Los fantasmas de Ruanda en Charlottesville: Una propuesta para la curación de Estados Unidos

Tras la desgracia de Charlottesville, los ciudadanos estadounidenses tienen que reconocer la gran lacra de manifestaciones abiertas y encubiertas de racismo que ocurren en su país, así como el racismo que sufren cada día cientos de miles de personas negras y de otras minorías con encarcelaciones, la violencia de la policía, discriminación, aumento de enfermedades en las partes más empobrecidas donde estas personas están en el fondo de la escala social, económica y política del país.

© Daily News NY.

Nací en Ruanda y viví la brutalidad del genocidio. Ahora soy un refugiado en Estados Unidos. Cuando vi lo que ocurrió Charlottesville, no pude evitar acordarme de la tristeza tras el trágico genocidio de mi país en 1994 y en los años posteriores. Concretamente, las imágenes de los supremacistas blancos en Charlottesville con sus antorchas, sus cánticos antisemitas, sus eslóganes de ideología nazi “sangre y tierra” contra todas las personas que no son como ellos, me recordaron a las imágenesatroces de los paramilitares en Ruanda conocidos como Interahamwe (los que pelean juntos).

La Interahamwe, que luchaba con machetes, junto con el ejército, fuerzas de seguridad y personas corrientes, se convirtió en una fuerza letal que acabó con casi un millón de Tutsis y Hutus en solo cien días. Los habitantes de Ruanda y la comunidad internacional se preguntaron el porqué de lo ocurrido e intentaron buscar cómo prevenir la repetición de un trauma que causaron seres humanos a otros seres humanos.

Como anteriormente en Ruanda y ahora en Estados Unidos, este tipo de sucesos trágicos y de tal magnitud nunca ocurren por accidente o de forma inmediata. Ocurren porque previamente existen ideologías extremistas que se movilizan, se organizan y cuentan con líderes que defienden este tipo de causas. Cuando existe incertidumbre y es tiempo de grandes transformaciones en una sociedad dividida, es normal que crezcan las expectativas, que haya reivindicaciones legítimas, sin embargo, si al mismo tiempo, crecen los grupos de pequeños agitadores y demagogos de una ideología extremista, este nacionalismo puede ser el comienzo de una desgracia general en su país. Cuando los extremistas tienen control y acceso a la organización del estado, pueden, sin ninguna duda, causar un daño terrible e irreparable. Solo los ciudadanos comprometidos e instruidos junto con las instituciones que trabajan por construir una sociedad diversa pueden hermanarse para prevenir las tomas de poder y así neutralizarlas en la sociedad.

Muchas personas piensan que el presidente Trump es el problema más inmediato y urgente en los Estados Unidos. Sin embargo, es necesario pensar que el presidente Trump no cayó milagrosamente del cielo. Su ascenso al poder explica la historia de este hombre. Y lo que es más importante, explica una historia más profunda sobre la sociedad estadounidense del siglo XXI donde se encuentra un sistema político cautivo de un gran capital y de poder militar que da pocas opciones a los ciudadanos. Es cierto que ha habido presidentes estadounidenses diferentes, que han luchado por algunas reformas y en ocasiones, el sistema político es atípico y presenta algunas anomalías, pero lo más normal es producir y mantener el statu quo.

Desde el punto de vista de los afroamericanos, considero que los problemas internos y externos de los Estados Unidos como país y superpotencia mundial son anteriores a la llegada del presidente Trump y trascienden la división política. Estos problemas permanecerán y se intensificarán mucho después del fin de la era Trump. De hecho, son los estadounidenses los que tienen que empezar a referirse a todos los ciudadanos “iguales” dentro de una comunidad conjunta y no como “otros” en extremos opuestos y dentro de un país dividido. Si Estados Unidos es capaz de resolver esta situación, se está encaminando peligrosamente hacia la autodestrucción que, al mismo tiempo, podría potencialmente destruir el mundo como lo conocemos.

