Ruanda impidió la entrada al país de un líder opositor

Thomas Nahimana, Nadine Claire Kansinge junto con su hijo, Skylor Kejo, y Venanat Nkurunziza

El abad Thomas Nahimana, que ha manifestado su intención de ser candidato a la Presidencia de Ruanda en las elecciones de 2017, tendría que haber regresado a su país el pasado 23 de noviembre tras muchos años exiliado en Francia. Contra toda esperanza, las autoridades ruandesas han denegado la entrada al país del candidato presidencial cuando se disponía a embarcar rumbo a Kigali junto a otros dos dirigentes de su partido y un bebé tras hacer escala en Nairobi. El abad Nahimana y sus compañeros decidieron comenzar una huelga que se extenderá hasta que se les reconozca el derecho a entrar en su país.

«Aunque se nos persiga, entraremos en nuestra patria»

«Aunque se nos persiga, entraremos en nuestra patria», afirmó el abad Nahimana el jueves 17 de noviembre en una rueda de prensa en Bruselas. No tendrá siquiera que esperar a llegar a Kigali para que empiecen a surgir los contratiempos. Thomas Nahimana, de 45 años, es el líder del Partido Ishema y declarado candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2017. A Nahimana se le esperaba el pasado 23 de noviembre en Kigali para dar comienzo a la campaña electoral. El abad despegó desde Ámsterdam con destino a Nairobi el martes 22 de noviembre junto a una dirigente de su partido, Nadine Claire Kansinge, de 36 años, y el hijo de ésta, un bebé de siete meses. A su llegada a la capital keniana se les unió Venant Nkurunziza, de 33 años, otro dirigente del Partido Ishema. Los tres líderes y el bebé debían despegar precisamente desde Nairobi para llegar a Kigali. Centenares de periodistas, simpatizantes y algunos curiosos les esperaban impacientes, bajo el sol de Kigali, desde el mediodía en el Aeropuerto Internacional de Kanombe. A pesar de cumplir todas las condiciones administrativas, se produjo un giro de los acontecimientos: la tripulación de Kenya Airways anunció a los tres políticos que acababan de recibir órdenes de las autoridades ruandesas prohibiendo la entrada de Thomas Nahimana al país. Para solidarizarse con su presidente, los otros dos líderes y el bebé decidieron no embarcar.

A través de un comunicado publicado por el Partido Ishema el día 23 por la tarde, se anunciaba que su presidente y los otros dirigentes, que se encontraban en la zona de tránsito del Aeropuerto Internacional Jomo Kenyatta, habían decidido: «iniciar una HUELGA y no abandonar la ZONA DE TRÁNSITO hasta que no se restablezca su derecho a entrar dignamente en Ruanda». Más tarde, en una entrevista para la emisora de radio Ijwi Rya Rubanda, el abad Thomas Nahimana se reafirmó en lo que ya habían detallado en el comunicado: «No nos iremos de la zona de tránsito por nuestra propia voluntad, aunque estemos meses aquí bloqueados. No nos marcharemos de esta zona de tránsito hasta que no nos dejen ir a Kigali». El líder del Partido Ishema ha hecho un llamamiento al Presidente de Ruanda: «Pedimos a Su Excelencia Paul Kagame, Presidente de la República, que solucione esta situación y que nos dé la respuesta adecuada. Sólo hay una respuesta válida: que nos dejen entrar en nuestro país».

«¿Por qué no nos dejan entrar en el país para entregarnos directamente a la Justicia?»

«Es la gota que colma el vaso; hemos respetado todos los procedimientos administrativos, todo está en orden. Queremos entrar en nuestro país, ahora más que nunca», afirmó el abad Thomas Nahimana en la radio.

