Entrevista a Boniface Twagirimana, vicepresidente del partido FDU-Inkingi

Los ruandeses han sido llamados a las urnas el próximo 4 de agosto [de 2017], una elección presidencial que no supone un reto, según Boniface Twagirimana, vicepresidente del partido FDU-Inkingi. En una entrevista concedida al canal Jambonews, Twagirimana aseguró que esta elección es un mero teatro para que el presidente Paul Kagame, en el poder desde 1994, pueda ostentar el cargo de por vida. En ella se pregunta por qué Kagame no quiere enfrentarse a un verdadero opositor e impide que estos partidos participen en el escrutinio presidencial de este año. Todo esto a pesar de que él mismo sigue pregonando, alto y claro, que un 97% de los ruandeses pidieron que continuara en el poder, lo que le permitió modificar la constitución y postularse a un tercer mandato.

Jambonews: ¿Cómo se siente el partido FDU-Inkingi en Ruanda en este período electoral, sobre todo cuando han salido a la luz los problemas a los que han tenido que hacer frente últimamente?

Boniface Twagirimana: antes de nada me gustaría recordarles a aquellos que no lo sepan que nuestras actividades en Ruanda comenzaron en 2010. Queríamos posicionarnos como un nuevo partido político de la oposición, el único partido de la oposición en realidad, ya que los otros partidos que existían en aquel momento y presumían de serlo no eran más que satélites del Frente Patriótico Ruandés (FPR), que ni hacían ni decían nada sobre las preocupaciones de la población. Precisamente por este motivo, al principio encontramos muchas trabas. De hecho, fue principalmente en este contexto en el que nuestra dirigente Victoire Ingabire fue encarcelada. En ese momento, el régimen se había comprometido a enfrentarse con vehemencia a cualquier persona que se negase a trabajar bajo su tutela. Así pues, nuestro partido ha sufrido las consecuencias de esta política durante todos los años posteriores.

Un número incalculable de nuestros miembros han sido encarcelados y otros han desaparecido. Nosotros resistimos, a pesar de ello, porque lo que queremos transmitir a los ruandeses, nuestras reivindicaciones, son más valiosas que el miedo a perder la vida o ser encarcelados. Lo que nos motiva a seguir es el hecho de tener tantos simpatizantes por todo el país. Pueden seguir las informaciones sobre nuestras diferentes campañas en los foros, redes sociales y radios como VOA, tras la prohibición de la BBC. Todo lo que ven proviene de nuestras estructuras políticas, a pesar de que a menudo estamos obligados a ocultar la identidad de nuestros simpatizantes por su seguridad.

¿Esto quiere decir que nunca os reunís en público con vuestros miembros?

No es posible quedar públicamente con nuestros afiliados porque serían acusados de haber organizado una reunión, detenidos y encarcelados. Nos reunimos clandestinamente, y aun así no podemos ser más de tres personas a la vez. Intentamos protegernos lo máximo posible para que, en caso de arresto, no se nos acuse. Evitamos en la medida de lo posible ser acusados de haber organizado reuniones de un partido que no está reconocido y de exponer a nuestros simpatizantes.

Ustedes militan y luchan siempre para legalizar su partido, ¿cuál es el primer paso para alguien que quiere participar en las elecciones presidenciales del próximo mes de agosto? Porque, si no recuerdo mal, su presidenta Victoire Ingabire fue encarcelada en 2010 mientras este procedimiento estaba en marcha, ¿no?

Legalizar el partido y participar en las elecciones no son nuestros objetivos a corto plazo porque nos hemos dado cuenta de que el régimen de Kigali sigue poniendo impedimentos en nuestro camino y no aceptará nunca el hecho de legalizar un partido que no le siga el juego. Las instancias encargadas de legalizar los partidos políticos nos han hecho entender que no quieren legalizarnos como partido de la oposición. Por otra parte, persistir en ello no nos beneficia, ya que permite al régimen tener información sobre nuestros miembros y perseguirlos. Desde el momento en el que comprendimos que el régimen actual no aceptaba una opinión consensuada, nos resignamos a abandonar el objetivo de conseguir un reconocimiento oficial.

