Acuerdos de Asociación Económica: El beso de la muerte

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Jeff Attaway – Saint Louis, Senegal – Flickr cc

 A la vista de las probables consecuencias de los Acuerdos de Asociación Económica (APE) nos preguntamos por qué Senegal aceptó firmar esos acuerdos. La cuestión es tanto más pertinente en cuanto que, como PMA (Países menos adelantados), esa firma no aporta más ventajas que el régimen del que se beneficia actualmente.

Con el título «Le baiser de la mort de l’Europe à l’Afrique», nuestro amigo Jacques Berthelot, especialista bien conocido en asuntos agrícolas, firmó un artículo en Le Monde diplomatique |1|. En particular se refería al futuro de millones de campesinos del oeste de África si se ponen en marcha los APE. Porque en Dakar, durante las reuniones dedicadas a las relaciones entre los ACP (Países de África, caribe y Pacífico) y la Unión Europea (UE), Senegal anunció oficialmente que aceptaba los APE y exhortó a los países todavía «reticentes» de la CEDAO, en este caso Gambia y Nigeria, a firmarlos. Y sin embargo esos países tienen buenas razones para ser reticentes.

El objetivo de los APE es establecer un acuerdo de libre comercio entre los países africanos y la Unión Europea conforme a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La UE intentó cerrar el acuerdo en 2007. En la cumbre África-Unión Europea celebrada en Lisboa el 6 de diciembre de 2007 los países africanos rechazaron por unanimidad esta propuesta y exigieron negociaciones más profundas con el fin de que se tuvieran más en cuenta sus preocupaciones.

A lo largo de las negociaciones que han tenido lugar desde entonces, las concesiones y promesas «de ayuda» que ha hecho la Unión Europea no han respondido en absoluto a esas preocupaciones. Al contrario, de la propia Europa se alzan voces para llamar la atención sobre el peligro que constituyen los APE para África. En Francia el Informe Lefort |2| para la Asamblea Nacional y el Informe Taubira |3| escrito por encargo del presidente Sarkozy, dieron la voz de alarma sobre las consecuencias de aplicar el libre comercio entre África y la UE.

El Informe Lefort habla de «salto al vacío» y de «el desafío del bienestar de millones de personas», mientras que Christiane Taubira (exministra de Justicia de Francia nacida en la Guayana francesa, N, de T.) señala con razón «que no hay ningún ejemplo de apertura de mercados que haya conducido al desarrollo».

La asimetría entre la Unión Europea y la CEDEAO

Taubira tiene tanta más razón en cuanto que dicha apertura se va a efectuar entre dos entidades con pesos económicos y financieros muy desiguales. No podemos ignorar que la Unión Europea es la primera potencia económica mundial con un PIB estimado en 18,412 billones de dólares en 2014, es decir, el 23,4 % del PIB mundial. La UE también ocupa el primer puesto en el comercio mundial al controlar más del 16 % de los movimientos comerciales del planeta, para comparar, Estados Unidos controla el 11 %. Y además la Unión Europea es la primera potencia agrícola del mundo.

A lado del PIB de la UE, el de la CEDAO de 2014 se estimó en 674.349 millones de dólares, colocándola en el vigésimo puesto mundial. En cuanto al comercio, la parte de África en conjunto se sitúa en torno al 3 %, menos de un quinto de la parte de la UE. La agricultura en la mayoría de los países africanos está poco desarrollada y las hambrunas son recurrentes.

¿Entonces cómo es posible establecer un acuerdo de libre comercio entre dos grupos de países tan diferentes y alejados uno de otro en todos los planos? Incluso si se tiene en cuenta el factor tiempo, la duración de la puesta en marcha de los APE, la CEDEAO no llegará al nivel de la Unión Europea. Los que se hacen ilusiones sobre un hipotético «alcance» deben abrir bien los ojos. Las profundas transformaciones que ha conocido China en el curso de los últimos 35 años la han elevado ciertamente al rango de potencia económica de primer orden, pero no hasta el punto de «alcanzar» a la Unión Europea aunque ya haya sobrepasado a todos los países europeos tomados individualmente.

La distancia entre la CEDEAO y la UE no se va a eliminar en 20 años ni en 30, incluso suponiendo que las tasas de crecimiento africanas se mantengan muy superiores a las europeas. A la luz de esta asimetría las consecuencias de la firma de los APE son enormes para los países miembros de la CEDEAO.

Las consecuencias de la firma de los APE

Dichas consecuencias se pueden medir en diversos sectores, en particular en el de la agricultura y en el industrial.

Consecuencias para el sector agrícola

Para medir bien las consecuencias en el sector agrícola hay que tener presente que entre el 65 % y el 70 % de la población africana obtiene sus ingresos de actividades vinculadas con la agricultura, cuya contribución al PIB del continente se estima en el 35 % de media. Las exportaciones de productos agrícolas constituyen las principales fuentes de divisas para varios países, a veces hasta el 40 % de sus ingresos presupuestarios.

La puesta en marcha de los APE inundará los mercados de la CEDEAO de productos agrícolas mucho más competitivos, lo que conllevará la desaparición de muchas redes agrícolas con graves consecuencias económicas y sociales, como la ruina de millones de pequeños agricultores y el agravamiento de la dependencia alimentaria de varios países. Incluso aunque ciertos productos calificados de «sensibles» se excluyen de la apertura de los mercados, la mayoría de los sectores resultarán afectados.

