“Los estudiantes sudafricanos obtuvieron solo una primera victoria, aunque sea una victoria sin precedentes”. Russell Davies, director del Programa por el Derecho a la Educación en el Campo (REAP, por sus siglas en inglés), habla con la MISNA de las protestas que disparó el aumento (luego suspendido) de los aranceles universitarios.
Justamente ayer una delegación de estudiantes de la Universidad de Ciudad del Cabo entregó en el parlamento una lista de pedidos, comenzando por la gratuidad de los estudios universitarios. El viceministro de Educación Mduduzi Manana calificó el derecho al estudio de “objetivo noble” y prometió los esfuerzos del gobierno por lograr la equidad. Según Davies, sin embargo, el conflicto no está resuelto. “La suspensión de los aumentos es un bien –señala el director de REAP– pero los aranceles siguen siendo altos y están más allá de las posibilidades económicas de los jóvenes menos pudientes, la mayoría negros”.
En los últimos años el gobierno del African National Congress (ANC) aumentó la adjudicación de becas y préstamos a los universitarios. Al mismo tiempo, sin embargo, redujo los subsidios a los centros de estudios, obligándolos a aumentar de modo significativo los aranceles de inscripción. “En términos de porcentajes –señala Davies– Sudáfrica gasta menos que otros países en la educación. Hoy se deberían cuadruplicar los fondos destinados a las universidades”.
Desde la Witwatersrand de Johannesburgo a la Universidad de Ciudad del Cabo, las sentadas y ocupaciones surgieron como consecuencia de una coyuntura económica particularmente desfavorable. La caída de los precios de las materias primas ha perjudicado a la industria minera sudafricana, reduciendo las ganancias de las empresas multinacionales y llevando a miles de despidos. La tasa de desocupación oficial está en alrededor del 25%, pero entre los jóvenes de edades entre los 18 y los 24 años, toca el 40%. Ls oportunidades se reducen y la rabia crece”, sintetiza Davies. El director de REAP no considera exagerado hablar de una lucha de liberación, aunque en un contexto muy diferente de la lucha contra el apartheid (la segregación racial) en el siglo pasado: “El crimen más grave cometido por el apartheid fue negar el derecho a la educación”, recuerda. [VG/NBJ]
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