Colonialismo euro-americano: terrorismo racista

Aunque la mayor parte del discurso actual abunda sobré qué constituye amenaza a la seguridad ciudadana, hay una escasez de análisis sobre el colonialismo euro-norteamericano como terrorismo racista – por los beneficios. Es también digno de destacar, que hay renuncias de responsabilidad en los relatos históricos que representan el colonialismo danés como “suave” cuando no hubo ni asomo de duda a la hora de aplicar más de dos siglos de terrorismo colonial racista danés en las islas Vírgenes.

Caribbean_general_map-400x235Es más, mientras que los Estados Unidos actualmente llevan a cabo guerras, ostensiblemente contra el terrorismo (un enemigo sin nombre y sin cara) y afirma que está expandiendo la democracia como política exterior, esta narrativa es una tapadera. En realidad, la ocupación y agresión de Estados Unidos implica extraordinarias violaciones de los derechos humanos, que se normalizan como “gobernancia” de lugares como las Islas Vírgenes.

No hay duda de que la cruel conspiración de la esclavitud, promulgada entre los europeos, árabes y africanos, desató un terrorismo crudo y racista sobre más de 40 millones de africanos, en su tierra y en la diáspora.

Dinamarca, el septimo mayor colonizador europeo, mantuvo colonias durante más de dos siglos. El alcance de la injusticia infligida a la clase mayoritaria antes y después de la adquisición por parte de Estados Unidos de las Islas Vírgenes y su pueblo -una transación ilegal e inmoral con Dinamarca, impulsada por Francis Rothschild, icono de 20160706_154917Santo Tomás, que se convertiría en un apasionado activista por la justicia social.

Francis Rothschild fue un líder de los derechos civiles en las Islas Vírgenes después de la trasferencia en 1917 de la soberanía de Dinamarca a la de Estados Unidos. Su incursión en la política nació de la necesidad de abordar las causas de las disparidades económicas, sociales y políticas que crearon un sufrimiento desproporcionado para los virgenenses. (http://stthomassource.com/content/news/local-news/2013/10/11/analysis-rothschild-francis-and-fight-democracy-part-1).

A pesar del hecho de que los africanos ganaron su emancipación de la esclavitud danesa en 1848, las autoridades de los gobiernos de Dinamarca y de Estados Unidos iniciaron ilegalmente una transacción de venta de las Islas Vírgenes por la lucrativa suma de 25 millones de dólares en oro.

Hoy los virgenenses dicen cínicamente que esto fue la transacción de una propiedad más cara de la historia; el presupuesto de las islas todavía es apoyado por el gobierno federal, casi un siglo después de la trasferencia. Esta inversión en curso demuestra que el valor estratégico del llamado territorio (un término que agita los nervios de la gente) es incluso más importante de lo que los actuales pobladores de colonias puedan molestarse en admitir. La dimensión terrorista de esta trasferencia fue que “las reclamaciones de custodia por parte tanto de Estados Unidos como de Dinamarca, no solo causaron una fragmentación de las crónicas de la historia, sino que negaron a los virgenenses el acceso a su memoria colectiva”.

(http://americanarchivist.org/doi/pdf/10.17723/aarc.64.1.h6k872252u2gr377).

Habiendo conseguido inconmesurable riqueza y prestigio de las actividades criminales en las colonias, es escandaloso que se haya hecho un amaño de la historia europea, un consenso de olvido que facilita la psicótica condición llamada “amnesia colonial”. Esta supresión sistemática de la memoria colonial ha desfigurado los confines morales del continente europeo.

A menudo he ponderado la contradicción de que los europeos se muestren orgullosos de ser los campeones de la cristiandad todavía justificando sus prácticas terroristas. A pesar de toda la moralidad que se disponían a conceder a los pueblos de color colonizados, es increíble que nadie diese un toquecito en el hombro esclavizador de nadie, para recordar y contenerse unos a otros en nombre de dicha responsabilidad moral.

c6742-48406461Lo que es incluso más profundo es que después de que el iracundo sistema de esclavitud fue encaminado por las rebeliones de los africanos resistentes y sus aliados mestizos libres europeos, Von Bismark, entonces canciller alemán, hizo de anfitrión de 14 naciones europeas durante seis meses (1884-85) para repartirse el pastel de África. Todos estuvieron de acuerdo en participar en el cruel subdesarrollo de África (Rodney, 1973) sin que se haya documentado que nadie plantease ninguna objección.

