RDC-El discurso del Dr Mukwege a la nación congoleña

Este 30 de junio de 2017, con ocasión de la conmemoración de la independencia de la República Democrática del Congo, el Dr Denis Mukwege dirigió a la nación congoleña, más concretamente a su juventud, una vibrante y patriótica declaración. Ésta última es un verdadero llamamiento lanzada a la juventud congoleña para que vuelva a conquistar su libertad, su soberanía y su dignidad con el fin de construir un Congo más fuerte y más bello, ese Congo con el cual soñaban los Padres de la independencia.

Este discurso requisitorio contra la deficiente gobernanza de Joseph Kabila aspira también a ser un discurso-programa que sustituya al humano en el centro de las inquietudes actuales y en el núcleo de las soluciones a encontrar. El Dr Mukwege diagnostica en él de manera clínica los males que roen la sociedad congoleña. Como buen cirujano, propone una batería de soluciones terapéuticas para la refundación del Congo.

Para facilitar la lectura de este discurso, el texto íntegro está dividido en capítulos temáticos. (Extracto modificado del texto introductorio Dr. Didier Kamidi)

«Queridos compatriotas,

(…) Os deseo por lo tanto a todos una buena fiesta de la independencia. Incluso si esta independencia está todavía por conquistar, nosotros la debemos conmemorar. La independencia, como la libertad, se conquistan todos los días. Debemos estar preparados para defenderla. Es nuestra libertad. Es la dignidad de un pueblo: ser libre para siempre.

La juventud congoleña necesita movilizarse, tomar su destino en la mano, arrancar su libertad y trazarse un nuevo itinerario. En resumen, asegurarse de no cometer los errores de las generaciones pasadas. Errores por los cuales el país sufre hoy gravemente.

Apropiarse de su historia

Para realizarse, la juventud congoleña necesita apropiarse de su historia, hacer un trabajo de memoria, de saber de dónde viene, de saber cuáles han sido los errores del pasado con el fin de corregir el itinerario y tomar definitivamente la buena dirección para construir un futuro mejor. Nuestro himno nacional “En pie congoleño” es el punto de unión de las dos épocas que caracterizan nuestra historia y explica nuestro presente.

En efecto, el ancestro de la República Democrática del Congo fue el Estado Independiente del Congo, que fue creado por la fusión de varios reinos, varias tribus que habitaban el actual límite de la República Democrática del Congo y por la voluntad de una persona. A pesar de que estos reinos se unieron por una casualidad del destino porque el artífice de esta visión tenía otro objetivo, que no era precisamente fusionar las etnias sino más bien, poseer el espacio en el que habitaban a causa de sus riquezas naturales. De la misma manera que los otros países africanos eran colonias que pertenecían al país colonizador, el Estado Independiente del Congo pertenecía a una persona como una propiedad privada. Pero hay que saber que en la mente de las grandes potencias, en ese entonces, el Congo debía ser una zona de libre comercio donde todas las potencias podían hacer negocios libremente. Era la condición para crear y ceder un territorio tan grande de 2.345.000 km2 a una persona: el rey belga Leopoldo II que tiene sin embargo el mérito de haber negociado las fronteras del Congo actual. Se presentó como una fuerza contra el esclavo, un soplo civilizador de los indígenas congoleños, pero sucumbió a la tentación de la explotación inhumana de los recursos naturales del Congo. Esta actitud va a escandalizar la conciencia de la humanidad.  Y así el Congo va a ser cedido al Reino de Bélgica hasta 1960. Por desgracia para nosotros, después de la independencia, nuestros diferentes presidentes han dirigido siempre el país como su propiedad privada, interesándose por los recursos naturales y por el enriquecimiento personal y no por el pueblo. Hoy, cien años más tarde, el coltán ha remplazado al caucho pero el sistema de explotación ha seguido siendo el mismo. En los dos casos, los congoleños han sido masacrados por millones y hoy, desgraciadamente, esas masacres continúan. La historia dramática del Congo se repite por falta de trabajo de memoria.