Pero a pesar de no ser reconocidos, intentamos trabajar como tal. Escuchamos las preocupaciones de la gente e intentamos reflexionar como un partido político sobre las problemáticas que se plantean. Hoy en día trabajamos por lo tanto en la clandestinidad, pero respetamos las leyes nacionales. Tenemos que seguir adelante porque aquel que te priva de tus derechos no te los va a devolver de repente y voluntariamente. Intentamos trabajar, hablar de los problemas que existen y demostrar que existimos a pesar de que no nos quieran legalizar. Continuamos con nuestra lucha, reconocidos o no, hasta que acaben entendiendo que existimos y que, pase lo que pase, no claudicaremos.

¿Cuál es la postura del partido respecto a las elecciones venideras? ¿Qué consignas dan ustedes a sus simpatizantes? ¿Les recomiendan quedarse en casa o ir a votar aunque consideran que las elecciones no son libres ni transparentes?

En realidad, lo que intentamos que entiendan, al igual que la comunidad internacional, es que no habrá realmente elecciones en el país. El presidente Kagame ha tejido la constitución para poder continuar en el poder de por vida. Evidentemente, ya se han jugado las cartas, estas elecciones se han ganado de antemano. Nosotros les decimos a los ruandeses que no pierdan su tiempo con un escrutinio que no tiene sentido alguno. Estas elecciones no suponen ningún reto, ya que un escrutinio se basa ante todo en ofrecer a la población la oportunidad de elegir entre dos opciones o más, y  en Ruanda no es el caso. Incluso las persona que han decidido no firmar para modificar la constitución han tenido problemas: algunas han sido acosadas y otras agredidas por haber rechazado este proyecto dirigido por el Estado. Pueden comprender, entonces, que aquel que te obliga a votar la modificación de la constitución no va a organizar una elección libre y transparente. Paul Kagame ha tramado todo un plan para continuar en el poder; estas elecciones no son más que un mero trámite formal.

Entonces, ¿esta cita electoral se asemejaría más a un plebiscito que a unas elecciones?

Es un mero teatro para que Paul Kagame pueda seguir a la cabeza del país. No podía continuar en el poder sin un simulacro de elecciones con el objetivo de basar su legitimidad de cara a la comunidad internacional. La población se ha visto obligada a votar para modificar la constitución y permitir, de esta forma, que una única persona dirija el país indefinidamente. Todo está preparado para que esta misma persona se presente y gane estas elecciones, por este motivo no les otorgamos ningún valor. El único objetivo de este escrutinio es dar validez al tercer mandato de Paul Kagame y no dejar que la población elija a sus dirigentes. No son verdaderas elecciones; de hecho, ni las personas próximas a Paul Kagame lo han escondido, el escrutinio vio su fin con el referéndum. Este es el mensaje que enviamos a la población. Hasta la actualidad, en nuestro país, la población no ha tenido aún el derecho a elegir libremente a sus representantes, los dirigentes se imponen a la fuerza.

Por este motivo el régimen tampoco quiere legalizar cualquier otro partido que pueda hacer de este escrutinio una competición electoral como tal. El presidente Paul Kagame tiene miedo de enfrentarse a un rival, quiere ser el único candidato. Por lo tanto, ya se han jugado las cartas.

¿Cómo está Victoire Ingabire, la presidenta de su partido? ¿Mantiene contacto con ella?

Está bien. Se estuvo preparando para el juicio que se pospuso al 22 de abril [Ante la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, de Arusha, Tanzania]. La vemos una vez al día durante dos o tres minutos, el tiempo justo para darle de comer. No pierde la moral y está decidida a continuar la lucha democrática. Lo que está pasando no la desalienta, porque cuando volvió al país era consciente de las dificultades que tendría que afrontar. Cuando se la mira a los ojos, ni siquiera parece que esté en prisión. Al contrario: le preocupa más nuestra situación fuera. Cuando regresó sabía lo que le esperaba, así que estaba preparada. No se lamenta, ella sabe lo que hace; y lleva en la sangre esta voluntad de sacrificarse por el pueblo.