Al ser empleada como becada internacional en el Museo Marítimo de Flensburg, en Alemania, para comisariar una exposición y excribir un documento sobre el legado colonial danés en Flensburg, las Islas Vírgenes y Ghana desde una perspectiva africano-caribeña, tuve que hacer serias reflexiones críticas sobre esta psicosis del olvido, una especie de autohipnosis, que permite tanto a los daneses como a los alemanes, que han de ser tenidos en cuenta juntos debido a sus historias entrelazadas, para convencerse a sí mismos hasta nuestros días, de que sus días de Imperio fueron un proyecto de noble civilización de africanos atrasados. La política económica del descuartizamiento del continente africano es olvidada convenientemente.

Incluso mi consciencia de que la negativa europea de reconocer la criminalidad del terrorismo racista colonial es una treta para negarse a reconocer la responsabilidad frente a las reparaciones, no me ayudaba a estar preparado para esta flagrante doble inconsciencia con respecto a la memoria colonial. Esta amnesia forzada es una patología que requiere un exámen forense. Semejante esquizofrenia generalizada debe significar, claro, que hay una conspiración entre todas las instituciones de socialización -hogar, escuela, medios, cultura popular, iglesia, museos, política- en una palabra, sociedad, para enterrar cualquier evidencia o remordimiento. Como observó un participante en un encuentro de investigación, “todos ellos ponen una manta sobre el pasado”.

Describiendo esta racionalización como represión, Andersen (2013) explica que

Las experiencias iniciales de colonialismo han sido proyectadas en diferentes puntos en el tiempo procesando el pasado en versiones muy alejadas de los verdaderos acontecimientos historicos reales. Recientemente, nuevas reclamaciones de reparaciones por la esclavitud y el colonialismo en las antiguas Indias Occidentales danesas, han cuestionado las nociones existentes del pasado colonial en Dinamarca. Estas reclamaciones no han dado como resultado una política danesa oficial de arrepentimiento… como se ha observado en otros estado ex-colonias. Considerando que se está demandando una ruptura radical con las anteriores concepciones del pasado colonial, se han usado nuevas figuraciones y re-narraciones para incorporar los nuevos retos a las capas más antiguas de la memoria en el imaginario histórico, sin romper radicalmente con ella, creando de algún modo sorprendentes resultados que cuestionan (sic) las nociones de una memoria global uniforme y una comprensión de las injusticias históricas (Andersen, 2013: 1, http://link.springer.com/article/10.1007/s10767-013-9133-z#/page-1).

Cuando presenté estos temas en el Flensburg World Cafe, celebrado el pasado 28 de julio de 2016, en el Flensburger Schifffahrtsmuseum, fue fascinante poner en orden la variedad de respuestas a la revelaciones de las multiples capas de las realidades coloniales que encontré cuando visité las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, entre el 26 de junio y el 7 de julio de 2016. Fui para averiguar qué pensaba la gente del Museo Marítimo de Flensburg creando este proyecto como una contribución a la conmemoración del centenario en 2017 de la venta de las Islas Vírgenes y su pueblo a los Estados Unidos de América. Se me señaló con dureza que los daneses no tenían autoridad para iniciar esa transacción, por la que ganó 25 millones de dólares (en oro, ojo), ni tampoco la tenían los Estados Unidos, porque los esclavizados había ganado su libertad 69 años antes de eso, y los libres fueron consignados al estátus de colonizados de un plumazo. Sin embargo, se sintieron alentados porque el proyecto proporcionaba una conmovedora oportunidad para la reflexión crítica sobre el terrorismo colonial danés, que ha sido prácticamente anulado por las paradojas de la ocupación de los Estados Unidos.

Esta condición de asentamientos coloniales estadounidenses ha sido tratada con la máxima delicadeza, ya que los analistas críticos de esta criminalidad han sido víctimas psicosociales y socioeconómicas por alzar voces críticas. Imagino que esta respuesta de Gran Hermano es vista como obligatoria ya que las revelaciones sobre este dilema no son congruentes con la propaganda popular sobre los Estados Unidos como dispensadores de desarrollo.

La gente en las Islas Vírgenes tampoco tenía conocomiento de la presentación de Flensburg como la Ciudad del Ron y su enriquecimiento a costa de los recursos de azucar y ron, producidos por el trabajo no remunerado de africanos esclavizados. Increíblemente, las personas implicadas en el comercio del ron racionalizaron que ellos no eran tan malos como sus colegas, los que hacía la parte del tráfico de humanos del triángulo transatlántico. Es como ¡hola! ¿Qué parte de la teoría marxita del valor añadido del trabajo no se está teniendo en cuenta aquí? Si comerciabas con ron y con azúcar, eras cómplice del sistema terrorista de deshumanización y producción y reporoducción tortuosa que implicaba el sistema. Pero parece que para los euro-estadounidenses, el jurado todavía está fuera de la lógica de este argumento.