Identidad nacional, mezcla de nuestra sociedad y diversidad cultural: defensa contra la balcanización

Hemos sido, por lo tanto, unidos por el destino y esta unidad debe ser considerada hoy como una oportunidad y no como una amenaza. Podemos constatar que todos los enemigos del pueblo congoleño intentan desde la independencia desmontarnos, balcanizar el Congo porque saben que unidos, somos invencibles, ¡unidos somos más que vencedores!

En 1960, estábamos menos mezclados entre regiones y a pesar de eso la secesión katanguesa había fracasado. Hoy, toda tentativa de balcanización está condenada al fracaso porque estamos más mezclados y estamos a punto de construir una identidad nacional congoleña muy sólida. Gracias a la política de Mobutu quien abogaba por una gestión de la administración pública por personas de otras regiones del país, la mezcla de los congoleños de diferentes regiones se había acelerado hasta tal punto que hoy todos tenemos en una misma familia un tío muluba, una tía mukongo, un sobrino muswahili, una cuñada mungala. Esa es la verdadera familia congoleña. Somos un pueblo con todo lo que este concepto implica al igual que americanos y canadienses, franceses y mucho más.

¿Cómo romper entonces esos vínculos que se han establecido sobre una superficie de 2.345.000 km2, entre 80 millones de habitantes y esto durante un siglo sin ocasionar daños enormes? Aquel que intenta balcanizar el Congo sobre la base étnica para sus intereses mercantiles, su lugar está delante de las cortes y tribunales porque las pérdidas humanas serían incalculables. Estamos unidos por el destino y nuestra diversidad en la unidad es una riqueza inmensa.

Unidad, igualdad y labor colectiva: valores indispensables para la independencia económica

Nuestra salvación al igual que nuestra fuerza para construir un futuro mejor se encuentra en la unidad. Pero la construcción del Congo y la consolidación de nuestra independencia pasan por la labor de todos. ¿Es utópico pensar que una clase de los congoleños debe continuar viviendo en la extravagancia de los jets privados, de las villas sobre la Costa Azul mientras que otros deben trabajar arduamente y comer por turnos, sin educación, sin agua, sin electricidad, sin alojamiento? Es una forma de esclavitud moderna que ya no podemos aceptar. Debemos estar unidos en la labor para poner fin a la explotación del hombre por el hombre, al sometimiento del congoleño por otro congoleño. Hemos nacido iguales y debemos serlo ante la ley. Es inconcebible que tengamos una legión de diplomados universitarios que no esté asociada a la labor por la independencia económica de nuestro país.

Volver a dar a los jóvenes su dignidad por la lucha contra el paro

¿Cómo podemos establecer nuestros frentes curvados durante mucho tiempo cuando nuestra juventud vive un paro endémico? ¿No se dice que el trabajo ennoblece al hombre? ¿Cómo podemos ser dignos cuando vivimos hasta los 40 años bajo el techo de nuestros padres por falta de ingreso mínimo garantizado? 57 años después de la independencia, nuestros frentes están siempre curvados. Debemos establecerlos. Es por la creación de empleo que nuestra juventud puede trabajar en un clima de paz, un clima favorable a los negocios atrayendo a los inversores, animando los Start up. Así podemos tomar el mayor impulso y para siempre en la conquista de nuestra independencia efectiva. Para llegar a ello, no es el entusiasmo lo que le falta al pueblo congoleño.

He tenido el privilegio de visitar varios países del mundo y de hacer conferencias en muchas universidades. ¿Cuál no ha sido mi sorpresa constatar que por todos lados tenemos congoleños universitarios, o simplemente congoleños altamente cualificados que hacen su trabajo con pasión y entusiasmo a satisfacción de sus empleadores? Y ¿qué decir de la mujer congoleña que lleva a su familia y la carga económica del país sobre sus hombros con medios irrisorios? No hay ninguna duda: somos un pueblo fuerte y somos capaces de construir un Congo más bello que el anterir con nuestro esfuerzo.

