RDC. Lo que está en juego en el diálogo de la última oportunidad

Conversación con un internauta de Matadi (RDC)

cenco-26ÉL: Buenos días, sr. Nzinga. He visto los títulos de sus recientes artículos; tenía unos problemas con mi PC y no he podido leerlos. ¿Qué lectura hace usted de la posición de nuestros obispos, que acaban de sustituir prácticamente al mediador sr. Kodjo?

YO: ¡Hola! Pueden ponerse de relieve dos aspectos de análisis. La primera impresión que ofrece este encuentro es la de revivir el encuentro de la Utenika entre el Mobutu saliente y Mzee Kabila que acababa de entrar en Kinshasa. Mobutu reconocía el fracaso de sus fuerzas militares y políticas y negociaba una salida honorable. Éste sería el mejor de los esquemas en el caso presente: desbloquear la situación política congoleña que exigiría la retirada de Kabila al término de su segundo y último mandato y negociar su salida para evitar lo peor para el pueblo congoleño; lo cual no debería significar borrar los aspectos judiciales de los crímenes económicos y asesinatos políticos cometidos en sus mandatos.

ÉL: Sí, ¡esa es la primera impresión!

YO: La segunda impresión es que Kabila parece haber tomado la iniciativa de este diálogo para utilizarlo por una enésima vez como estrategia de talk & fight (hablar y luchar), subterfugio, huida hacia adelante, para ganar tiempo en su maniobra de mantenerse en el poder. Como buen militar, sabe que estas reuniones crean la ilusión de la alternancia en el poder en la opinión nacional y tienen el efecto de distender la atmósfera social y así quebrar el impulso popular de liberación programado para el 19 de diciembre. Kabila ha montado una trampa  y habrá engañado a todos los que han creído en su buena fe.

ÉL: ¿No ven los obispos que su crédito moral está en peligro?

YO: Pero no son tontos. Se habrán percatado de que contrariamente a lo sucedido en la Conferencia Nacional Soberana de 1992, en la que la diplomacia entre bambalinas estaba en manos de un solo príncipe de la Iglesia, esta vez los obispos han adoptado la sabia precaución de actuar en grupo de cinco personas, para no permitir a Kabila manipulación alguna.

ÉL: ¿Quiénes componen este grupo?

YO: El equipo de la CENCO está formado por el Presidente, el obispo vice-presidente, el Secretario general, el Secretario adjunto y el sacerdote que dirige la Comisión Justicia y Paz. Por primera vez, los obispos han comprendido la necesidad de rodearse de expertos que les previenen de las mentiras, manipulaciones y corrupciones de los políticos congoleños. Sin embargo, persisten dos problemas o más bien tres que acechan a esta misión de buenos oficios de la CENCO.

En primer lugar, la tentación de no respetar el timing fijado, que preveía la duración, tres días, de estos trabajos; alargar hasta el 18 de diciembre significaría vaciar de sentido al 19 (fecha tope constitucional de Kabila en la jefatura del Estado). Este respeto del timing está ligado al respeto del plazo constitucional del mandato de Kabila y a que las elecciones presidenciales y legislativas sean organizadas sin él a la cabeza de la transición.

En segundo lugar, la más que probable existencia de una agenda oculta de las potencias extranjeras (mediante representantes de Estados Unidos como Tom Perriello y otros de la UE) que empujan a la CENCO a que obre en favor de un acercamiento entre Kabila y Tshisekedi. Los obispos corren el riesgo de ser instrumentalizados y traicionen las expectativas del pueblo, por lo que deben estar vigilantes con relación a las razones profundas de las presiones de las instituciones internacionales; tienen un miedo cerval a una revolución popular que podría en cuestión sus intereses geoestratégicos y geoeconómicos del sistema de ocupación que estas potencias han puesto en marcha en el Congo de Lumumba.

El tercer peligro reside en que los obispos desborden su función de mediadores para imponer un esquema a los dialogantes en contra de las aspiraciones populares profundas. Es lo que sucedió en los trabajos de la CNS y del HCR/PT con la famosa tercera vía, que dio nueva vida a Mobutu.

Por lo tanto, deben evitar el modelo de Kodjo. Deben dar la voz a las partes enfrentadas, ayudarlas a allanar sus divergencias y contentarse con su función de guía hacia un consenso; consenso que no debe pisotear los temas intocables de la Constitución.

ÉL: ¿En que puede terminar todo ese trabajo?

YO: Si los obispos se contentan con la función de simples guías de un debate entre actores políticos, si se sitúan por encima de él y de cualquier cálculo político partidario, habrán adquirido el mérito de poner de relieve ante el mundo entero la verdadera cara de los políticos congoleños, que desde  1960 no han cesado de arrebatar al pueblo el derecho a una vida decente y a un mejor futuro.

ÉL: ¿Cómo? ¿Usted opina que estos políticos tienen otra cara?

YO: En principio se dijo que el 11 de diciembre deberían culminar los trabajos. Luego nos enteramos que comenzarían el 13. Caso de que la Mayoría Presidencial y el Agrupamiento de la oposición se atrevan a adoptar decisiones que no respondan a la voluntad del pueblo soberano, entonces la opinión descubrirá la verdadera naturaleza de sus dirigentes y levantará acta. Habrá comprendido que tanto el poder como la oposición hacen como si fueran competidores, pero que en realidad gastan sus energías en “complotar” contra el destino del pueblo y en enriquecerse a costa de su candidez y miseria. El pueblo verá claro y habrá comprendido que nadie, ni unos ni otros, lo defiende. Ya no esperará nada de ningún mesías y sólo contará con sus propias fuerzas para liberarse. Será el inicio de una nueva era política; la clase política actual será arrojada a la basura.
Es en ese momento cuando los inesperado podrá producirse…

ÉL: ¿Qué quiere decir usted cuando dice que lo inesperado puede producirse?

