Un informe publicado en la prensa sobre el seminario celebrado en Antsirabe (Madagascar) bajo el título de “La Propiedad al servicio del desarrollo de la agroindustria” el pasado 9 de diciembre ignora completamente la presencia en esta reunión de organizaciones de campesinos y de organizaciones de la sociedad civil (1). La programación del seminario, que hasta por la tarde no les dio la palabra a estos colectivos, horario en el que un gran número de participantes de por la mañana ya se habían marchado, ha favorecido la tendencia a ignorar su presencia.
En el presente artículo queremos completar las informaciones sobre el contenido de los intercambios de este encuentro.
El evidente desequilibrio creado por la prioridad acordada por este seminario a la agroindustria en detrimento de la agricultura campesina familiar ha sido evidente, sin embargo, tanto los campesinos como los inversores buscan todos un acceso a la tierra.
Aunque son numerosas las sociedades de la agroindustria ya instaladas en Madagascar desde hace años, como lo demuestra la película presentada en este seminario por el Observatorio de la Propiedad y también varias publicaciones (2) y (3), las estadísticas que fueron presentadas por el representante del Ministerio de Economía demostraron que la contribución de la agricultura familiar al PIB del país (23,6% del PIB) es sustancialmente más importante que la agroindustria (1,2% del PIB). En efecto, los inversores han obtenido grandes superficies de tierras para proyectos que no han contado con estudios previos suficientes por parte de la Junta de Desarrollo Económico de Madagascar. Varios proyectos han sido abandonados por falta de éxito y algunos cultivos han resultado no ser rentables, sin embargo, estas tierras no han sido retiradas a los inversores y devueltas de nuevo a sus habitantes.
El sistema de la agroindustria propuesto actualmente en Madagascar, en términos de inversiones agrícolas sobre amplias superficies para la extensión de plantaciones de monocultivos (tanto en viveros como no) y para la exportación de productos a menudo transformados, provoca las expulsiones de campesinos de Madagascar de sus tierras como hemos visto en el caso de la empresa Tozzi Green (3) en la región Ihorombe y tal y como sucede en la actualidad en las zonas de inversiones agrícolas de Vakinankaratra (4). Este sistema suministra alimentos y trabajo a los habitantes de otros países pero amenaza la seguridad alimentaria de los nativos de Madagascar e si este sistema sigue desarrollándose, incluso los campesinos productores se arriesgan a comprar sus alimentos al precio del mercado internacional.
La agroindustria autóctona de Madagascar, que tan solo representa un 1,2% del PIB, no es digna de ser calificada realmente como actividad industrial puesto que en la mayoría de los casos solo cultiva y recolecta materias primas agrícolas, las embala y después las exporta para su manufactura por verdaderas industrias en los países desarrollados.
Apoyar la agricultura familiar para aumentar la producción y reservar los recursos de los inversores con el fin de crear verdaderas industrias agroalimentarias que transformen esta producción tendría como consecuencias:
- conseguir que los inversores obtengan más ganancias.
- asegurar que los campesinos vean sus interesas preservados, conservando sus tierras y sus empleos.
- hacer que el interés general se vea beneficiado en términos de desarrollo de las competencias nacionales y de los recursos fiscales del Estado.
La Solidaridad de los Agentes de la Propiedad de Madagascar (SIF en sus siglas en francés) ha recordado a los responsables del Estado, a los inversores y al público presente que las comunidades locales que habitan las tierras de Madagascar sin poseer un título de propiedad no son “ocupas” sino que son familias que tienen un derecho legítimo, que han cultivado las tierras conforme a las leyes de 1960, y que están protegidas por la legislación instaurada con la reforma de la propiedad del 2005.
La ocupación de los terrenos de dominio privado pertenecientes al Estado por los habitantes nacionales de Madagascar es un estímulo constitucional y legislativo que data de hace tiempo y que continua a dejar huella en la actualidad. Conforme a la antigua ley, para convertirse en propietario de un terreno en el dominio privado del Estado es necesario haberlo ocupado durante al menos una decena de años (Art. 18 de la ley 60.004), además, los terrenos que estaban ocupados desde hace tiempo no estaban afectados por la presunción de dominio (Art. 11 al 2. De la ley 60.004). La reforma de la propiedad del 2005 no ha hecho más que confirmar legislativamente la realidad reconociendo como propietarios legales a los ocupantes de las tierras que han puesto los terrenos en valor desde hace unos años pero que no han podido acceder a los títulos de propiedad.
La organización de un seminario sobre las tierras al servicio del desarrollo de la agricultura campesina familiar constituiría una reparación interesante de las injusticias creadas por este seminario del 9 de diciembre del 2016 en Antsirabe.
Solidaridad de los Agentes de la Propiedad de Madagascar (SIF) www.sif-mada.mg
Presidente Haingoarison RANDRIANOMENJANAHARY
Colectivo para la defensa de las Tierras de Madagascar www.terresmalgaches.info
Presidenta Mamy RAKOTONDRAINIBE
Referencias :
(1) http://www.midi-madagasikara.mg/politique/2016/12/10/me2pate-agro-industrie-lattente-dune-feuille-de-route/
(2) http://www.observatoire-foncier.mg/file-library/Presentation-Atlas-OF.pdf
(3) http://terresmalgaches.info/spip.php?article77
(4) http://www.madagascar-tribune.com/La-mise-en-place-des-zones-d,22313.html
Fuente: Farm Land Grab, La voix des organisations de la société civile et des paysans. Publicado: 12 dic 2016.
Traducido para Umoya por Clara Donoso Fernández.