Hoy, desgraciadamente nuestra labor beneficia más a los demás que a nuestro país. Necesitamos un estallido patriótico para que nuestros trabajos, duros en el interior del país como en nuestra diáspora, no continúen a servir los intereses egoístas de ciertos grupos o de ciertas clases sociales, sino más bien que sirvan los intereses de las generaciones futuras. Así, podremos construir nuestro país y hacerle más bello que antes en la paz.

Solidaridad y despertar patriótico para volver a dar al Congo su dignidad

Es en la solidaridad, tanto transversal como vertical, en lo que debemos trabajar. La renta universal garantizada y la cobertura sanitaria universal son nociones adquiridas con mucho esfuerzo por Occidente desde hace solo algunas décadas. Pero estas nociones de solidaridad están inscritas en nuestros genes. Están transcritas en nuestras tradiciones. Son nociones de solidaridad que siempre han sido el orgullo de África. Abandonar la solidaridad, es abandonar la identidad africana. Pero ¿cómo explicar entonces este egoísmo creciente en el Congo que hace de nosotros un país rico con una población entre las más pobres del planeta y unos dirigentes que viven en una opulencia exagerada? ¡El contraste social es simplemente repugnante! Nos hemos vuelto el hazmerreír del mundo entero. Nuestro orgullo de ser congoleño ha sido afectado. Pero todo no está perdido queridos compatriotas porque nuestra capacidad de estallido y de despertar patriótico puede marcar la diferencia y restituirnos la dignidad perdida.

Soberanía nacional y respeto de los derechos humanos

Desde hace 20 años, nuestra soberanía es ultrajada constantemente. Vivimos en nuestras casas como extranjeros. Las opciones que tenemos, son la resignación, el exilio, la prisión o la muerte. No es incluso una opción, es una obligación, es una situación que nos es impuesta.

En estas condiciones, ¿se puede hablar realmente de la soberanía de un pueblo? ¡Absolutamente no! Somos un pueblo humillado por nuestros vecinos quienes no tienen ninguna consideración por nosotros, sobre todo cuando debemos ir cada mañana a hacer nuestras compras habituales fuera de nuestras fronteras ya que el congoleño ya no puede simplemente hacer negocios en su país debido a múltiples impuestos y acosos administrativos que paralizan a las mujeres comerciantes. Los hombres jóvenes de negocios congoleños ya no saben cómo mantener sus negocios así como toda iniciativa local, dejando sitio a las mafias que venden todos los productos de consumo habitual, exporta nuestros recursos naturales. Estamos reducidos a ser consumidores y los demás deben importar y exportar por nosotros. Ellos hacen sus negocios a espaldas del pobre congoleño.

Cuando hablamos de una investigación internacional sobre los crímenes cometidos sobre nuestros hermanos del Kasaï o cuando hay sanciones de los responsables que han abusado de los derechos humanos, es la única vez, desgraciadamente la única vez, que nuestro gobierno menciona el principio de soberanía del Estado congoleño. En otras circunstancias, esta soberanía no es en absoluto mencionada. Nuestros gobiernos olvidan que la soberanía debe respetar la definición de Estado, lo que hemos dejado de ser desde 1996. Que no nos engañen. Si un Estado es una personalidad moral de derecho público, controlando un territorio bien identificado por unas fronteras, organizando un orden social, jurídico y político por una agrupación humana relativamente homogénea, pero atado a un querer vivir colectivo y representado por una autoridad política a la que se le ha confiado el poder de coacción, ¿qué hay del Congo? Desde 1996, nuestras fronteras son permeables: los Estados, los grupos armados extranjeros, las mafias, los contrabandistas y los ganaderos entran y salen a su voluntad. Ellos matan, violan sin molestarse, queman nuestros poblados sin que el poder se preocupe. Esta personalidad moral debería igualmente organizar un orden social. Pero en el Congo, los gobiernos destruyen la cohesión social por las injusticias, la corrupción y toda forma de anti valores que están a punto de socavar nuestra sociedad. ¡Es una verdadera autofagia!

La vuelta al orden constitucional: una exigencia y una urgencia

El orden jurídico está remplazado por acuerdos amistosos a causa de graves fallos de nuestro sistema jurídico. Tenemos buenas leyes pero su aplicación brilla por su ausencia.

