Conflicto en el Nilo Blanco: lo que el secuestro de barcazas revela sobre la presencia de la ONU en Sudán del Sur.

Cuando las fuerzas de mantenimiento de la paz fueron retenidas al cruzar el río por una zona conflictiva, la respuesta de la UNMISS fue lenta e insegura.

Cruzando el Nilo en Sudán del Sur. Fotografía de Grace Cahill/Oxfam.

El pasado lunes, tres barcazas alquiladas por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS) dejaron la base de la ONU situada en la ciudad de Malakal, en el estado de Alto Nilo, en la orilla este del río controlada por el Gobierno. Estas embarcaciones transportaban combustible para la base de la UNMISS de Renk, al norte, y a bordo viajaba un grupo de pacificadores internacionales, así como una tripulación sursudanesa.

Cuando las barcazas llegaron a Kaka, un puesto fronterizo situado en la orilla oeste, controlada por los rebeldes, 100 hombres fuertemente armados dirigidos por el teniente general Johnson Olony les hicieron parar, retuvieron a la tripulación, desarmaron a los pacificadores y descargaron el cargamento de 55.000 litros de combustible, según las Naciones Unidas.

El portavoz de Olony afirmó que entre los hombres a bordo se encontraban agentes del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (ELPS) y de las fuerzas de seguridad nacional. Además, dijo que tratarían a los cautivos “como criminales” para que el mundo supiese que la UNMISS estaba conspirando con el Gobierno. Indicó que se trataba de un complot local, un acuerdo entre el ELPS y varios trabajadores de menor rango de la ONU. Los rehenes temieron por sus vidas y podrían haber sido amenazados directamente.

El ELPS negó cualquier presencia de sus hombres a bordo y afirmó que, a pesar de que habían solicitado la presencia de un soldado por razones de transparencia, esta había sido denegada.

Tres días después, la UNMISS evacuó a 18 pacificadores, incluidos 16 oficiales de infantería y 2 de enlace militar. El domingo, 13 contratistas sursudaneses fueron liberados, así como las 3 barcazas. Sin embargo, los rebeldes se han quedado con el combustible, que quizás valga cientos de miles de dólares, 7 armas de los pacificadores, un bote hinchable y equipos de comunicación.

Todo este incidente parece un saqueo sin respuesta y con éxito a la UNMISS, lo que prueba que la misión es incapaz de protegerse de los grupos armados. Este conflicto también pone de manifiesto el flaco favor que se hace a sí misma debido a su propio desorden aparente.

La UNMISS tiene tres bases a lo largo del río en el estado de Nilo Alto, todas ellas en la orilla este controlada por el Gobierno. Se encuentran en Malakal, una ciudad fantasma actualmente, en Melut, cerca de los campos petrolíferos de Paloich, y en Renk, cerca de la frontera con Sudán.

En la orilla oeste se encuentran las fuerzas Agwelek del pueblo chollo (shilluk) dirigidas por Olony. Las Agwelek están formadas por las fuerzas rebeldes más fuertes, las únicas que han amenazado con ganarle terreno al Gobierno durante el año pasado.

De la misma manera, el Gobierno ha desplegado en Paloich sus fuerzas más poderosas en la orilla este, incluida una flota de los helicópteros más modernos de Sudán del Sur. Los campos petrolíferos de esta región constituyen la fuente de casi todos los ingresos del Gobierno.

El rencor que se aprecia por todo el Nilo es personal. Muchos de los que pertenecen al ELPS se la tienen jurada a Olony, quien luchó del lado del Gobierno durante más de un año solo para luego desertar y cambiarse al bando del entonces líder rebelde Riek Machar y así llevarse armas del ELPS con él.

El bando de Olony está enfurecido debido a la orden reciente del presidente Salva Kiir de dividir el país en 28 estados, que destierra a los Chollo a la orilla oeste, mientras que Malakal y otras zonas que reclaman se fusionan con estados poblados por otros grupos.

Así, cuando el pasado lunes, la UNMISS envió sus barcazas desde Malakal, estas navegaban por el frente de batalla entre las mejores tropas de los rebeldes y las del Gobierno en un momento de máxima tensión.

Para colmo, ninguno de los dos bandos confía demasiado en la ONU.

Las fuerzas de Olony tienen ya un largo historial de conflictos con la UNMISS, que se remontan a las malas relaciones previas a la guerra civil,según Casie Copeland, analista de la organización International Crisis Group.

Mientras tanto, el Gobierno considera que la UNMISS está protegiendo a los rebeldes en sus bases, que acogen a unas 200.000 personas en toda la nación. Las autoridades ya han acusado anteriormente a esta misión de proporcionar armas a los rebeldes.

Tanto civiles como trabajadores de organismos de la ONU han sido asesinados o secuestrados en sus bases o cerca de ellas en numerosas ocasiones.

Además, el río en sí es un punto crítico. Ambos bandos han utilizado barcazas para lanzar ataques contra el otro. Se cree que la compañía de embarcaciones utilizada por la ONU es la misma que utiliza el ELPS, lo que crea una enorme confusión. Este año, el Gobierno paró el tráfico en el río, supuestamente para impedir que los rebeldes atacasen y para matar de hambre a los chollo.

En el Nilo

En medio de este conflicto, la UNMISS envió 55.000 litros de combustible protegidos por 16 hombres armados. Después de la captura de las barcazas, la desconfianza por parte de ambos bandos creció.