Para curar a este país, es necesario que América reconozca y enmiende los  vergonzosos errores que existen en su estructura. Es una conversación difícil que tiene que empezar por partes desagradables de la historia, antes de la creación de los Estados Unidos, cuando los colonos blancos exterminaron a los nativos americanos. La terrible despoblación de África y la esclavitud de los negros tienen que considerarse como el mal cuyo legado se sigue sufriendo hasta ahora. Los estadounidenses tienen que reconocer la gran lacra de manifestaciones abiertas y encubiertas de racismo como el suceso de Charlottesville. Pero al mismo tiempo, este rechazo a una parte de la población se encuentra en la vida de cientos de miles de personas negras y otras minorías que sufren encarcelaciones, la brutalidad de la policía, discriminación, aumento de enfermedades en las zonas más empobrecidas, donde estas personas están en el fondo de la escala social, económica y política del país.

Por estas razones considero que, el primer paso en el proceso de curación es llevar a cabo un diagnóstico riguroso y reconocimiento de la enfermedad y así contar con un paciente dispuesto a cooperar para poder llevar a cabo un plan de tratamiento. Y en el caso del Estados Unidos, el pensamiento y las ilusiones de un grupo de personas no pueden sustituirse por una acción prolongada y colaborativa. A lo largo de nuestra vida, pasamos la mayoría del tiempo con nuestras familias, comunidades, escuelas, lugares de oraión, ocio y trabajo. Lo que hacemos y decimos en esos lugares, importa. ¿Qué decimos a nuestros hijos en casa? ¿Cómo conectamos con nuestras comunidades? ¿Cómo enseñan a nuestros hijos en el colegio y en la universidad? ¿Cuáles son nuestras prioridades como país? ¿Quiénes son los amigos y enemigos de Estados Unidos? ¿Existe una base y un final fundamental y medios de cómo Estados Unidos participa en el mundo?

En la familia, debemos inculcar a nuestros hijos el espíritu del amor, la paz, la solidaridad como antídotos contra las ideologías perjudiciales del racismo, fascismo, xenofobia y terrorismo.

Estados Unidos tiene que buscar cómo construir comunidades que florecen cuando se deja crecer y se mantiene la diversidad. Por ello, el statu quo es simplemente insostenible. El espíritu extremista y el individualismo junto con la mentalidad del “nosotros contra ellos” ha creado vecindarios sin vecinos. Los ciudadanos estadounidenses están solos, sin una red de confianza y sin apoyo social, lo que provoca que las comunidades crezcan juntas. De forma metafórica, el escritor Robert Putman en su libro Bowling Alone (Solo en la bolera)–donde trata los principales problemas de Estados Unidos desde 1950– es como si en la sociedad estadounidense, “cada ciudadano fuera a jugar solo a los bolos”.

La educación estadounidense, la sanidad, los centros de investigación han desarrollado los conocimientos y las capacidades necesarias para llevar al hombre a la luna, para crear armas nucleares y de destrucción masiva, copiar el genoma humano, clonar animales, construir internet, realizar investigaciones avanzadas de inteligencia artificial, aumentar la esperanza de vida y crear una riqueza que nunca se había visto en la historia de la civilización humana. Es necesario que las minorías pobres tengan las mismas oportunidades y puedan acceder al conocimiento y a las capacidades que se utilizan para construir el bienestar sostenible de todos. Y lo que es más importante, es esencial hacer entender a los niños estadounidenses, desde el colegio hasta la universidad, que todos los seres humanos forman parte de una diversidad cuyo bienestar depende del bienestar de otros individuos interdependientes, sus familias, sus comunidades y sus países. Es necesario enseñarles a apreciar que la verdadera salud física, mental y espiritual nace principalmente de cada uno de nosotros y que las comunidades y los servicios sanitarios tienen que permitir que todos los ciudadanos participen y tengan el mismo derecho.

