El miércoles 1 de enero de 2014 se encontró el cuerpo sin vida del antiguo jefe de los servicios inteligencia de Ruanda en la habitación del complejo hotelero Michelangelo, en Johannesburgo. Patrick Karegeya se había convertido en un miembro de la oposición del país. El principal sospechoso es un tal Apollo Kiririsi Ismael, un hombre de negocios rico que vive en Ruanda. Rápidamente todas las miradas se volvieron hacia Kigali cuyo presidente, Paul Kagame, ha adquirido estos últimos años la reputación de no tolerar ningún tipo de oposición. El lunes 6 de enero fueron detenidos en Mozambique los primeros sospechosos, tres ruandeses cuyo capitán es Francis Gakwerere [1].
Reconstrucción de los hechos
El 29 de diciembre, Patrick Karegeya fue a buscar a Apollo Kiririsi Ismael a la estación de Gautrain y le llevó al hotel Michelangelo, donde había reservado una habitación para Apollo a petición del mismo. Los dos hombres se conocían de la época en la que Patrick Karegeya aun era jefe de los servicios de inteligencia de Ruanda. Por aquel entonces, Apollo era un informático que el mismo Karegeya había contratado. Según la información obtenida por la RFI, mantuvieron el contacto y se hicieron muy amigos. «Él le proporcionaba información valiosa sobre el régimen», revela una fuente perteneciente al CNR al informativo de RFI. Esto puede explicar por qué la familia no se preocupó cuando después de la medianoche del 31 de diciembre no pudieron contactar con Karegeya a través de ninguno de sus tres móviles.
El miércoles por la mañana, después de ser alertada por el sobrino, la policía encontró el cuerpo de Karageya. El cuello del difunto estaba inflamado y encontraron una cuerda y un trapo manchados de sangre en la caja fuerte de la habitación del hotel.
El viernes por la tarde los tres teléfonos de Karegeya, que habían desaparecido, fueron encendidos y los mensajes recibidos después de su muerte aparecieron de repente como leídos. En estos teléfonos, que estaban en manos de los asesinos, había muchos contactos de Ruanda y del extranjero, entre los que se encontraba el Grupo de Expertos sobre el Congo de las Naciones Unidas y de las organizaciones de defensa de los derechos del hombre. Los miembros de su partido, el CNR, han manifestado su inquietud en cuanto a la seguridad de algunos de esos contactos.
Una oposición amenazante para Kigali
Patrick Karegeya, licenciado en derecho por la Universidad de Makerere, en Uganda, trabajó en los servicios de inteligencia ugandeses antes de ser nombrado director general de los servicios de inteligencia del FPR en 1994. Una gran estrategia que trabajó diez años al lado del general Kagame antes de caer en la desgracia, después de estar en desacuerdo con la manera de trabajar del presidente de Kigali, según el difunto. Fue destituido del cargo de coronel en 2006 y forzado al exilio en Sudáfrica, donde vivía desde el año 2007.
Amigo de la infancia de Kagame, Karegeya se convirtió en su peor oponente a partir del 2007. En una entrevista para la RFI en julio de 2013, el antiguo jefe de los servicios de inteligencia reveló que tenía pruebas que acusaban a Kagame del asesinato del antiguo presidente ruandés Habyarimana, hecho que constituyó el punto de partida del genocidio de Ruanda de 1994. Afirmó que no quería revelarlas a los medios porque «tendría repercusiones en la sociedad» pero decía estar listo para presentar las pruebas ante una investigación judicial.
Debido al contacto que había mantenido con Kagame durante casi treinta años, Karegeya sabía todo sobre él, sus secretos y los chanchullos del régimen. Él mismo fue acusado de haber colaborado en los asesinatos de opositores políticos durante sus años de servicio en el FPR. No tenía ninguna duda acerca del carácter perturbador del líder ni sobre las revelaciones que decía estaba dispuesto a hacer. «Desgraciadamente, Kigali ya no puede tolerar más a ningún tipo de oposición. Algunos de los que huimos para exiliarnos no estamos totalmente seguros. Hay un plan deliberado para matarnos a todos», había revelado el antiguo jefe de los servicios de inteligencia al periódico The Wall Street Journal el último año.
Sin embargo, Karegeya había rechazado la protección de la que se beneficiaba el general Kayumba Nyamwasa después de haber sido víctima de dos intentos de asesinato en 2010, de los cuales es Ruanda, una vez más, la principal sospechosa. Optó por conservar su libertad de movimiento mientras se mantenía la vigilancia. Escogía con precaución los lugares para quedar con sus interlocutores. En efecto, el complejo Michelangelo es uno de los lugares de mayor seguridad y estaría bajo la vigilancia de los servicios secretos sudafricanos.
