Hombres blancos se reunen en Londres para idear formas de beneficiarse de los sistemas de semillas en África

El 23 de marzo tendrá lugar en Londres un encuentro entre hombres blancos y unos pocos africanos —algunos de los cuales representan a empresas privadas de semillas— para debatir cómo hacer una fortuna con los sistemas de semillas africanos.

Los agricultores y las organizaciones de la sociedad civil no han sido invitados a la reunión, a la que asistirán únicamente empresas de semillas privadas, donantes, representantes de las comunidades económicas regionales de África, centros de investigación y organizaciones de desarrollo internacional.
En la reunión se analizará un estudio elaborado por la empresa consultora Monitor Deloitte para la Fundación Bill & Melinda Gates (BMGF) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). BMGF es una gran patrocinadora de la comercialización de la agricultura en África, en particular de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA). Este plan comercial en colaboración con USAID amplía la política exterior de EEUU a África y amenaza el sustento de millones de agricultores a pequeña escala que dependen del reciclaje de las semillas.
Los objetivos del estudio de Deloitte son desarrollar modelos para la comercialización de la producción de semillas en África, especialmente de semillas de primera generación (EGS), e identificar medios a través de los cuales el sector público africano pueda facilitar la participación privada en el sistema de semillas africano. El estudio se desarrolló en Etiopía, Gana, Nigeria, Tanzania y Zambia y analiza la producción de maíz, arroz, sorgo, caupí, judías, yuca y batata.
El informe expone un clásico enfoque selectivo del sector privado, en el que las empresas privadas identifican las actividades beneficiosas para su propia implicación. Mientras se quejan sin cesar de la «excesiva participación del Estado», siguen insistiendo en una implicación selectiva de la misma que se encargue de las actividades no rentables, de modo que el sector privado pueda extraer beneficios de las actividades provechosas. Estas incluyen establecer sistemas, desarrollar instituciones e, incluso, participar en algunas actividades productivas en las que probablemente no haya beneficios, pero que son necesarias para permitir que el plan para generar beneficios funcione.
El informe de Monitor-Deloitte toma la producción de caupí en Gana como ejemplo de dónde el sector público debería cargar con el coste de las carísimas y mejoradas semillas básicas para permitir al sector privado obtener beneficios de la multiplicación y distribución de estas. Las semillas básicas tienen un precio prohibitivo debido a sus bajos índices de multiplicación y a su escasa demanda. Pero la demanda existente es, no obstante, lucrativa, por lo que el sector privado quiere implicarse solo en aquellas partes del proceso de producción que le resulten provechosas. Deloitte propone que el sector público se quede al margen en aquellos casos en los que toda la cadena es lucrativa, como ocurre con el maíz híbrido, o en cadenas de valor cerradas, donde la demanda es fuerte pero limitada y los primeros procesos de la producción son también potencialmente provechosos, por ejemplo, los del sorgo híbrido para su destilación.
El papel potencial que tendrían los agricultores en la producción o distribución de las semillas ni siquiera se tiene en cuenta. De hecho, se considera a los agricultores como consumidores pasivos de las semillas producidas en otro lugar.
El encuentro exclusivo celebrado en Londres y el informe, que se centra en cómo pueden los intereses privados aprovecharse de los procesos de la vida esenciales de la agricultura africana, exponen las intenciones de la Fundación Bill & Melinda Gates y de la USAID. Es decepcionante que la Unión Africana esté tratando de respaldar unos planes tan descaradamente neocolonialistas.
El Centro Africano para la Bioseguridad (ACB), por sus siglas en inglés) insiste en que la única forma de conseguir una producción y distribución de semillas equitativa y sostenible sería un compromiso directo con los agricultores y sus organizaciones para garantizar su implicación activa en estas actividades. Insistimos, además, en que las asociaciones entre el sector público y los agricultores que tengan el fin de mejorar las semillas y que integren el conocimiento de los agricultores y de los científicos generarían un proceso más responsable y soluciones más duraderas y más significativas para la producción agrícola africana que las de estos procesos exclusivos y limitados que solo buscan beneficios.
Para más información, contacte con Mariam Mayet, Directora del Centro Africano para la Bioseguridad (mariam@acbio.org.za).
Fuente: http://www.pambazuka.net/en/category/advocacy/94172
Traducido por: Sara Nieto Reyero

 

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