Los lugares de trabajo tienen que ser el espejo de los objetivos morales y de diversidad de Estados Unidos. La desigualdad de ingresos actual donde el 0.1% gana 198 veces más que el ingreso medio del 90% de la población es inhumano, peligroso e insostenible. Es inhumano porque no hay justificación moral para este poder de los más ricos en la tierra, cuando a la vez existen personas sin casa, hambrientas, en paro y que no tienen acceso a los servicios sanitarios. Es peligroso porque la desigualdad es caldo de cultivo para se cree ira entre la población y es un pretexto para las ideologías racistas. Es insostenible porque puede causar una alteración global.

Por último, Estados Unidos necesita amigos y aliados en todo el mundo. La crisis que ha nacido en Charlottesville tiene un gemelo potencial y catastrófico con la crisis en Corea del Norte.

Mientras los tambores de guerra han sonado desde la Casa Blanca y Pyongyan, solo son señales de la naturaleza precaria del Sistema de seguridad que se basa en amenazas de destrucción mutua asegurada. Con una división en el propio país, con una alienación de los aliados tradicionales y en desacuerdo con las partes clave del sistema internacional, ¿cómo sigue Estados Unidos esperando luchar y ganar una guerra rápida y decisiva en Corea del Norte?

Estados Unidos ha gastado trillones de dólares en guerras desde el 11 de septiembre y tiene un presupuesto de defensa que asciende a 824.6 billones de dólares además de fuentes limitadas dedicadas a ayuda extranjera ¿cómo espera Estados Unidos convencer a otros países donde los ciudadanos viven con menos de dos dólares al día? Es en estas naciones donde nacen ideologías extremistas, discípulos y terroristas en todo el mundo. Las guerras en Irak, Afganistán y la lucha contra el ISIS, Al Qaeda, Al Shabaab y Boko Haram han demostrado que los poderosos Estados Unidos no pueden ganar fácilmente con drones, bombas y soldados en el terreno. Por otro lado, tampoco es buena la estrategia de Estados Unidos cuando apoya económicamente a dictadores y así entrar en el codicioso sistema americano, para que puedan expoliar a otros países. Para luchar y ganar una guerra extranjera necesitas personas que estén de tu parte, aliados, ganar y convencer de que solo es una guerra.

Tras el suceso de Charlottesville, vimos la peor cara y la más impactante de Estados Unidos. Pero a la vez, contemplamos de forma inspiradora la parte más humana y bella de este país cuando se conmemoraba a Heather Heyer, que fue asesinada por un supremacista blanco. En este día, se cantó “We Shall Overcome” (al final, venceremos), la madre de Heather valientemente expresó que el asesinato de su hija le “hacía más grande” y finalmente, Heyer se unió al panteón de los mártires asesinados por esta causa. Recordemos a Heather, recordemos a los que perpetuaron los ataques y recemos para que Estados Unidos se comprometa a vencer.

Mientras nos reunimos en nuestros lugares de rezo o de meditación, recordemos al presidente Trump quien tiene el deber solemne de proteger y defender a todo su país. Es un hombre que tiene la suerte de haber recibido mucho en su vida, una bonita familia, una riqueza enorme y el trabajo más influyente del planeta. Por estas razones, se espera mucho de él. Quizás, el mejor regalo que él pueda pedir es sabiduría, discernimiento y comprensión para dirigir una nación que se encuentra en una situación de agitación auto infligida. Trump debería rezar por un corazón benevolente y comprensivo que no sea dañino para su país. Trump también debería dar pensar urgentemente cómo educar a aquellos con ideologías extremistas y finalmente, recibir con brazos abiertos la diversidad de su país, aumentar su legado espiritual y material, para así cambiar el curso hacia la curación de todos los estadounidenses.

El presidente es lo suficiente mayor como para saber que siempre hay otras oportunidades para resolver los errores del pasado. Es una humildad que se debe aprender y que en el futuro, puede ser enormemente recompensada.

Theogene Rudasingwa

* DR. THEOGENE RUDASINGWA antiguo embajador de Ruanda en Estados Unidos y moderador mundial de debates sobre ciudadanía en Germantown, Maryland, USA.

Fuente original:Pambazuka News, Rwanda’s ghosts in Charlottesville: A prescription for America’s healing, publicado el 24 de agosto de 2017.

Traducido para Umoya por Elisa García Marcos.

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