El CNR y otras partes de la oposición ruandesa acusan a Ruanda
Fundado en 2010 por Karegeya y otros tres disidentes del FPR, Kayumba Nyamwasa, Dr Theogène Rudasingwa y Gerald Gahima, el CNR (Congreso Nacional de Ruanda) acusó a Ruanda tras conocer el fallecimiento de su compañero. «Esta no es ni la primera vez ni la última. La mayoría de los opositores políticos del Presidente Paul Kagame están exiliados, encarcelados o muertos», cuenta Kayumba Nyamwasa al periódico The Independent.
De hecho, el presidente de Kigali, Paul Kagame, dirige el país con mano dura y no tolera ninguna contradicción. A lo largo de los años sus opositores han sido acosados, intimidados, torturados, encarcelados, decapitados, víctimas de asesinato o intentos de asesinato. Kigali parece no retroceder ante nada con el fin de silenciar a los opositores que puedan constituir una amenaza.
Este ha sido particularmente el caso de Seth Sendashonga, antiguo ministro del Interior que cayó en la desgracia después de haber denunciado el abuso de los derechos humanos por parte del FPR, en concreto las masacres de Kibeho. Fue forzado al exilio en Kenia y fue víctima de un primer intento de asesinato en 1996. Dos años más tarde fue asesinado, junto al coronel Théoneste Lizinde, en las calles de Nairobi, un modus operandi de Kigali bien conocido.
Las posibles consecuencias del asesinato de Patrick Karegeya
- Consecuencias diplomáticas
Mac Maharaj, portavoz de Jacob Zuma, afirma que las autoridades sudafricanas no discutirán más sobre este tema con los ruandeses mientras la investigación no demuestre la implicación de Ruanda [2]. La gente recuerda que los intentos de asesinato contra Kayumba Nyamwasa provocaron una grave crisis diplomática entre Ruanda y Sudáfrica. Este último país había vuelto a llamar a su embajador de Kigali, quien solamente volvió dos años después. El descontento entre los sudafricanos era considerable, sobre todo porque este intento había tenido lugar en el momento en el que las cámaras del mundo entero estaban absortas en el país que organizaba el primer campeonato de la Copa Mundial de Fútbol en el continente africano y que hacía todo lo posible por convencer de que podía garantizar la seguridad a sus visitantes.
A diferencia del atentado contra Nyamwasa, en el que los sospechosos, tres ruandeses y tres tanzanos que actualmente están siendo juzgados, fueron detenidos en tierras sudafricanas, los presuntos criminales han abandonado directamente el país. Algunas horas después del crimen, el principal sospechoso, Apollo, estaría ya de regreso a Kigali. La justicia sudafricana lo reclama. ¿Lo liberará Kigali? Si no fuera ese el caso, existe sin duda el riesgo de que surjan consecuencias diplomáticas cuya extensión no se puede medir hoy en día.
Así, la relación ya tensa entre el presidente Kagame de Ruanda y los presidentes Jakaya Kikwete, de Tanzania, y Jacob Zuma, de Sudáfrica, podría envenenarse. De hecho, algunas fuentes afirman por un lado que Patrick Karegeya era un amigo personal del presidente tanzano, a quien se refirió Paul Kagame en un discurso el 30 de junio al declarar que esperaría un buen momento para herirlo (sic). Él respondía entonces a la propuesta del presidente tanzano de negociar con los rebeldes de las FDLR, asentados en el este del Congo.
Por otro lado, bajo la bandera de las Naciones Unidas, los tanzanos y los sudafricanos luchan contra las rebeliones que desestabilizan el este del Congo, a algunas de las cuales Ruanda proporciona tanto hombres como armas. Así que habría que esperarse una reacción a este asesinato que puede experimentarse como una ofensa hacia los sudafricanos, especialmente hacia aquellos para los que el orden público ha sido turbado por otro país, si esto se confirma con la investigación.
- El efecto sobre el RNC y la oposición en general
El Congreso Nacional de Ruanda (CNR) es indudablemente un componente importante en la oposición política ruandesa, sobre todo por el hecho de que ha sido fundado por dos antiguos mandatarios del FPR que conocen bien sus secretos y su naturaleza. Rudasingwa, coordinador del CNR y antiguo secretario general del FPR y después jefe de gabinete del presidente Paul Kagame, recuerda que la intención de Kagame es decapitar a esta organización y consideraría que, eliminando a Patrick Karegeya, la organización se bloquearía y terminaría por desmoronarse. Según el antiguo jefe de gabinete, el presidente está muy equivocado.
Aunque no tengan funciones precisas en el seno del CNR, Nyamwasa y Karegeya formaban juntos la piedra angular de esta organización por las funciones que ejercían en el FPR y la influencia que tuvieron en él. Bajo amenaza de muerte y contando con la protección de los servicios de seguridad sudafricanos, la actividad de Nyamwasa se vio muy limitada. El golpe asestado al CNR es muy fuerte, sobretodo porque algunos juzgaban a Karegeya como alguien carismático, a pesar de que él mismo dirigió la máquina que puso fin a su vida.