Usted que la ve a menudo, ¿sabe qué opina sobre las próximas elecciones?

Su posición es exactamente la misma que la nuestra, ya que todo lo que hacemos y lo que decimos lo consultamos con ella. No hay elecciones en Ruanda, aunque sea difícil de entender para la gente que vive en países democráticamente avanzados y donde se respetan los derechos humanos. Cuando esa gente escucha que habrá elecciones en Ruanda, lo conciben dentro del contexto de sus países, cuando en realidad no tiene nada que ver. Imagine un país donde usted no tenga ni siquiera el derecho de afiliarse a otro partido que no sea el FPR.

Ingabire entiende que mientras que el FPR se empeñe en impedir el reconocimiento de otros partidos políticos y conseguir unas verdaderas elecciones multipartidistas, no hay razones para perder el tiempo participando en estas elecciones amañadas, puesto que en Ruanda, en la práctica, nadie tiene el derecho de votar a otro partido político que no sea el FPR. El panorama político ruandés se encuentra totalmente bloqueado.

¿Qué les impide emprender acciones para informar al pueblo y llamar la atención del poder sobre los problemas que asolan el país?

Como he explicado anteriormente, ni siquiera es posible reunir a más de tres personas, puesto que corremos el riesgo de que nos acusen de celebrar una reunión de un partido político que no está reconocido. Organizar una rueda de prensa es algo inimaginable: nadie nos prestaría una sala por miedo a las represalias. Por ello, entenderá usted que, si es imposible dar una rueda de prensa moderada por una persona, organizar una reunión de más personas es aún más difícil. Cada vez que intentamos ponernos en contacto con la gente nos acusan de querer dividir a la población o de arrastrarla a la desobediencia.

No vivimos en un país; es una prisión a cielo abierto donde estamos encerrados todos los ruandeses. Nadie puede decir o hacer nada que vaya en contra de lo que quiere el poder.

Sabemos que en el pasado algunos de vuestros simpatizantes, como Leonille Gasengayire o Illuminee Iragena, han sido perseguidos. ¿Hay más casos?

Sí, muchos. Los casos citados han llegado a los medios de comunicación, pero muchos otros han desaparecido sin dejar rastro. La prensa ha hablado de estos casos porque han alcanzado cierta importancia debido a las funciones que ejercían estas personas en el partido. Muchas otras han desaparecido, por ejemplo, porque seguían desde cerca el juicio de opositores detenidos. Creemos que muchos de los desaparecidos han sido asesinados, si no han sido encerrados en prisiones secretas donde se retiene generalmente a los individuos contrarios a la política del régimen. Sin embargo, es más probable que la mayoría de ellos hayan sido asesinados. Son numerosos también los que han perdido su trabajo, acusados de apoyar las ideas de la oposición.

En resumen, muchos de nuestros simpatizantes han sido perseguidos. Formar parte de la oposición en este país es un delito imperdonable. Además de estas persecuciones, cuando alguien es un opositor, queda automáticamente excluido de cualquier servicio público, no puede obtener ni el pasaporte ni el carné de identidad, y tampoco puede iniciar un negocio. Cuando alguien intenta cualquier cosa, hacen lo que sea necesario para acabar con él y quitarle de en medio.

En conclusión, formar parte de la oposición en este país es como perder la ciudadanía. Todas las fuerzas públicas, como la policía, el ejército o los servicios administrativos, se encargan de perseguirte y amargarte la vida. Primero, hacen que te despidan de tu trabajo, ya sea un puesto en el sector público o en el privado. El sistema, tal y como está diseñado, no permite a nadie afiliarse a un partido que no sea el FPR.

Si los dirigentes del país, en particular el presidente Paul Kagame, nos leyeran en este momento, ¿qué mensaje le gustaría transmitirles?

