El mecanismo que se va a encargar de ejercer las funciones residuales del Tribunal Penal Internacional para Ruanda es un peligro para la verdad y la justicia

“Luchemos juntos para que un día todos los crímenes cometidos sean juzgados”

eventplanner_conference_organizer_arusha_international_conference_centre_874512801En lo que tiene que ver con el cierre del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (el TPIR, que ya ha sido clausurado), el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha creado el Mecanismo encargado de ejercer sus funciones residuales. Varios países han aplaudido esta decisión que consideran “de gran importancia”.

En primer lugar, el representante de Austria, país en el que se originó el texto, ha aplaudido la creación del Mecanismo, y ha estimado que, de esta manera, el Consejo de Seguridad envía un fuerte mensaje contra la impunidad. “Los fugitivos de alto nivel no escaparán a la justicia”, había declarado con  vehemencia.

A continuación, ha sido el turno del representante de Gran Bretaña, que, tras aplaudir el acto de grandeza que constituía el Mecanismo, ha afirmado que permitirá que el proceso y que las apelaciones sigan adelante, y que la ley persiga y aprehenda a los fugitivos donde quiera que estén.

En lo que tiene que ver con el representante de Japón, tras aplaudir también los hechos, afirmó que esta decisión demuestra el compromiso de la Comunidad Internacional de no tolerar la impunidad.

Por último, la representante de los Estados Unidos de América había expresado su entusiasmo por la creación de “una institución que permita tanto al Tribunal Penal Internacional para Ruanda como al Tribunal Penal Internacional para la  ex Yugoslavia cumplir con su trabajo en condiciones normales”.  A los países del bloque occidental se les suma Japón. Sin embargo, la postura de Rusia es muy diferente.

De hecho, al término de la votación en la que se ha abstenido el representante de la antigua Federación Rusa, este país había llegado a la conclusión de que la resolución adoptada equivalía a “una medida vinculante, basada únicamente en el retraso registrado en las actividades de los dos Tribunales (el Tribunal Penal Internacional para Ruanda y el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia)”. A continuación, había recordado que ambos tribunales habían tenido la posibilidad de terminar su misión en el plazo establecido.

¡Benditos rusos! Siempre se muestran prudentes respecto a las decisiones tomadas por el Consejo de Seguridad, porque consideran que la sombra de la instrumentalización occidental planea sobre ellos. ¿Se puede decir que el recelo que han mostrado tenía fundamento? Personalmente, considero que la respuesta es que sí.

Contamos con fuentes de información contrastadas y fiables y, gracias a ellas, hemos sido informados de que, por una parte, los archivos del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (con sede en Arusha, una ciudad situada al norte de Tanzania) van a ser trasladados a Ruanda. Además, por otra parte, hemos sabido que, una vez allí,  dichos archivos van a ser destruidos de manera sistemática, para borrar cualquier posible rastro de la implicación de unos y de otros. Si alguien es capaz de entenderlo, que lo entienda.

También hay que tener claro el hecho de que, en algunos casos, la ley puede dar la autorización para que se proceda a la destrucción de los archivos. Es decir, en este caso la destrucción de los archivos se llevaría a cabo dentro de los límites de la legalidad. Sin embargo, el hecho de querer trasladar a toda costa todos los archivos a Ruanda esconde otra verdad. ¿Estabais al tanto de que este Mecanismo lo gestionan consorcios privados? También nos preguntamos lo siguiente: ¿por qué la Organización de las Naciones Unidas no ha querido hacerse cargo de la gestión de las funciones residuales?

La razón por la que la Organización de las Naciones Unidas no quiere quedarse con los archivos es que teme que un día los historiadores o los periodistas como Charles Onana, Pierre Péan y otros, investiguen el asunto y desaten fuertes polémicas. Por eso mismo, los archivos van a ser trasladados de Tanzania a Ruanda: para ser quemados en ese país. Quienes procedan a la destrucción de los documentos dependen directamente de la Organización de las Naciones Unidas, por lo que ésta estará autorizando dicho crimen. Sí, se trata de un crimen contra la verdad y contra la justicia. Sí, se trata de un crimen que sacraliza la impunidad.

Los habitantes de Ruanda lo saben mejor que cualquier otra persona. En cada una de las administraciones locales por las que ha pasado el Frente Patriótico Ruandés, se han destruido todos los archivos de la administración local. Por lo general, en la administración pública ha pasado lo mismo. El Frente Patriótico Ruandés consideraba que, para llevar a cabo su proyecto de restablecer las estructuras administrativas que se consideraban “hutus”, la mejor solución era destruir los archivos. Eso era lo que pensaban.
Por todo esto, queridos amigos y compatriotas, para luchar contra este enésimo crimen, levantaos y levantémonos juntos como una sola persona, y digamos que cuando es demasiado, es demasiado. Deshaceos y deshagámonos juntos de Paul Kagame y de todo su monstruoso y grotesco poder.

El presidente Kagame cree que todo le está permitido, y tiene razón al pensarlo, porque siempre ha tenido el beneplácito de quienes le enseñaron a pensar así. ¡Y con razón!