La impunidad reina en todos los ámbitos. Todas nuestras instituciones son ilegales e ilegítimas. Funcionan sin tener en cuenta la voluntad del soberano primario expresado en la Constitución votada por referéndum. La ley fundamental ha sido puesta entre paréntesis. Reclamamos alto y fuerte el regreso a la orden constitucional.

Una oposición política que debe recomponerse

La oposición política que debía hacer vivir la democracia ha sido engañada por el poder antes de pulverizarla mediante maniobras políticas. El orden político ya no existe. Los partidos políticos de la oposición deben recuperarse. Deben recomponerse y definir una nueva estrategia para asegurar la alternancia democrática. De todo lo anterior, ¿qué es lo que queda de la definición de un Estado en el Congo? No gran cosa por desgracia. Es visible a simple vista que nuestro querido Estado congoleño es el objetivo sistemático de los enemigos del Congo, tanto los del interior del país como los del exterior. Sin embargo, una nación fuerte, nosotros lo somos por nuestra historia común pasada, nuestra voluntad de vivir juntos hoy y de mantenernos unidos mañana. Los congoleños están ligados a su nación y resisten a toda tentativa de desintegración.

El Congo, un don bendito

Con todas las bendiciones que Dios nos ha dado, el Congo es un verdadero don bendecido con sus aguas y ríos, sus riveras, sus tierras cultivables, su bosque, su subsuelo, sus recursos humanos. Podemos cambiar nuestra historia. Podemos cambiar la percepción que el mundo tiene de nosotros. Podemos sorprender a aquellos que ya han apostado por nuestra desaparición en cuanto a pueblo. Podemos desorientar el pronóstico. La única cosa que nos hace falta, es creer en nosotros mismos y elegir buenos aliados en la refundación de nuestro estado. Nuestros antepasados y los padres fundadores de nuestra nación se revolverían sobre su tumba si les pasáramos la película de en qué se ha convertido el Congo que nos han legado después de 57 años de gestión caótica. Simplemente traicionamos a Kimbangu, Lumumba, Kasa-Vubu, Bolikangu y a los demás.

Pobreza, demografía y medio ambiente

¿Dónde está la mínima expresión de amor por nuestro Congo? Actuamos como si fuéramos depredadores de nuestro propio legado, el Congo.

¡Hemos mantenido una sola promesa, la de poblar tu suelo, Oh Congo! De 14 millones de habitantes a la independencia, hoy somos 80 millones de habitantes. Reto mantenido ya que simplemente la natalidad está correlacionada a la pobreza. Qué triste reto ganado. Oh nuestro querido Congo, hemos faltado a la obligación de asegurar tu grandeza por la bajeza de nuestros actos incívicos.

El 30 de junio, lo celebrábamos bajo un dulce sol. Pero hoy, con la deforestación, la destrucción de nuestro entorno, el 30 de junio es celebrado bajo un sol nublado por el polvo. Un clima sulfuroso.

Profanación de la fiesta de la independencia

Hemos profanado un día inmortal. Mientras que los compatriotas Frank Diongo, Jean-Claude Muyambo y nuestros jóvenes artistas recientemente arrestados por haber denunciado las masacres de Beni y del Kasai, y todos los demás que se pudren injustamente en prisión, el juramento de la libertad que deberíamos legar a nuestra posterioridad sufre una grave torcedura.

¡En pie congoleño!

En pie congoleño, la libertad se gana todos los días.

Y a pesar de todo el sufrimiento, tu reserva de energía puede todavía permitirte luchar por tu libertad como han luchado los padres de la independencia.

En pie congoleño, nunca es tarde para hacer lo correcto. Tu libertad y tu destino están entre tus manos.

¡En pie congoleño!»

Dr Denis MUKWEGE
Discurso a la nación congoleña del 30 de junio de 2017

Fuente: DESC-Wondo, RDC – 30 juin 2017 : Le discours de combat du Dr Mukwege à la nation congolaise, publicado el 30 de junio de 2017.

Traducido para UMOYA por Virginia López Rapado, Universidad de Valladolid.

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