La farsa del proceso electoral de 2016: Una inyección letal para el estado de Somalia

Según el «Sondeo de Estimación de la Población de 2014 para las 18 regiones de antes de la guerra de Somalia», llevada a cabo por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la población de Somalia se estima en 12.316.895 habitantes divididos entre población urbana (5.216.392), población rural (2.806.757), nómadas (3.186.965) y población desplazada internamente (o PDI, 1.106.751), repartidos en 18 regiones bajo diferentes políticas. El objetivo de la estimación de población ha sido el desarrollo de medidas políticas, económicas, sociales y de seguridad para la mejora de la calidad de vida de la totalidad de la población. Por lo tanto, organizar a los diferentes grupos bajo la norma de un gobierno democrático central es primordial.

El retraso en la creación de una entidad de gobierno central pone en peligro la paz y la estabilidad en Somalia. Así, un «proceso de selección y elección» legal, justo, transparente y realmente libre, que promueve un cambio político a nivel nacional en agosto de 2016 es la piedra angular para el gobierno democrático central. La repetición de la farsa del proceso de selección y elección de 2012 u otro proceso peor será una inyección letal para la condición de estado y de nación de Somalia. La comunidad internacional controla el proceso político y de seguridad de Somalia y es responsable directa de tan fatídico destino. El Consejo de Seguridad de la ONU sigue ocupándose de manera activa del problema de Somalia.

La declaración de no extensión del mandato para el presidente y los miembros del parlamento del gobierno federal reiterada en la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU S/Res/2275 (2016) del 24 de marzo de 2016 permanecerá sin validez ni efecto si no se presenta un plan legítimo y democrático para un proceso de selección y elección que demuestre estar guiado por los principios de competitividad, libertad y justicia. Se hace evidente que el tiempo se ha agotado para la celebración de unas elecciones reguladas, legítimas, competitivas, libres y justas antes de agosto de 2016.

Patrones extranjeros, escándalos políticos, corrupción y abuso del poder del estado han hecho más profunda la convicción de que Somalia está hecha para los personajes sin escrúpulos y los ladrones. El Consejo de Seguridad de la ONU recibió, tanto de manera pública como confidencial, muchos informes sobre los «votos comprados» por parte del gobierno federal. La publicación para el pueblo Somalí de estos informes confidenciales va con retraso.

El nuevo modelo electoral para el proceso de selección de los 275 miembros del parlamento y la distribución de los 54 asientos de la cámara alta del parlamento federal entre los estados miembros federales se introdujo sin ningún acto jurídico y sin haberse acordado sobre un plan de aplicación detallado. La comunidad internacional ha denegado preventivamente al pueblo Somalí, concretamente a los 1.650.277 habitantes que residen en la región de Benadir, la legitimación y oportunidad de ejercer sus derechos como ciudadanos. El proceso político en curso ha desatado un discurso inflamatorio, divisorio y peligroso entre la sociedad somalí.

Además, el nuevo acuerdo entre Puntlandia y el gobierno federal firmado en Garowe intensificará la controversia y complicará el sistema político somalí. El acuerdo establece reglas esenciales para las elecciones de 2016. Por otra parte, si acepta el modelo electoral 4.5 sin pasar el acuerdo por un referéndum en Puntlandia, el presidente de Puntlandia se enfrentará a un bombardeo de críticas desde diferentes sectores. El cambio de postura indica el poder político discrecional de los líderes somalíes en todos los niveles.

Recientemente, Anthony Banbury, el antiguo Subsecretario General de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno publicó un artículo de opinión titulado I the Love the U.N., but it is failing en el New York Times y en otros periódicos internacionales importantes. Banbury se muestra crítico con el papel de la ONU en Somalia y otros países. Los roles preponderantes de la AIGD, la UA, la ONU, la UE y ciertos actores internacionales influyentes en Somalia son los mayores contribuyentes para los problemas y errores de Somalia.

A pesar de los años de esfuerzos coordinados que incluyen el despliegue de más de veinticinco mil fuerzas extranjeras en Somalia y miles de millones de dólares gastados, hace pocos meses, los gobiernos de EE.UU. y la UE clasificaron a Somalia junto con Libia y Yemen como país de alto riesgo para la paz y la seguridad internacional. El Departamento de Estado de los EE.UU. lanzó una advertencia para los viajes hacia o desde Somalia. Los miembros de las diásporas americano-somalí y europeo-somalí, antes animados a volver a Somalia a ayudar en su recuperación son ahora tratados como retornados de alto riesgo en los aeropuertos internacionales de sus países de adopción. Se trata de un dilema serio que debilita cualquier intento de progreso o de un futuro mejor realizado en los últimos cuatro años. La solución es lograr un estado democrático creíble que tenga las características internacionales de un estado y que pueda cumplir con las funciones del mismo.

Los fallos y las decisiones arbitrarias del proceso de transición de 2012 siguen limitando los procesos de consolidación de paz y la creación del estado de Somalia. En su informe de 2012 titulado Somalia: from troubled transition to Tarnished Transition?, el International Crisis Gruoup (ICG) sugirió la formación de un gobierno provisional que asegurara la continuidad del gobierno. Tras cuatro años, Somalia se enfrenta a la misma situación difícil de transición política y crisis profunda que requiere de un gobierno provisional.