En un primer momento, existía el partido (movimiento) Frente Patriótico Ruandés (FPR), que pasó a ser de su propiedad. Sí, el presidente de Ruanda creyó que el Frente Patriótico Ruandés era su propiedad privada. Como bien afirma el periodista Alex Ndiaye, “Muchos hombres políticos confunden su partido político con algo que les pertenece y, por consiguiente, no nos deberíamos de sorprender si, una vez que llegan al poder, confunden el respeto que se les tiene debido a su cargo, con la obediencia ciega”. Además, Alex Ndiaye se hace la siguiente pregunta: “Si no respetan la democracia en el seno de su formación política, ¿cómo van a respetarla una vez que tengan en sus manos un poder mucho más grande?”.

El Frente Patriótico Ruandés del principio, que era una verdadera máquina para ganar, disciplinada y eficaz, y que en primer lugar promovía el debate de las ideas, fue el trampolín del actual presidente de Ruanda Paul Kagame. Un trampolín que le llevó a conquistar el poder. Todo el poder.

A continuación, Paul Kagame se hizo con el poder tras emplear varias técnicas que tenían como objetivo excluir a un predecesor que no servía más que para ocultar la realidad. Para el actual presidente de Ruanda, el poder se convirtió en un instrumento para destruir y desbaratar políticamente a sus adversarios (como Pasteur Bizimungu, Victoire Ingabire, Déo Mushayidi, Maître Ntaganda, entre otros) y para demoler a otros (como Rwisereka o Karegeya).

Sin embargo, si se aplicara correctamente una buena política, donde primaran los valores democráticos, el adversario de hoy podría convertirse en un aliado más adelante, o podría suceder lo contrario. Pero el presidente ruandés Kagame no lo sabe, no comparte esta manera de ver las cosas. De hecho, prefiere seguir llevando a cabo sus acciones con violencia, y se olvida de que está hipotecando el futuro de toda una nación y de todo un pueblo. A lo largo de la historia, ha habido hombres que han dejado tras de sí una huella de verdaderos héroes, como Patrice Lumumba, Nkwame Nkrumah, Gandhi y Mandela, entre otros. Sin embargo, también hay hombres que la historia nunca olvidará, ya que sólo han dejado tras de sí asesinatos y atrocidades. Es el ejemplo de Paul Kagame, Yoweri Kaguta Museveni (el actual presidente de Uganda desde 1986) y Hitler, entre otros.

Más adelante, fue el momento de la amalgama entre la voluntad del pueblo para la revisión constitucional y la manipulación. Y el resultado de esto fue la presidencia de por vida. Y sí, se puede afirmar que casi todos los políticos africanos sufren la misma patología. En cuanto consiguen llegar al poder, después de largos años de espera y de una serie de batallas homéricas, su primer impulso es el de quedarse en ahí el máximo tiempo posible. “He llegado al poder, y me quedo en el poder.”

El famoso discurso que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pronunció en Acra, la capital de Ghana, no ha ayudado a cambiar la situación. Sus palabras fueron: “(…) instituciones fuertes, más que hombres fuertes (…)”. Pero se trataba sólo de palabras, no de hechos. Y es por esta razón por lo que las instituciones, y sobre todo la Constitución, si se respetan, son unos cortafuegos que les impiden sucumbir a unos villanos que tienen una inclinación dictatorial.

La Ruanda de Paul Kagame nos acaba de mostrar una bonita imagen de esta deriva dictatorial, que se ha obtenido con la manipulación de la Constitución. Fue el difunto doctor Naasson Munyandamutsa (que en paz descanse) quien, tras haber observado el vaivén de las poblaciones que llevaban hojas llenas de firmas de sus compatriotas, con el firme objetivo de exhortar a Paul Kagame a que aceptara sus quejas, se había atrevido a expresarse en estos términos: “¿De qué sirve todo este circo?”. Declaró por todo lo alto que los que tergiversan el poder pensaban (y siguen pensando) en voz baja. Algunas personas  piensan que sus opiniones sobre la revisión de la Constitución tienen que ver con su muerte. Pero esa es otra historia.

Una cosa es segura. Todos esos notables, todos esos parlamentarios e incluso el mismo presidente Paul Kagame deben meterse en la cabeza que los ciudadanos a los que maltratan no se dejan engañar. Llegará el día en que les pidan rendir cuentas. Y no dudarán en quemar aquello que adoraron por encima de lo que estaban obligados y forzados a adorar. Por lo tanto, el presidente de Ruanda y su consorcio quedan advertidos. Se quema lo que se adora, y se adora lo que ya se ha quemado. Si alguien es capaz de entenderlo, que lo entienda.

Es necesario hacer referencia al último discurso que Paul Kagame pronunció en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Fue el Dies irae (“Día de la ira”, en latín) para el presidente de Ruanda. El hombre ya no es lo que era. El fruto está maduro y sólo hace falta recogerlo. Y el que lo va a recoger soy yo, eres tú, es él, sois vosotros, somos nosotros.
Luchemos juntos para que un día todos los crímenes cometidos sean juzgados. Que nuestro leitmotiv sea “No dejar nunca que se instale la impunidad”.

Maurice Shankuru

Democracia_Derechos_Humanos

Fuente original: Musabyimana.net, página web de documentación e información sociopolítica sobre Rwanda, de Gaspard Musabyimana. Le mécanisme chargé d’exercer les fonctions résiduelles du TPR est un danger pour la vérité et la justice sur ce qui s’est passé au Rwanda, publicado el 4 de marzo de 2016.

Traducido para Umoya por Silvia Filigheddu Lapuerta (USAL).

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