El efecto de este asesinato podría, sin embargo, unir a la oposición. Muchos actores de la oposición, mayoritariamente hutu, no confían en el CNR ya que lo lideran antiguos miembros del FPR, organización que cometió numerosos crímenes de carácter étnico contra la población hutu y congoleña en el momento en el que esta élite se encontraba entre los dirigentes. Este acto muestra que, de algún modo, el problema de Ruanda no es (o ya no es) necesariamente étnico. Muchos opositores fueron asesinados después de que el FPR estuviera en el poder. Los primeros años, eran más bien las personalidades hutu las que se encontraban en el punto de mira; pero hoy son sobre todo los tutsi en desacuerdo con el FPR los que están en el blanco. ¿Nacerá finalmente de esta constante y violenta amenaza un ideal común que se quiera defender conjuntamente, no contra un hombre, sino contra un sistema que se ha vuelto en contra de quienes lo crearon?
- Las consecuencias en el seno del FPR
«Todos aquellos que se sirvan de la espada, morirán bajo ella». Esta era la idea que reflejaban a menudo los comentarios de los lectores virtuales de un periódico ruandés en línea [3]. No se referían a que él mismo hubiese utilizado su espada y debiese entonces morir de ese modo, sino más bien a que sus asesinos también morirían de la misma manera. Pero ¿no es ese solamente el mismo razonamiento desde el punto de vista de las víctimas hacia los escuadrones de la muerte que él mismo dirigió? Lo que sí es cierto, en cualquier caso, es que la muerte de la víctima conmocionó a muchos ruandeses, a pesar de lo que se le reprocha por ser un antiguo jefe de los servicios de inteligencia del FPR.
En cuanto a esto, a una pregunta de un internauta que quería conocer la posición del gobierno ruandés en relación con la muerte del antiguo jefe de los servicios de inteligencia, la ministra de asuntos exteriores, Louise Mushikiwabo, declaró en su cuenta de Twitter que «la cuestión no es cómo se empieza, sino cómo se acaba. Este hombre se declaró enemigo de mi gobierno y de mi país, ¿espera usted piedad?» («It’s not about how u start, it’s how u finish. This man was a self-declared enemy of my Gov & my country, U expect pity?»). Todos los días en Twitter, a la pregunta de Elvis Karegeya, hijo del difunto, sobre si todo «enemigo» del Gobierno merece ser estrangulado hasta la muerte, la misma ministra responde que «lo que les ocurre a los enemigos del gobierno ruandés no debería quitarles a estos el sueño». Por su parte, el primer ministro, Pierre-Damien Habumuremyi, ha explicado la misma idea de los mensajes anteriores en los siguientes términos: «Traicionar a la gente y al país que han hecho de alguien un hombre debe tener siempre consecuencias sobre él».
Por otro lado, se han llevado los tres teléfonos de la víctima. Varias personas en Kigali y en todo el mundo están, a partir de ahora, expuestos a la venganza del régimen. Patrick Karegeya, por su carisma y su carácter sociable, era la persona que más afinidad tenía con el seno de los servicios de inteligencia ruandeses, pero también con el ejército, y continuaba manteniéndola. Todas estas personas, de ahora en adelante, deben justificar cualquier contacto que hubiesen mantenido con el difunto coronel. Las audiencias incluso habrán comenzado. Efectivamente, algunas fuentes afirman que el general Karenzi Karake, el actual jefe de los servicios de inteligencia, se encuentra en arresto domiciliario, y que James Kabarebe, ministro de Defensa, acusado de forma regular por haber ayudado a Patrick Karegeya y a Kayumba Nyamwasa a huir, es sospechoso de haber continuado en contacto con estos «enemigos» del gobierno del FPR.
El asesinato de Karegeya conlleva el riesgo de que se cree una sucesión de descontentos que podrían hacer estallar al FPR, ya disuelto, cuya unidad simulada parece aferrarse solamente al temor infundido por la espada de un hombre.
Notas:
[1] (en kinyarwanda) http://www.inyenyerinews.org/politiki/umwicanyi-capt-gakwerere-francis-na-bandi-babiri-mu-maboko-ya-police-ya-mozambique/
[2] http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052702303640604579295930567720894
[3] Léase (en kinyarwanda)
Pacifique Habimana e Irène Nyenyeli, Jambonews.net. Publicado el 7 de enero de 2014 a las 16:46 | Por Pacifique Habimana
| Categoría: Última hora, Análisis de actualidad.
Traducido por Rocío Ganzabal Fernández y María Fernández Valls para Umoya.
