La masacre de los refugiados somalíes en el Mar Rojo frente a la costa de Yemen

La guerra genocida que Estados Unidos ha urdido afecta a los países y a las vías navegables limítrofes

Los representantes de la comunidad somalí en Yemen emitieron una declaración que denuncia el brutal asesinato de 42 personas y las heridas causadas a 120 personas más cuando su embarcación fue atacada en el Mar Rojo, cerca de la ciudad portuaria de Hodeida, el 17 de marzo.

Los informes indican que las muertes fueron la consecuencia directa de un ataque aéreo llevado a cabo por el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) en una guerra que se libra contra el pueblo de Yemen.

Estos refugiados viajaban a la República de Sudán a través del Bab-el-Mandeb, un estrecho cerca de Yemen, Yibouti y Eritrea, que une el Mar Rojo con el Golfo de Adén. Esta zona es una de las rutas marítimas más lucrativas del mundo porque se transporta petróleo, material militar y otras mercancías.

Los somalíes que habitan en Yemen exigen que la comunidad internacional investigue las circunstancias que rodearon al ataque. Además, instan a que se enjuicie a los responsables por los crímenes cometidos. (Saba News Agency, 21 de marzo)

Un helicóptero Apache, fabricado en Estados Unidos, atacó la embarcación que transportaba a los somalíes que huían de Yemen, un país asolado por la guerra. Desde marzo de 2015, la Casa Blanca y el Pentágono han respaldado una guerra en Yemen para derrotar a los Comités Populares encabezados por el Movimiento Ansar Allah (Houthis) y las fuerzas militares aliadas aún leales al expresidente Ali Abdullah Saleh.

Más de 12.000 personas han muerto en los últimos dos años, mientras que decenas de miles han resultado heridas. Un bloqueo, que a menudo impide que los suministros básicos lleguen a la población de Yemen, ha provocado que 3,3 millones de personas se enfrenten a una hambruna.

Los ataques aéreos y las operaciones terrestres de la CCEAG han tenido como objetivos a civiles, instituciones educativas, centrales eléctricas, instalaciones de comunicación, suministros de agua y servicios municipales. El Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) han suministrado a las fuerzas de la CCEAG un sofisticado poder aéreo, una tecnología de reabastecimiento de combustible y coordenadas geográficas necesarias para infligir el máximo daño sobre el terreno.

Se cree que las personas que se encontraban a bordo de la embarcación tenían documentos en su poder que los certificaban como personas desplazadas. En lo relativo a la masacre, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) dijo que la agencia estaba «horrorizada por este trágico incidente, el último en el que los civiles siguen sufriendo de manera desproporcionada la peor parte del conflicto en Yemen».

Las fuerzas respaldadas por Estados Unidos niegan la participación

En respuesta a las acusaciones de que la CCEAG fuera responsable de la masacre, la alianza dijo lo siguiente en un comunicado:

«También somos conscientes de las acusaciones que afirman que el ataque lo llevaron a cabo un helicóptero y un buque militar pertenecientes a la coalición dirigida por Arabia Saudita. Podemos confirmar que la coalición no fue responsable de ningún ataque contra un barco de refugiados el viernes (17 de marzo) y (…) no hubo disparos por parte de las fuerzas de la coalición el viernes en la zona de Hudaida». (Middle East Eye, 19 de marzo)

Las fuerzas aliadas de Estados Unidos no solo negaron la responsabilidad, sino que propusieron que la ciudad portuaria fuera «puesta inmediatamente bajo la supervisión de las Naciones Unidas». Dicha acción de la ONU incumpliría el derecho internacional, ya que Hodeida es parte del territorio nacional yemení.

Si la ONU aplicara esta sugerencia, ello equivaldría a la colonización de una parte del país. En el pasado reciente, Arabia Saudita ha ocupado partes del territorio yemení destinadas a reducir los avances del movimiento Ansar Allah, del cual se dice que reciben el apoyo de la República Islámica de Irán.

Al intentar ocultar sus motivaciones políticas, la CCEAG declaró lo siguiente: «Esto facilitaría el flujo de suministros humanitarios al pueblo yemení, mientras que también pondría fin al uso del puerto para el contrabando de armas y el tráfico de personas». No obstante, está bien documentado que son las fuerzas leales a Riad las que han seguido atacando a los civiles en la guerra e impidiendo que el transporte de bienes y servicios básicos lleguen a millones de personas en Yemen.

El gobierno somalí, que recientemente ha elegido a un nuevo presidente, Mohamed Abdullahi Mohamed, es miembro de la coalición que está librando la guerra contra el país vecino, Yemen. Mogadiscio se ha convertido en el puesto fronterizo del imperialismo estadounidense y europeo que financia, entrena y coordina las operaciones militares tanto en el interior como más allá de las costas en Somalia.