Cuando se dieron cuenta de que la UNMISS no se había pronunciado sobre el incidente, el ELPS empezó a sospechar inmediatamente que la ONU estaba abasteciendo a los rebeldes. No fue hasta el jueves 29 de octubre, después de que los medios de comunicación diesen a conocer la noticia y tres días después del secuestro, cuando la UNMISS realizó un comunicado oficial. Para el ELPS, el hecho de que los barcos de carga de la ONU cruzasen a la orilla oeste y se quedasen allí durante tres días sin explicación ninguna les hizo pensar que los cascos azules estaban ayudando a Olony.

¿Por qué tardaron tanto en pronunciarse? Uno espera que esta decisión fuese fruto de lo delicado de la situación de los rehenes.

No obstante, quizá también tenga algo que ver con la estrategia de relaciones públicas de la UNMISS, que a menudo aboga por el silencio. Conseguir información de esta misión de la ONU no suele ser fácil. He visto incluso cómo trataban de acabar con toda filtración de información sobre amenazas a la misión y a los civiles que están bajo su protección. De hecho, esta no era la primera vez que la UNMISS en Malakal respondía de una manera demasiada lenta o incluso silenciosa a secuestros organizados por las fuerzas de Olony.

Otra razón de este silencio puede ser la desorganización interna de la UNMISS. A pesar de que la noticia de los secuestros había llegado a Yuba el martes como muy tarde y de que el miércoles ya circulaba en el entorno de las ONGs, los oficiales de alto nivel de esta misión no tuvieron conocimiento del incidente hasta el jueves, según se informó a African Arguments. Es sabido por todos que algunos batallones extranjeros de la UNMISS prefieren actuar por cuenta propia y seguir órdenes de sus superiores, lo cual puede generar problemas de comunicación.

Sin embargo, la falta de información de la UNMISS durante varios días puede también deberse a que, por lo que parece, la misión todavía sigue sin saber quién iba a bordo de las barcazas que salieron de Malakal el lunes.

El jueves, la UNMISS afirmó que viajaban 20 pacificadores, antes de cambiar esta cifra a 18. Dijeron que había 12 contratistas en cautividad, pero el sábado un portavoz dijo que eran 13. Más tarde ese mismo día, un portavoz diferente reiteró que eran 12. El domingo, la misión afirmó que eran 13. El número de embarcaciones también cambió: al principio, la UNMISS anunció que solo había una barcaza secuestrada, pero el domingo rectificaron y dijeron que en realidad eran 3.

En particular, un portavoz de la UNMISS me insistió en que los 13 trabajadores eran las personas comprobadas. ¿Entonces quedan aún más rehenes en Kaka? Ambos bandos lo niegan, pero el hecho de que la UNMISS no tuviese claras las cifras de rehenes hasta después de una semana de lo sucedido deja ver un descontrol peligroso, especialmente porque la alegación principal de las fuerzas de Olony era que había agentes del Gobierno a bordo.

La UNMISS todavía es incapaz de negar dichas alegaciones. “No tenemos ninguna razón para creer que alguien [perteneciente al Gobierno] estuviese a bordo, pero hemos recibido cierta información de primera mano que afirma que el ELPS llegó y encontró identificaciones del Gobierno. No sabemos ni dónde las consiguieron ni por qué, pero se está llevando a cabo una investigación sobre toda la situación”, declaró un portavoz el lunes.

En espera de pruebas

Esperaremos a ver lo que descubre la UNMISS, si es que deciden publicar sus hallazgos. La misión nunca llegó a revelar los resultados de una investigación sobre los asesinatos de varias personas en la base de Malakal que tuvieron lugar en febrero de 2014. También habrá que ver si el bando de Olony es capaz de probar sus alegaciones.

Al final, la UNMISS consiguió salvar a sus 31 trabajadores y, supuestamente, fue gracias a negociaciones firmes, aunque tardías. Ellen Loj, responsable de la misión, dejó claro que el secuestro suponía un ataque a la ONU y que podría constituir incluso un crimen de guerra. Desde Nueva York se insistió en la responsabilidad de mando de los partidarios del líder rebelde Riek Machar. El portavoz de Olony admitió a African Arguments que los 13 contratistas habían sido liberados “para evitar más intimidación” por parte de la ONU después de que Machar hubiese hablado con Olony.

Esto ya constituye en sí mismo una desviación de la norma. En Sudán no se suelen oír casos de grupos armados siendo intimidados por la UNMISS, ni de generales locales respondiendo a largas cadenas de órdenes. No obstante, personalmente dudo que Olony se sienta inseguro en estos momentos, sentado encima de 55.000 litros de combustible.

La UNMISS se enfrenta a enormes desafíos en Nilo Alto. Operar con mayor control y cuidado y tener una estrategia de comunicación más agresiva podría ayudarles a superar esos retos.

Publicado el 4 de noviembre de 2015 por Jason Patinkin*

*Jason Patinkin es un periodista freelance que vive en Juba, Sudán del Sur.

Fuente: http://africanarguments.org/2015/11/04/trouble-on-the-white-nile-what-the-barge-kidnapping-reveals-about-the-un-in-south-sudan/

Traducido por Raquel Lorenzo Martín, Univ.Salamanca

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