De hecho, los tres protagonistas han solicitado un visado común de África Oriental para turistas, que permite la libre circulación entre Kenia, Uganda y Ruanda. Aún no se ha producido ninguna reacción oficial por parte de las autoridades ruandesas; solamente el enérgico Embajador de Ruanda en Bruselas, Olivier Nduhungirehe, ha justificado los hechos vía Twitter: «Thomas Nahimana mintió a la embajada de Kenia al pedir un visado común de África Oriental para turistas. Los turistas no tienen derecho a realizar actividades políticas». Por ese motivo, el abad Thomas Nahimana explicó detalladamente el día 23 por la tarde en Radio Itahuka los procedimientos administrativos previos a su vuelta al país: «Solicité la renovación de mi pasaporte ruandés, que estaba caducado desde 2012, para poder entrar libremente en mi país. Lo deposité en la Embajada de Ruanda en París y pacté con las autoridades de la Embajada que lo recuperaría en el Servicio de Inmigración cuando llegase a Kigali». Cuando se le preguntaron las razones por las cuales acudió a la Embajada de Kenia y no a la de Ruanda, respondió: «Hace varias semanas fui a la Embajada de Ruanda con mi pasaporte francés para solicitar un visado. Según la legislación vigente, deberían haber tardado ocho días. Llamé varias veces para saber si había novedades; sin embargo, no me dieron respuesta alguna. Por eso, decidí ir a la Embajada keniana y solicitar un visado común de África Oriental para turistas». Para concluir, el abad señaló: «Ruanda se está equivocando, así que llevaremos el caso ante los tribunales. Ruanda no puede impedir la entrada de uno de sus ciudadanos al territorio nacional».

Tras varios días, algunos medios de comunicación progubernamentales y diversos líderes del régimen han tomado la delantera, acusando a Thomas Nahimana de sembrar el odio entre etnias. Tom Ndahiro, el influyente director de comunicaciones del presidente Kagame, especialista del genocidio y propagandista del régimen que dirige con mano de hierro el FPR (Frente Patriótico Ruandés), publicó este tuit: «Bienvenido, abad Thomas Nahimana. Usted no acudió al juicio contra usted para enfrentarse a la Justicia. Ha utilizado internet para sembrar el odio, y esto es un hecho punible»; además, añadió: «¿Debería agradecerle a Francia que haya extraditado a este fugitivo?». No obstante, al abad Nahimana no le preocupa un posible proceso judicial: «He leído en algunos periódicos que se nos acusaría de ciertos delitos; si eso fuera así, ¿por qué no nos dejan entrar en el país para entregarnos directamente a la Justicia?». Por el momento, no se tiene conocimiento de que se haya abierto ningún proceso judicial contra el abad Nahimana ni ninguno de sus compañeros.

«Nos mantenemos fuertes y con la moral alta»

A pesar de que la Constitución de Ruanda autoriza el multipartidismo, no existe prácticamente oposición en el interior del país, cuyo poder político, social y económico lo controla el FPR del presidente Paul Kagame desde 1994. En diciembre de 2015 se aprobó una reforma polémica de la Constitución, que permite a Kagame volver a presentarse a las elecciones para varios mandatos a partir de 2017 y, potencialmente, dirigir el país hasta 2034. Todos los opositores conocidos del régimen se han exiliado, están en prisión (como sucede con la presidenta del partido FDU-Inkingi, Victoire Ingabire, o el líder del PDP-Imanzi, Deo Mushayidi), han sido acallados y se encuentran bajo la estricta vigilancia del régimen.

Este problema ha surgido un mes después de la publicación de la resolución del Parlamento Europeo, que condena «todo acto de intimidación, todo arresto, toda encarcelación y toda persecución de los que sean objeto, solamente por expresar su opinión, los dirigentes, los miembros y los militantes de los partidos de la oposición, o los periodistas y otras personas que hayan criticado supuestamente al Gobierno ruandés; en este sentido, se insta a las autoridades ruandesas a que reexaminen y modifiquen sus prácticas a este respecto, con el objetivo de garantizar la libertad de expresión».

Venant Nkurunziza, uno de los jóvenes dirigentes del Partido Ishema que acompaña al abad Nahimana, ha mandado un mensaje de esperanza a través de la emisora de radio Ijwi Rya Rubanda: «Nos mantenemos fuertes y con la moral alta. Queremos hacer saber a los ruandeses que no renunciaremos de ninguna manera a entrar en nuestro país, en nuestra madre patria. Queremos volver simplemente para participar en la construcción y en el desarrollo de nuestro país».

Ishimwe Norman

Fuente: Jambo news, Un opposant politique déterminé refusé d’accès au Rwanda, publicado el 24 de noviembre de 2016.

Traducido para Umoya por Nerea Fernández Álvarez y David Guerra Díaz (Universidad de Salamanca).

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