La cesión masiva de tierras a inversores nacionales o extranjeros comenzó al sur del Sáhara tras la crisis alimentaria de 2008, explica Francis NGang, secretario general del Instituto Africano para el Desarrollo Económico y Social (INADES).
A pesar de que África es, según el Banco Mundial, el continente con mayor potencial agrícola sin explotar, según el INADES, una institución panafricana especializada en cuestiones de tenencia de tierras, se han cedido millones de hectáreas en detrimento de la población local.
En 2013, los diez principales compradores de tierras en África fueron (en millones de hectáreas) los Emiratos Árabes Unidos (1,9), India (1,8), el Reino Unido (1,5), Estados Unidos (1,4), Sudáfrica (1,3), Italia (0,6), Alemania (0,5), Sudán (0,5), Etiopía (0,4) y Portugal (0,4).
Violencia
Sólo en África occidental se adquirieron 2,31 millones de hectáreas entre los años 2000 y 2012 en Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea, Guinea-Bissau, Mali, Níger, Senegal y Togo, según el estudio “Touche pas à ma terre, c’est ma vie” (“No toques mi tierra, es mi vida”[1]), elaborado por el INADES.
“Se trata de un fenómeno que ha engendrado mucha violencia e injusticia contra la comunidad campesina”, explicaba a la AFP el maliense Ibrahima Coulibaly, vicepresidente de la Red de Organizaciones Campesinas y Productores Agrícolas de África Occidental (ROPPA), durante una conferencia de la FAO para África celebrada a principios de abril en Abiyán.
En Chad, casi el 60% de los terrenos fértiles a la orilla de los ríos Chari y Logon, en las inmediaciones de los lagos Chad y Fitiri, pertenece ya a inversores que han expulsado a los agricultores y a los ganaderos, según Ahmat Adoum Djibrine, presidente de la Confederación Nacional de las Organizaciones Ganaderas de Chad.
La ausencia de una ley que proteja a quienes ocupan las tierras de facto o tradicionalmente ha permitido en ocasiones la expropiación de comunidades enteras, lamenta Wafa Essahli, consultora encargada del desarrollo rural y de la gestión de los recursos naturales de la Comunidad de Estados Sahelosaharianos.
El auténtico desafío es la gobernanza de las tierras en un continente donde “pocos países disponen de políticas claras que protejan y aseguren estos espacios” rurales, opina.
Para Ibrahima Coulibaly, sin embargo, lo prioritario es “reconocer que las comunidades tienen derechos sobre las tierras que han ocupado durante generaciones. Esto es algo que hay que formalizar en las leyes votadas por los Parlamentos”.
Evelyne AKA/AFP
Fuente: L’Orient Le Jour, L’Afrique face à l’accaparement de ses terres agricoles par des investisseurs étrangers, donde fue publicado el 30 de mayo de 2016.
Traducido para Umoya por Eva Pacios Santamaría.