SAFERWORLD, una organización internacional no lucrativa sita en el Reino Unido, publicó en enero de 2016 un informe redactado por Sunil Suri bajo el título “Barbed wire on our head”: Lessons from Counter-terror, stabilization and statebuilding in Somalia. El informe se centra en el rol de EE.UU., el Reino Unido y la UE en Somalia y remarca la idea de que la justificación subyacente al compromiso de estos tres gobiernos en dicho país se ha centrado demasiado en reducir la amenaza terrorista. Hay cinco causas para el conflicto, subyaciendo a la inestabilidad y el caos político somalís: un gobierno pobre; la marginalización y la exclusión; la impunidad; la corrupción; la competición por los recursos; y la politización de la identidad del clan. Por lo tanto, el autor le recomienda al trío un cambio en la política que tome en consideración estas causas para el conflicto somalí, ya que estas evolucionan y en última instancia podrían ser la clave para reducir la amenaza terrorista.

Otro informe internacional que influye en las elecciones de 2016 de Somalia es Freedom in the World 2016 emitido por Freedom House. Somalia/Somalilandia es uno de los 12 peores países en el mundo en cuanto a libertad y democracia. Alcanza un 2 como «país no libre» en una escala en la que 0 es lo peor y 100 es lo mejor. Para la libertad en términos de derechos políticos y libertades civiles, Somalia alcanzó un 7 en una escala en la que el 1 es la libertad total y el 7 es la no libertad, lo que quiere decir que Somalia no es un país libre. Sólo Siria y el Tíbet resultaron peores que Somalia. Esto tiene vastas consecuencias tanto en las elecciones de Somalia de 2016 como en las de Somalilandia de 2017. El uso de poderes y recursos del estado o extranjeros para ganar o mantener el poder está haciendo que crezca el desengaño público que sustenta los conflictos políticos y la inseguridad.

Dentro del marco del orden político, 6 millones de somalís cuyas vidas dependen del plan de respuesta humanitaria de 2016 administrado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) no se toman en consideración. El plan presenta datos estadísticos que perturban las conciencias de los responsables. En 2016, OCHA pide 885 millones de dólares para salvar las vidas y asegurar la subsistencia de esos 6 millones de somalís. Se acusa a las autoridades somalís de casos de desalojo forzado de personas desplazadas y de otros pobres urbanos, de edificios tanto públicos como privados en Mogadiscio y otras zonas urbanas, sin una organización apropiada. Las estadísticas del plan de respuesta humanitario miden el fallo a nivel nacional y la falta de progreso.

El profesor Ken Menkhaus, antiguo amigo del presidente Hassan Sheikh Mohamud, ha realizado una mordaz presentación contra la actuación del gobierno somalí en la Maxwell School de la universidad de Siracusa, titulada Statebuilding and Non-State Armed Actors in Somalia. Menkhaus calificó al gobierno federal como un fracaso que controla unos pocos barrios en Mogadiscio. Él sugirió que los líderes somalís son depredadores, que carecen de voluntad política y capacidad (un problema retorcido), determinados a mantener el statu quo del fracaso del estado y el caos político por intereses personales. El profesor dio una imagen pesimista de la situación de Somalia en su conjunto con la excepción de algunos lugares concretos. Sin embargo, favoreció sin muchos ánimos la continuación del proceso de consolidación del estado.

El 24 de marzo, Matt Bryden, coautor de Vission 2016 habló en el Centro de estudios estratégicos e internacionales de Washington, D. C. En referencia al proceso electoral de 2016 en Somalia, el titular de su presentación fue «The Race Against Time» [la carrera contra el tiempo]. Con el poco tiempo restante, Bryden destacó los asuntos complejos que necesitan ser debatidos y acordados antes de las elecciones de 2016. Señaló que la aplicación de cualquier modelo electoral seleccionado plantearía muchas preguntas sin respuesta.

De cara a estas afirmaciones y análisis, la comunidad internacional no debería esconderse tras un telón burocrático y unos plazos ficticios. Como en 2012, las instituciones federales somalís perdieron credibilidad y relevancia, y pocas personalidades tienen el poder para decidir el orden político de 2016. El proceso corrupto y manipulado de selección y elección de 2016 apoyado y defendido por la comunidad internacional no llevará a una mejor inclusión política, una seguridad fiable, el respeto de los derechos humanos, la mejora económica y un gobierno democrático. La comunidad internacional debe apoyar y respaldar un proceso justo de selección y elección en 2016, desde la pla0.277 habitantes que residen en la región de Benadir, la legitimación y oportunidad de ejenificación hasta el programa de aplicación y consolidación del estado basado en una Somalia unida e integrada.

 Mr. Mohamud M Uluso mohamuduluso@gmail.com

Cortesía de Hiiraan

Post de Author Miércoles, 6 de abril, 2016 a las 06:20:17

Fuente: http://www.africanexecutive.com/article.php?section_id=44%20&&%20article_id=8923

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