YO: Desde la conquista de la independencia el pueblo ha estado engañado por sus dirigentes. Se le hizo soñar con planes ilusorios. Todas esas ilusiones generadas por Kinshasa y por las fuerzas políticas de la oposición (cuya complicidad con el poder el pueblo comienza a percibir) hacen comprender que todos los discursos y promesas, son en su mayoría piadosos deseos sin impacto alguno en la mejora cotidiana del congoleño medio.

ÉL: ¿En qué consistirá lo inesperado?

YO: Será una bomba social; el pueblo, decepcionado, tomará conciencia de que no puede confiar  en ninguno de sus dirigentes, y esta toma de conciencia será decisiva; surgirá algo nuevo de las nuevas generaciones de jóvenes que tienen sed de justicia social, de libertades, de un mejor futuro. Lo he podido constatar. Nadie los parará, ni la mediocridad de sus líderes en el poder ni la venalidad de los opositores, ni la obsesión ruandesa de ocupar sus tierras, ni la glotonería de las potencias occidentales que han elegido el caos organizado como su modo de explotación de las riquezas de los Estados fallidos.

En definitiva, es la hora de la verdad para los congoleños y congoleñas. La hora de la cita del pueblo congoleño con la historia.

ÉL: Aparentemente, el presidente no abandona su idea de seguir. ¿Qué sucederá en la Iglesia, que parecía estar en nuestras posiciones, si el presidente rechaza marcharse?

YO: Si quieres saber mi opinión, te diré que Kabila no cambiará nunca de posición. La experiencia de estos 16 años pasados nos muestra que es alguien que no respeta lo acordado ni la palabra dada. Un hombre cuya gran virtud y excelencia está en el arte de engañar a sus interlocutores. A la vista de todos sus discursos, se trata de un hombre que quiere mantenerse a cualquier precio en el poder e intenta instrumentalizar todos esos diálogos para servirse como rampa de lanzamiento hacia un mandato sin plazo fijo y como ocasión para ganar tiempo antes y después de la fecha fatídica.

Creo que los obispos los saben perfectamente, pero piensan “que caiga atrapado en su propia trampa”. El diálogo con la CENCO, convierte en caducos los trabajos de Kodjo y la legitimidad del gobierno Badibanga que surge de ellos. Si este diálogo termina sin resultados consistentes, se inciará una carrera contrarreloj que perjudicará a Kabila y su mayoría.

Si Kabila bloqueara las resoluciones del diálogo con la CENCO, los obispos habrán ganado una gran victoria diplomática: habrán mostrado al mundo entero que el problema de la inestabilidad y violencia sistémica en el Congo lo encarna Joseph Kabila y que sería responsabilidad de éste si la situación explotara el 19 de diciembre.

Si Kabila persiste en escamotear todas las esperanzas del pueblo en este encuentro de última oportunidad, saldrá muy fragilizado.

ÉL: Algunos dictadores africanos que han apoyado a Kabila parecen que van retirando su apoyo, como Santos de Angola ¿Puede ello jugar un papel en su aislamiento?

YO: Eduardo dos Santos, no es el principal elemento del puzle de la crisis congoleña. Si es cierto que Joseph Kabila es un caballo de Troya, entonces la llave de la solución del problema congoleño está en manos de Paul Kagame, que es quien está directamente en los mandos.

ÉL: Ya sabemos que Kagame es el apoyo incondicional de Kabila. Pero, nosotros tenemos más miedo de Santos. Angola comparte con nosotros una extensa frontera y está más cerca de la capital. Kagame tardará en venir a ayudar a su pequeño.

YO: No, hermano. Con todo respeto para tu opinión, pero debes saber que Kagame está ya presente en Kinshasa por medio de Kabila como caballo de Troya, Azaras Ruberwa como verdadero presidente de hecho, Bizima Karaha como patrono de los servicios secretos, sin hablar de otros numerosos infiltrados ruandeses en las redes financieras y administrativas o de todos los oficiales ruandeses nombrados en puestos clave de las FARDC (Fuerzas Armadas de la RDC).

Paul Kagame no tiene que atravesar fronteras; está instalado en Kinshasa desde mayo de 1997. Nada se hace sin su aval. Es el amo del Congo. Cualquier análisis sobre el Congo que no parta de esta premisa no es válido, ya que no tiene en cuenta el nudo gordiano de la crisis congoleña.

ÉL: ¿Cómo ve usted que se podría evitar Kagame?

YO: Una única manera: antes de pensar en nuevas elecciones, habría que arrancar de raíz el sistema de ocupación que ha implantado en el Congo. Hay que tomar el control tanto sobre su caballo de Troya como sobre los infiltrados en las esferas del poder y sobre los traidores congoleños que han vendido su alma siendo cómplices con este sistema humillante y degradante de ocupación de sus tierras por extranjeros. Hay que desmantelar el sistema.

Es el sueño congoleño que apunta en el horizonte del 19 de diciembre; sueño por el que las masas congoleñas están prestas a todo para alcanzarlo por segunda vez en su historia después del 30 de junio de 1960. Es la única salida que nos queda para superar el impasse. Es una cuestión de vida o muerte para nuestro pueblo. ¡Que el Dios de los Ejércitos y de la Justicia bendiga a la RD Congo y a su pueblo!

Germain Nzinga Makitu

Fuente: Blog del autor Germain Nzinga Makitu, Les enjeux d’un dialogue de la dernière chance, publicado el 9 de diciembre de 2016.

Traducido y editado para Umoya por Ramón Arozarena.

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