Amenazas al sector industrial

La apertura del 75 % de los mercados de la CEDEAO también acarreará una competencia desigual y desleal para el sector industrial del oeste de África, el cual no podrá mantener la competencia frente a las empresas europeas entrenadas y con enormes medios financieros y logísticos para ganar los mercados en los países de la CEDEAO. Lo que será mucho más fácil porque los inversores extranjeros se beneficiarán del estatuto de «tratamiento nacional», en virtud del cual se les tratará en pie de igualdad con los inversores nacionales, senegaleses, burkineses o gambianos.

Como se puede adivinar fácilmente eso constituirá una gran amenaza a la industria local y subregional, compuesta en su mayoría de pequeñas y medianas empresas (PYMES). En parte para bloquear esa amenaza se han adoptado programas de «puesta al nivel» de las industrias africanas, ¡con financiamiento de la Unión Europea!

En realidad esos programas están destinados a avalar la apertura de los mercados y a cubrir la destrucción de sectores enteros de la industria africana en beneficio de multinacionales europeas. El desmantelamiento del tejido industrial africano tendrá enormes consecuencias a corto y a largo plazo. A corto plazo se destruirán miles de empleos agravando el desempleo, sobre todo para los jóvenes a quienes que solo les quedará el recurso de la emigración. Pero sobre todo se cuestionará la industrialización de África. Y sin industrialización no puede existir la «emergencia» y todavía menos el desarrollo.

Pérdidas en las finanzas públicas

Las pérdidas de los ingresos aduaneros van más allá de lo imaginable. Según varios estudios las pérdidas acumuladas al final de decimoquinto año de apertura se estiman en casi 2.000 millones de euros (1.871 millones). Ese montante es superior en un 43 % a los 1.300 millones de euros de ayuda anual prometidas por la Unión Europea en concepto del PAPED (Programa de apoyo a las APE), dotado de 6.500 millones de euros para 5 años.

Para Senegal la bajada de los derechos de aduana frente a la UE conllevaría pérdidas considerables para las finanzas públicas, estimadas en 215,333 millones de euros, es decir, en torno a 141.300 millones de francos CFA entre 2014 y 2015. En el mismo período Togo, que es PMA como Senegal, registraría pérdidas acumuladas de 230,122 millones de euros, es decir, casi 151.000 millones de francos CFA. En cuanto a Nigeria, perdería 754,585 millones de euros y Ghana 219,630, es decir, 495.000 y 144.000 millones de francos CFA respectivamente.

Por lo tanto vemos que los países africanos corren el riesgo de renunciar a importantes recursos y de reforzar su dependencia exterior contando con las promesas de «ayudas» financieras que estarán lejos de compensar las pérdidas sufridas.

¿Cuál es el interés de Senegal en los APE?

A la vista de las probables consecuencias de los APE para las economías de la CEDEAO hay que preguntarse por qué Senegal acepta firmar esos acuerdos. La pregunta es tanto más pertinente en cuanto que, como PMA, la firma no añade ninguna ventaja con respecto al régimen del que se beneficia actualmente. Desde la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los PMA, organizada en Bruselas en 2001, la UE lanzó la iniciativa denominada «Todo salvo armas» en beneficio de los PMA, que podrían exportar a los mercados de la UE sin pagar derechos de aduana sin reciprocidad. Por el contrario, si firma los APE la reciprocidad obligará a Senegal a abrir el 71 % de su mercado a los productos de la UE.

¿Cuáles son las condiciones de la «promesa de ayuda» financiera que han empujado a Senegal a firmar? Eso sería contradictorio con el objetivo fijado del alcanzar la «soberanía presupuestaria» en 5 años. ¿Es para preservar la solidaridad dentro de la CEDEAO? Si es un acuerdo que va contra sus intereses, ¿de qué sirve? ¿O quizás es un ultimátum de la Comisión Europea lo que obliga a Senegal a aceptar los APE?

Sea cual sea la razón es un grave error aceptarlos, ya que la liberalización a gran escala que conllevan es incompatible con «la emergencia» a la que aspira el país. En resumen, con los APE «la emergencia» se envía a las calendas griegas.

Si los APE se ratifican y se ponen en marcha el juicio de la historia puede ser muy duro con el presidente Macky Sall. Al contrario que su predecesor el presidente Abdoulaye Wade, que se puso a la cabeza de la resistencia a los APE, Macky Sall habrá desempeñado en esta batalla un papel poco glorioso que tendrá consecuencias profundas y a largo plazo en el futuro de la CEDEAO.

Demba Moussa Dembélé

Traducido del francés para Rebelión por Caty R.

Notas

|1| Jacques Berthelot, «Le baiser de la mort de l’Europe à l’Afrique», París, Le Monde diplomatique, septiembre de 2014.

|2| Jean-Claude Lefort, Informe 3251, Paris, Asamblea Nacional, 5 de julio de 2006.

|3| Christiane Taubira, Informe para el presidente de la República, «Accords de partenariat économique entre l’Union européenne et les pays Acp. Et si la politique se mêlait enfin des affaires du monde?», Paris, junio de 2008.

Demba Moussa Dembélé, senegalés, es economista, investigador y director del Foro Africano de Alternativas. Además es coautor del libro L’Afrique répond à Sarkozy. Contre le discours de Dakar (2008) y de 50 ans après, quel indepéndance pour l’Afrique? (2010), publicados ambos por Editions Philippe Rey, París.

Fuente: CADTM, 25 de julio de 2016.

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