Como también se discutió durante la presentación del World Cafe en Flesburg, la economía política de la celebración anual del día familiar de la Rum Regatta, [Regata del ron], no ha sido cuestionada tradicionalmente, ¡sencillamente, la gente jamás se ha preguntado ni siquiera de dónde venía el ron!

Recurrí a la sabiduría de Paulo Freire para intentar empatizar con las heridas que tanto el colonizador como el colonizado experimentaron en el holocausto de la esclavitud. A propósito, reitero deliberadamente este concepto de holocausto, porque la palabra es un catalizador para re-pensar y re-memorar que resuena en Dinamarca y Alemania. Además, los judios no tenían el monopolio de la experiencia del concepto.

Hablando de la liberación de los oprimidos, Freire dice,

En todas las etapas de su liberación, los oprimidos deben verse ellos mismos como mujeres y hombres comprometidos con la vocación ontológica e histórica de convertirse en humanos completos. La reflexión y la acción se convierten en imperativos cuando uno intenta no erróneamente dicotomizar el contenido de humanidad de sus formas históricas (Freire, 1970:66).

Freire explica que

El carácter dialogístico de la educación como práctica de libertad no comienza cuando los profesores-alumnos se encuentran con los alumnos-profesores en una situación pedagógica, sino más bien cuando los primeros se preguntan primero ellos o ellas mismas sobre qué dialogarán con los segundos. Y la preocupación por el contenido del diálogo es realmente la preocupación por el contenido del programa de educación (1970:93).

Freire proporciona más iluminación sobre el estátus de la amnesia colonial adoptada por los europeos que dominaron a los africanos, una condición con la que hemos tenido que llegar a intimar para subvertir su persistencia morbida. Su respuesta a su propia pregunta retórica fue para mí el punto detonante para comprender en qué consiste el proceso de represión, en un imperativo de pensamiento revolucionario para transformar el status quo:

¿Por qué las élites dominantes no acaban debilitadas cuando no piensan con la gente? Porque la última constituye su antítesis, la verdadera razón de su existencia. Si las élites pensaran con la gente, la contradicción se suprimiría y ya no podrían seguir dominando. Desde el punto de vista de los dominadores en cualquier época, el pensamiento correcto presupone el no-pensar de la gente (ibid.: 131)

¡Maldita sea! Esto no es un paseo por el parque ¿verdad? Pero como solía decir mi padre en su día, “un hábito es un cable: tejes un hilo cada día y pronto se convertirá en un cable tan fuerte que no lo podrás romper”. Así pues, el hábito de la amnesia colonial es profundo. Por tanto, debe ser traumático para la clase dominante experimentar que alguien como yo de un codazo al esqueleto que había en el armario de la historia para encarnarse en ellos mismos y revelar que, como dijo Shakespeare en Hamlet, a través de un discurso de Marcelo, “Algo está podrido en el estado de Dinamarca”. El dramaturgo claramente conocía muy bien la verdad sobre las mentiras.

Sin embargo, en lugar de las negativas prolongadas de culpabilidad, ¿no sería más sensato, en interés de la curación de la brecha y de proporcionar a la elusiva responsabilidad moral un espacio para florecer, sencillamente admitir los errores y buscar mecanismos de transformación social?

Doctora Imani Tafari-Ama,
Comisaria en el Flensburger Schiffahrtsmuseum.

Referencias

Andersen, A.N. “We Have Reconquered the Islands”: Figurations in Public Memories of Slavery and Colonialism in Denmark 1948–2012, Publicado online: 7 de febrero de 2013 # Springer Science+Business Media New York 2013, (http://americanarchivist.org/doi/pdf/10.17723/aarc.64.1.h6k872252u2gr377).

Freire, P. Pedagogy of the Oppressed, Continuum, Nueva York y Londres, 1970, (http://www.msu.ac.zw/elearning/material/1335344125freire_pedagogy_of_the_oppresed.pdf).

Hamlet Quotes – Something is rotten in the state of Denmark with explanation,

Mabillard, Amanda. Shakespeare Quick Quotes: Something is rotten in the state of Denmark. Shakespeare Online. 20 de agosto de 2010. http://www.shakespeare-online.com//quickquotes/quickquotehamletdenmark.html

World Cafe: http://www.flensburg.de/Kultur-Bildung/Kultureinrichtungen/Schifffahrtsmuseum/Programm

Rodney, W. How Europe Underdeveloped Africa, Bogle-L’Ouverture Publications, London and Tanzanian Publishing House, Dar-Es-Salaam, 1973.

Fuente: tomado de Global Research: Euro-American Colonialism: Racist Terrorism, publicado el 7 de agosto de 2016.

The original source of this article is Culture Transfer

Copyright © Dr. Imani Tafari-Ama, Culture Transfer, 2016

Traducido y editado por el equipo de redacción de Umoya.

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