Unas 22.000 tropas de la Unión Africana (UA) procedentes de Uganda, Burundi, Kenia, Yibuti y Etiopía están patrullando la capital de Mogadiscio y otras zonas de las regiones central y meridional del país del Cuerno de África. Los asesores del Pentágono y de la CIA están integrados en el ejército nacional de Somalia y en las unidades de la AMISOM para garantizar la seguridad del Gobierno Federal, que sigue librando una guerra contra el movimiento islámico Al-Shabaab.

El exministro de Asuntos exteriores somalí, Abdusalam Omer, no condenó inmediatamente la masacre de sus propios ciudadanos el 17 de marzo. En una declaración emitida el 18 de marzo, Mogadiscio dijo lo siguiente: «Pedimos a nuestros socios de la coalición dirigida por Arabia Saudita que investiguen el ataque».

Sin embargo, es improbable que cualquier investigación sustancial sobre estas muertes provenga de Mogadiscio, Riad o de sus aliados en la guerra de Yemen. Durante el curso de los acontecimientos acaecidos desde marzo del 2015, EE.UU., tanto bajo la presidencia de Barack Obama o la de su sucesor Donald Trump, no ha habido ninguna condena sobre la forma en la que se ha llevado a cabo la guerra por la CCEAG.

Continúa la guerra a un ritmo febril

Mientras tanto, la situación en Yemen permanece tensa e inestable. El 21 de marzo, las autoridades detuvieron un coche cargado de explosivos, que fue encontrado circulando por la carretera de Al-Azrakain al norte de la capital de Saná. (Saba, 21 de marzo)

Ese mismo día, la agencia de noticias Saba publicaba:

«Un hombre fue asesinado mediante una granada de mano en un mercado de la ciudad de Azzan, en la provincia de Shabwa. Un oficial local afirmó a Saba de que un hombre armado arrojó una granada en medio del Mercado de Qat en Azzan, matando al hombre e hiriendo a otros 30, de los cuales algunos se encuentran en estado crítico. La provincia de Shabwa vive con inseguridad debido al control de al-Qaeda en varias zonas».

Es la presencia de al-Qaeda en Yemen la que aporta otra justificación del aumento de ataques militares en el país por parte del Pentágono. En enero, una desastrosa operación especial autorizada por el presidente Trump tuvo como consecuencia la muerte de más de 24 civiles, así como un soldado de las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina de EE.UU., en la provincia de Al Bayda.

Respecto a la intensificación de los ataques aéreos directos autorizados por Washington para, según ellos, atacar a al-Qaeda en la Península Arábica [AQAP], Stratfor, la empresa consultora de inteligencia con sede en Austin [Texas], afirmó lo siguiente:

«Estados Unidos ha llevado a cabo alrededor de treinta ataques aéreos contra el grupo en Yemen durante los últimos días, lo cual supone un incremento importante en cuanto a la frecuencia de ataques en comparación a los últimos años. De hecho, Estados Unidos solo ha reconocido públicamente haber realizado 31 ataques a lo largo de todo el 2016». (6 de marzo)

Helene Cooper y Eric Schmitt, periodistas del New York Times, escribieron el 2 de marzo lo siguiente:

«El conjunto de ataques coordinados llevados a cabo en tres provincias de Yemen – Abyan, Shabwa y Al Bayda – han sido vinculados a la actividad terrorista, según el Pentágono. Los ataques se realizaron contra objetivos que habían sido fijados antes de la redada de enero, según cuenta un alto funcionario».

Por consiguiente, la guerra contra el pueblo de Yemen se ha visto intensificada bajo la administración de Trump. Estos desarrollos coinciden con el creciente papel del Pentágono en Siria, que ha anunciado el despliegue de tropas adicionales en el país asediado.

Declaraciones oficiales del Pentágono afirman que se han iniciado aproximadamente 500 operaciones especiales de EE.UU. en Siria apoyando aparentemente a las Fuerzas Democráticas Sirias [FDS] cerca de Al Raqa, la capital de facto del Estado Islámico. Se afirma que hay 250 soldados y 200 marines más en la misma zona.

Trump ha pedido a James Mattis, secretario de Defensa, que idee un plan para situar incluso más tropas en Siria a finales de marzo. Estas tropas podrían llegar de la 24ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina, transportadas por buques de guerra que albergan a 2.200 soldados de la marina, dirigiéndose actualmente hacia Siria junto con la 82ª División Aerotransportada, que cuenta con 2.500 tropas en dirección a Kuwait.

Por Abayomi Azikiwe

Fuente: Global Research, Somalian Refugees Massacred in the Red Sea Off Yemen Coast, 22 de marzo del 2017.

Traducido para UMOYA por Pedro Lama Guerrero e Ion Hang Tang Pat. Universidad de Salamanca.

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