El acuerdo del 31 de diciembre de 2016 no viene para sacar al Congo Kinshasa del golpe de Estado, sino que el “Rassemblement”, firmándolo, hunde al Congo más en ese golpe de estado permanente, ya que es una fabricación de los mismos patrones de Paul Kagame, es una fuerza de status quo.
Paul Kagame, el “joven inofensivo” y la tragedia congoleña
El acuerdo del 31 de diciembre de 2016 firmado entre los dos bandos del estatus quo abusivamente denominados “oposición” y “mayoría” [presidencial] es parte de la falsificiación de la historia de Congo Kinshasa. Este país está bajo la tutela de la ONU desde 1999. ¿Por qué? Laurent Désiré Kabila casi había invertido las relaciones de fuerza entre el Congo Kinshasa y los proxys [delegados] angosajones de la sub-región de los Grandes Lagos africanos, teniendo como aliados a varios ejércitos africanos.
Cuando los contingentes de la ONU intervienen en noviembre de 1999, vienen a romper esta dinámica de inversión de las relaciones de fuerza. Al hacerlo, facilitan la tarea del FPR/APR [la organización militar de Paul Kagame, Ruanda] de participar, de cerca o de lejos, en el asesinato de Laurent-Désiré Kabila en 2001. Después de este asesinato, el APR/FPR de Paul Kagame lleva a cabo su labor de lobby [presión] para que el Congo Kinshasa sea puesto bajo “la dirección” de un joven inofensivo llamado “Joseph Kabila”.
Esta presión ha dado sus frutos desde entonces. Las mascaradas electorales de 2006 y 2011 han permitido al “joven inofensivo” participar en la fragilización de las instituciones congoleñas, matar a jóvenes, a jefes tradicionales, a intelectuales y políticos que dominanban los pormenores de este lobby. Amigos extranjeros del Congo Kinshasa como Pierre Pean y Charles Onana han podido ser llevados a la justicia porque saben algunas cosas. Ellos siempre han puesto en relación “el genocidio ruandés” y el gusto desenfrenado de los “poderosos” de Paul Kagame y la tragedia o la matanza de millones de congoleños y congoleñas. ¡Gracias a dios! que jamás han sido condenados por sus escritos.
Cuatro de sus libros pueden ser recomendados a los congoleños y congoleñas que todavía no hayan comprendido la puesta bajo tutela y ocupación de su país. Se trata de “Noires fureurs, blancs menteurs” (Negros furiosos, blancos mentirosos); “Carnages. Les guerres secrètes des grandes puissances en Afrique” (Masacres. Las guerras secretas de las grandes potencias en África), de Pierre Pean, y “Ces tueurs Tutsi. Au cœur de la tragédie congolaise” (Los asesinos tutsis en el corazón de la tragedia congoleña) y “Europe, crimes et censure au Congo. Les documents qui accusent” (Europa, crímenes y censura en el Congo. Los documentos que acusan), de Charles Onana. Los abonados de youtube que no tengan tiempo de leer las más de 1.000 páginas de estos libros pueden contentarse con ver una película de la BBC titulada “Rwanda’s untold story” (Ruanda, la historia no contada).
El acuerdo del 31 de diciembre de 2016 no viene a sacar al Congo Kinshasa del Golpe de Estado permanente
Nos parece que no es posible apreciar en su justa medida el acuerdo del 31 de diciembre de 2016, sin un enfoque histórico informado. No. Joseph Kabila, abusivamente nombrado “autoridad moral” de la Mayoría Presidencial, es un caballo de troya de la Ruanda de Paul Kagame. Este acuerdo tendría su peso si hubiese sido firmado por los patrones anglosajones de Paul Kagame y por él mismo. Ellos habrían tenido enfrente a un “movimiento congoleño de insumisión” contra sus dictados, compuesto de todos los hijos e hijas dignos y dignas del país de Lumumba. Una razón histórica para promover esa firma: la crisis de legitimidad no data de la guerra de las AFDL [Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo, rebelión de Laurent Kabila que derrocó a Mobutu en la primera guerra del Congo, 1996-1998]. No. Sino que data del asesinato de Lumumba. Desde entonces, el Congo Kinshasa gime bajo un “golpe de Estado permanente”.
El “Rassemblement” [como se conoce a la coalición de la oposición], firmando el acuerdo del 31 de diciembre de 2016, no va a sacar al Congo Kinshasa del golpe de Estado, sino que lo hunde más en el mismo, ya que es una fabricación de los mismos patrones de Paul Kagame, es una fuerza de status quo. Ciertos de sus miembros saben que Joseph Kabila jamás fue elegido por sufragio universal. Frente a las fuerzas de ocupación y la puesta bajo tutela armada, los congoleños y congoleñas hubieran optado mejor por un movimiento de insumisión y de resistencia a corto, medio y largo plazo. Eso hubiera sido duro de soportar para los “servidores de la panza”, despojados de dinero y sin ideología. Pero puede que no para los jóvenes y las masas populares cuyo porvenir parece bloqueado.
Nuestro obispos han hecho lo posible por evitar que la sangre pueda seguir fluyendo en el Congo Kinshasa. Sin embargo, tenemos miedo que que hayan optado por un presentismo, frente a los resultados decepcionantes en ese largo tiempo. recordemos que no es el primer acuerdo que los congoleños y congoleñas firman para proteger “su joven democracia”. Y las cosas no siempre han evolucionado en el sentido de la recuperación de las tierras invadidas de los congoleños, de la seguridad de los congoleños y congoleñas del este y del resto del país que mueren de hambre y de miseria, de la reestructuración y la refundación de un estado promotor del bien común y el interés general. Nuestro temor es que este acuerdo forme parte de la normalización de una situación de ocupación y tutelaje de nuestro país.
Contrariamente al Congo Kinshasa, muchos países africanos que han conocido las guerras racistas y la predación por los proxys impuestos han organizado, previamente, comisiones de Justicia Verdad y Reconciliación. Según las últimas noticias, es un congoleño, Guillaume Ngefa, quien, bajo los auspicios de la ONU, ha organizado una en Mali. Este país parece haber comprendido que sin un mínimo de Justicia y Verdad (histórica), los procesos políticos nacidos de estas guerras son muy frágiles y no pueden promover un mínimo de justicia social y de protección de la vida. Están fundados sobre la impunidad. Es posible que el Congo suponga una excepción. Toquemos madera…
Por Jean-Pierre Mbelu
Fuente: Ingeta, Normaliser une situation d’occupation et de mise sous tutelle, publicado el 1 de enero de 2017.
Traducido por el equipo de redacción de Umoya.