sindicales, militantes campesinos, sacerdotes leyendo los Evangelios a campesinos que organizan grupos de ayuda mutua, fundado sobre el mensaje pacifista radical donde cualquiera preconizaba las malas prioridades”[6] tales como la atención concedida a las masas populares y a sus necesidades primarias, el desarrollo integral, los salarios dignos, etc. La atención concedida a estas prioridades cubriría una lucha contra “los intereses estadounidenses” en la medida en que se inscribe contra la necesidad de un clima de negocios favorables para las empresas privadas y para la repatriación de los beneficios. La justicia social es enemiga de los “intereses de Estados Unidos”. Aquellos y aquellas que quieren practicarla son “comunistas” que los gobiernos “democráticos” y “republicanos” tendrán constantemente en su punto de mira”.

“La idea” de lo que es América, las misiones de esta última y su seguridad nacional definidas, la alternancia en el poder entre “la izquierda” y “la derecha” no tiene otra razón de ser que manipular la opinión pública y ayudarle a creer en “la democracia” y en “los derechos humanos” que los EEUU consideran como “ideas ilusorias”.

En este contexto, tomar a los EEUU “como modelo de alternancia política” es un signo manifiesto de desinformación, de falta de informaciones o simplemente de ignorancia. En los EEUU, izquierda o derecha, es tanto da que da lo mismo. “La suerte de los EEUU” es propagar reformulándolas “las ideas y las convicciones” de los Padres Fundadores y de tener escuelas, universidades, iglesias y Fundaciones capaces de mantenerlas y de enseñarlas a varias generaciones.

El Congo-Kinshasa necesita una alternativa y no una alternancia

Volvamos al Congo-Kinshasa. Bajo la tutela de la ONU y bajo la ocupación de los proxys de los anglosajones, este país no tiene un problema de alternancia en el poder. No. Necesita una alternativa. Es decir una ruptura con el orden neocolonial que sirven a”el raïs” y “los tipos duros de su régimen” o “sus colegas oportunistas” que han saltado del barco. Fingen volver a discutir el orden neoliberal y neocolonial de su alienación política quedando firmemente atados a los “nuevos maestros del renacimiento africano” obrando a partir de Kigali y de Kampala. Tal es el teatro al que se entregan actualmente implicando a muchos de nosotros. Amnésicos, nosotros caemos fácilmente en el revisionismo de nuestra historia inmediata.

Las deserciones de “filas de la Mayoría Presidencial” forman parte de este teatro. ¿Cómo queremos que “los viejos dinosaurios mobutistas” y “los nuevos depredadores” kabilistas se vuelvan de repente “los salvadores del Congo-Kinshasa” sin que hayan rendido cuentas respecto al tema del proceso vicioso y viciado en el que han sumergido al país a partir de la guerra del AFDL, del MLC, del RCD en su pluralidad, del CNDP, del M23, del PPRD con “los kulunas”, etc.? ¿Será posible reconstruir, en el corazón de África, un país más bello que antes, sin “un serio derecho de inventario”? ¿Se puede, en el país de Lumumba, ir de impunidad en impunidad para construir un país próspero? No somos magos”.

No tenemos respuesta a todas estas cuestiones. Sin embargo, consideramos que un “país más bello” podrá nacer en el corazón de África a partir de una rendición de las cuentas y de un derecho de inventario asumido por compatriotas responsables en el seno de un liderazgo colectivo digno de este nombre. Un liderazgo exigente y patriota podría, por poco que sea, iniciar la vía de la alternativa al poder neoliberal y neocolonial actual. Para que nazca, se necesitan hombres y mujeres de un gran coraje y de un gran espíritu de abnegación capaz de movilizar como Lula, como Hugo Chávez o como Evo Morales.

Al ver tal y como evolucionan las cosas, si este “frente popular” semejante al PT (Partido de los Trabajadores) de Lula no ve la luz, en conciencia, en el Congo-Kinshasa, el futuro de este país corre peligro de ensombrecerse más. Tetanizados por el miedo, “el raïs” y “los tipos duros de su régimen” están dispuestos a entregarse a un ensalvajamiento sin nombre del país para “su supervivencia manducrática”.

Por Jean-Pierre Mbelu

[1] J. ZIEGLER, El imperio de la vergüenza, París, Fayard, 2005, p. 204.

[2] Leer H. CHÁVEZ, Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet, París, Galilea, 715 p., 2015

[3] Leer. S JORGE, Los usurpadores. Cómo las empresas transnacionales toman el poder, París, Seuil, 185 p., 2014.

[4] Leer A.BADIOU, De que Sarkozy es el nombre? París, Líneas, 2007 y A. BADIOU, Sarkozy: peor que previsto. Los otros: prever lo peor, París, Líneas, 2012.

[5] E. TODD, Después de la democracia, París, Gallimard, 2008.

[6] N. CHOMSKY, Futuros próximos. Libertad, Independencia e imperialismo en el siglo XXI, París, Lux, 2011, p. 36

Fuente: Ingeta, Limitation des mandats et alternance polirique. Le cas du Congo-Kinshasa, publicado el 11 de octubre de 2016.

Traducido para Umoya por María Isabel Celada Quintana.

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