Si Paul Kagame nos escuchara, le diría que no tiene derecho a privar a los ruandeses de su libertad en su propio país, a tomarlos como rehenes, a hacer con ellos lo que quiere ni a simular que no entiende lo que se le dice. Le recuerdo que la oposición no es el enemigo del Estado, sino que contribuye a la estabilidad del país.

Debe dejar de creer que la oposición es un enemigo del Estado que la policía, el ejército y todos los órganos del Estado deben perseguir. Los miembros de la oposición no tienen que estar en prisión ni privados de los servicios públicos; son ruandeses como el resto. El hecho de no pertenecer al partido que está en el poder no puede arrebatarle a nadie la ciudadanía. Si de verdad fuera posible que el presidente leyera vuestro periódico, me gustaría decirle que él tendría que ser el primer interesado en la apertura del espacio público en Ruanda, puesto que nada es eterno. No va a poder privar a los ruandeses de sus derechos eternamente.

Asesinar, encarcelar y reprimir a los que no piensan como él solo puede conducir al país hacia un futuro desastroso. Si incluso Dios creador otorgó al hombre el poder de elegir, ¿cómo puede Kagame privar a los ruandeses de sus derechos y, más aún, violar los acuerdos internacionales? Ha llegado el momento en el que tiene que dejar de creer que puede dirigir a la población como si fuera un rebaño sin derechos y parar de encarcelar, reprimir y cometer atrocidades de todo tipo. Es de interés nacional que la población goce de sus derechos más fundamentales y pueda expresarse y formar parte del partido que elija.

¿Qué mensaje envía a los ruandeses, sobre todo a aquellos que viven en el país y que son víctimas de la represión a diario?

Solo tengo un mensaje para los ruandeses: los problemas engendrados por el régimen dictatorial del general Paul Kagame, principalmente la confiscación de los derechos fundamentales, no se resolverán por sí solos. No es el presidente Paul Kagame quien decidirá restituir los derechos que ha arrebatado durante tantos años.

La libertad se conquista. Si nosotros estamos siempre tomando la iniciativa para dar ejemplo a los ruandeses, no quiere decir que seamos unos suicidas o que no amemos la vida; al contrario, lo que hemos comprendido es que la libertad no cae del cielo, la libertad se conquista. Una persona que te priva de tus derechos desde hace años no puede decidir un día, así de repente, restituírtelos deliberadamente. Los ruandeses deben saber que su obligación es luchar por su libertad: la respuesta al problema de los derechos que se les han confiscado está en sus manos. A ellos les compete el pelear por la conquista de estos derechos.

Quienes tienen miedo a morir o a ser perseguidos deben comprender que el miedo no cambiará nada. Aquel al que se le busque para encarcelarlo o asesinarlo no escapará de esta suerte solo porque tenga miedo. Tampoco va a ser el miedo el que va a empujar a quien nos priva de nuestros derechos desde hace años a sentir lástima y devolvernos nuestra libertad. Los ruandeses tienen todas las cartas en sus manos. Estamos cada vez más animados por el hecho de que más personas superan el miedo y alzan la voz.

El propio Kagame sabe que lo que hace es peligroso para el país. Al decir que su popularidad entre los ruandeses es de casi el 100% y al rechazar enfrentarse a un verdadero opositor en unas elecciones, miente a la comunidad internacional: demuestra que él mismo sabe que los ruandeses no confían en él y no aprueban su forma de dirigir el país, al contrario de lo que hace creer. Si de verdad Paul Kagame fuera tan apreciado como afirma serlo, no temería enfrentarse, en unas elecciones libres y abiertas, al 3% o 7% de la población que, asegura, son los únicos que no le apoyan. Esto demuestra que tiene miedo de los ruandeses, quienes deben explotar este miedo en su propio beneficio.

Declaraciones recogidas por Jean Mitari

Fuente: Jambo News, Interview de Boniface Twagirimana, vice-président du parti FDU-Inkingi, publicada el 13 de abril de 2017.

Traducido para UMOYA por Edurne Gil Garayoa, Sofía Lacasta Millera y Lorena Gómez Pérez (Universidad de Salamanca).

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