RDC: Fosas comunes una tras otra. La ONU contabiliza, no hay resultados

Hay un trabajo insidioso de sumisión emprendido desde 1885 hasta ahora. Los congoleños pueden estar en sus tierras; con tal de que sean un pueblo sometido a la red salvaje y transnacional de depredación que opera en este país desde la noche de los tiempos.

La historia oficial dice de “la guerra por trozos” llevada a cabo contra los congoleños y congoleñas que se acabó en 2002. Varios compatriotas lo adoptaron para desmarcarse de “la relectura congoleña de esta versión oficial”. El descubrimiento de las fosas comunes unas tras otras y la deconstrucción del “cuento oficial de los ADF/NALU” no parecen forzar a varios de entre nosotros a desmarcarse de “la historia oficial” de “la guerra por trozos” llevada a cabo en el corazón de África desde los años 1990.

Como quien no quiere la cosa, poblaciones enteras están siendo diezmadas en el corazón de África con la total indiferencia de la llamada comunidad internacional. Cuando los diferentes expertos de la ONU resaltan en sus informes este exterminio de las poblaciones congoleñas, acaban por formular recomendaciones. Y a menudo, éstas no son seguidas de ningún resultado. Y cada vez que las fuerzas locales de resistencia se han levantado contra los exterminadores de los congoleños, la ONU ha tomado partido por estos últimos identificándolos con las fuerzas de orden y de seguridad. Arrastra así a los congoleños a un círculo vicioso donde la muerte se siembra permanentemente.

Hablar de un complot de exterminio de los congoleños, de balcanización y de implosión de su país denota, para “la narración oficial”, esquizofrenia. Sus aduladores y sus otros negros que les sirven se apañan para pescar en agua turbia con el fin de probar, oficialmente, la incapacidad de los congoleños y congoleñas para poder tomar las riendas al margen de los “mercenarios”, “Caballos de Troya” y otros “negros de servicio”, miembros de la red transnacional de depredación y propagandistas de “la narración oficial” de “la guerra por trozos”.

¿Que hace [la historia oficial] multiplicando las fosas comunes? Mantiene “la desorientación existencial” y trabaja contra la constitución de fuerzas locales de autodefensa. Asesinar a Lumumba, Munzihiriwa, Vincent Machozi, Mamadou Ndala, Floribert Chebeya, Kamwina Nsapu y tantos otros dignos hijos e hijas del país; meter a Ne Muanda Nsemi tras Diomi Ndongala en prisión, no son hechos anodinos. Pueden formularse todas las críticas, con razón o sin ella, pero con respecto a estos compatriotas no podrán desmentir el hecho de que las fuerzas de la muerte en el Congo-Kinshasa trabajan en la destrucción de las fuerzas de autodefensa locales con vistas a desorientarlas en el largo tiempo del punto de vista intelectual, espiritual, ético, moral y de la defensa de las libertades fundamentales de los congoleños sobre la tierra de sus anvestros.

Hay un trabajo insidioso de sumisión emprendido desde 1885 hasta hoy. Los Congoleños pueden existir en sus tierras; con tal de que sean un pueblo sometido a la red salvaje transnacional de depredación que opera en este país desde la noche de los tiempos.

La acumulación sin efecto palpable de los informes de la ONU debería conducir a los congoleños a darse cuenta de que ya no pueden contar  más que con los más despiertos de entre ellos para que les ayuden a organizarse en un gran movimiento cívico-ecológico de insumisión.

El hecho es que todavía van a contar muertos y muchos muertos allá. Son, después de los rusos, los chinos y algunas poblaciones de América Latina, un pueblo cuya afirmación identitaria da miedo al mundo entero. Deben saberlo y hacerlo. No sirve de nada quejarse. Nadie los escucha. Cuando se habla de ellos, es para burlarse de ellos. Los chinos y los rusos han pasado por eso. Y no es muy seguro que como los rusos, los congoleños acaben por ser acogidos como amigos del mundo. Corren peligro de no romper con su estatuto de enemigo de la llamada comunidad internacional. Es interesante leer, sobre esta cuestión, este libro de Robert Charvin titulado “¿Hay que detestar a  Rusia? Hacia una nueva guerra fría” (2016). El futuro “Putin congoleño” corre peligro de pasar su vida a la cabeza del Congo-Kinshasa siendo acusado de ser el fomentador de todos los golpes que desestabilizan el mundo. No nos parece que el Congo-Kinshasa, convertido a “la democracia” será fácilmente un país soberano y en paz. Los congoleños deberían aprender a arreglarselas con lo que hay y romper con los lamentos.

Babanya Kabudi
Generación Lumumba

Fuente INGETA: Des fosses communes les unes après les autres. L’ONU comptabilise, publicado el 8 de marzo de 2017.

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