Una pregunta más bien sencilla, ¿no?
Tener la pertenencia de algo implica obtener utilidad de ese algo, así que, para darle una respuesta, analicemos quién obtiene la utilidad del petróleo en Nigeria. Evidentemente, por «utilidad» nos referimos a impuestos, por lo que, ¿quién recibe el dinero de los impuestos del petróleo?
Bueno, antes de la independencia de Nigeria, en 1958, los impuestos del petróleo se repartían de la siguiente manera:
1958:
Los estados productores de petróleo retenían un 67,4% de derechos y rentas petroleras;
el gobierno federal recibía un 20% de esas rentas y derechos;
y los estados no productores de petróleo se quedaban con un 12,6%.
Es decir, que el petróleo y el gas pertenecían a los estados productores de petróleo. Al menos así fue como dejaron las cosas los ingleses. No obstante, en 1970, el general Yakubu Gowon aprobó el Decreto Nº13, que establecían una nueva repartición:
1970
Los estados productores de petróleo retenían un 45% de las rentas petroleras;
el gobierno federal se quedaba con un 55% de este;
y los estados no productores de petróleo no se llevaban nada (0%).
De esta manera, según la sabiduría militar, los estados no productores de petróleo no merecían ni una sola parte de la repartición de los impuestos del petróleo. El petróleo era solo para los estados productores y para el gobierno federal.
Posteriormente, en 1975, el general Murtala Muhammed introdujo el Decreto nº 6, que cambiaba la repartición:
1975
Los estados productores de petróleo se quedaban con un 20% de las rentas y derechos petroleros;
el gobierno federal obtenía un 80%;
y los estados no productores de petróleo no se llevaban nada (0%).
De nuevo, los militares decidieron que los estados productores de petróleo deberían «gestionar» el 20% de los impuestos del petróleo, mientras que los estados no productores de petróleo no entrarían en la repartición.
En 1976, el general Obasanjo creó una comisión técnica llamada la Comisión Técnica Aboyade, que resultó en la siguiente repartición:
1976
Los estados productores de petróleo no se llevaban nada de las rentas petroleras (0%);
el gobierno federal se quedaban con un 100% de las mismas;
y los estados no productores de petróleo tampoco se llevaban nada (0%).
Obasanjo también creó el Consolidated Revenue Fund [Fondo Consolidado de Ingresos], o FAAC, con lo que los impuestos se centralizaban y, posteriormente, se repartían entre los estados.
Este fue el momento más importante del federalismo fiscal de Nigeria. Así se federalizaba el petróleo: se le arrebataba a los estados, se gestionaba en el gobierno federal y se devolvía una parte a los estados. Básicamente, el petróleo ya no se determinaba según su origen, sino en mediciones, como la equidad, la eficiencia fiscal y la capacidad de absorción.
En 1979, el presidente Shehu Shagari estableció la Comisión Okigbo para revisar la repartición de las rentas petroleras. La comisión estuvo de acuerdo en mantener la asignación del 0% para los estados productores de petróleo y en continuar con el FAAC, pero reajustaron la fórmula de este último. La solución fue:
1979
Igualdad de los estados 50%.
Población 40%.
Masa terrestre 10%.
En este punto se introducen la población de los estados y la masa terrestre de los mismos. En total, en solo 9 años, los estados productores de petróleo pasaron de percibir un 67,4% de las rentas petroleras a no recibir nada (0%), y no empezaron a recibir algo (13%) hasta el año 2000.
Así que, en resumidas cuentas: del 67% al 0% y al 13%
Por decreto, los estados dejaron de recibir las rentas petroleras para que las obtuviese el gobierno federal. Incluso en la actualidad, si ExxonMobil paga IVA por las operaciones en un estado productor de petróleo, el gobierno federal comparte ese IVA con todos los estados de la federación. El petróleo es como un bebé federal.
¿Qué efectos tiene todo esto? Bueno, principalmente la ineficiencia masiva de los sectores del gas y del petróleo. Podemos decir que el Gobierno Federal de Nigeria (el FGN, por sus siglas en inglés) no ha gestionado bien la industria petrolera, que la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo (NNPC, por sus siglas en inglés) está en bancarrota… En definitiva, que no pueden gestionar los activos para conseguir beneficios.
Todavía quemamos gas; es decir, «quemamos» dinero legalmente. El FGN se ha hecho con los pozos petrolíferos, pero no puede pagar en efectivo a su alianza comercial. El FGN tampoco puede limpiar los vertidos de petróleo y ni siquiera puede pagar las facturas de la industria petrolera.
Entonces, ¿para qué guardar el petróleo si no pueden ni gestionarlo? Pues porque el FGN ha creado una grandísima administración financiada con el dinero del petróleo y porque paga con él también la educación y los servicios de salud básicos, así como los peregrinajes religiosos y el fútbol.
Estos poderes que se ha concedido el FGN de manera extraconstitucional han sido posibles porque se han hecho con parte de la riqueza petrolera de la nación. Por ejemplo, las escuelas primarias dependen de los gobiernos locales y la Constitución reconoce que estos deben financiarlas. No obstante, los ingresos de los gobiernos locales provienen de una cuenta «conjunta».
Ahora mismo, tenemos un problema: ya no nos queda petróleo y tenemos que seguir pagando los salarios, unos salarios que, como ya hemos dicho, se pagaban gracias al crudo. El Gobierno Federal disfrutaba de un monopolio de telecomunicaciones en Nigeria, con lo que los móviles se convirtieron en un lujo que tan sólo los más ricos se podían permitir. En 2001, el FGN dejó el negocio de la comunicación y se convirtió en un gestor de impuestos. Sin embargo, hoy en día todo el mundo tiene móvil. Todos.
¿Qué es lo que tanto fascina al FGN del petróleo? Si el Gobierno Federal puede renunciar al sector de las telecomunicaciones, regular y fijar impuestos para las empresas del sector… ¿por qué no hace lo mismo con el crudo? Antes de 2001, el FGN fundó Nigerian Telecommunications Limited (NITEL), pero hoy en día son las empresas GSM las que financian al FGN.
Las cosas todavía tienen que cambiar mucho. Nigeria no puede decir que está poniendo en práctica un sistema federal de gobernanza sin un federalismo fiscal. Sería como conducir un coche sin ruedas.
Y ¿qué deberíamos hacer? Pues parece bastante obvio: devolverle el crudo a la gente, poner impuestos sobre el sector petrolero… ¡De lo más sencillo!
El FGN tiene que quedarse al margen del negocio y establecerse como un regulador y beneficiario de los impuestos. Las ventajas son más que evidentes: se reducen los costes y aumentan los ingresos.
Devolverle el petróleo y los activos no petroleros a los estados y a los gobiernos locales. Los estados deberían quedarse con las ganancias de sus exportaciones. Básicamente, si se exporta cacao, el estado de origen de dicho cacao debería obtener un porcentaje de los impuestos sobre la renta de la empresa.
Con esto no queremos hacer solo un llamamiento al control de los recursos, sino también a su distribución y a la responsabilidad. Siempre que el FGN se responsabilice de recaudar el 95% de los impuestos y los gobiernos locales reciban el dinero de sus asignaciones a través de los estados, no podemos esperar mucho de ellos ni exigirles mucho.
«Poco se puede esperar de aquellos a los que se les da poco».
By Kalu Aja
Fuente: Blog de Chido Onumah, Nigeria, publicado el 15 de junio de 2016.
Traducción de Miguel Borrajo González y Raquel de Pazos Castro para Umoya.
