La falsa narrativa sobre la violación en el Congo

Hasta el año pasado, cuando sufrió un intento de asesinato, el doctor Denis Mukwege, director del hospital Panzi, no se convirtió en un símbolo de la lucha a la que las mujeres de la parte este de la República Democrática del Congo se enfrentan desde hace casi dos décadas. Miles de ellas son violadas con regularidad por grupos de hombres uniformados. El día 25 de septiembre de 2012, el doctor dijo en un evento de la Asamblea General de la ONU, sobre violencia sexual, que:

“Hoy, gracias al informe del grupo de expertos de la ONU, el Mapping Report, del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, y muchos otros informes creíbles, nadie puede seguir escondiéndose detrás del argumento de la complejidad de la crisis. Ahora sabemos las motivaciones que hay detrás de la crisis y quiénes son sus diferentes actores. Lo único que falta es la voluntad política”.

Así, el trabajo del doctor le había hecho comprender que tenía que hacer algo más que reparar los cuerpos de las mujeres, que principalmente tenía que ver cómo abordar las causas de raíz de su sufrimiento. Este enfoque le llevó por todo el mundo abogando por la necesidad de que la comunidad internacional despertase a la inhumanidad que están experimentando las mujeres congoleñas, desde hace tanto tiempo, sin que se ponga fin a ello de forma efectiva.

Desde su regreso a Bukavu a principios de este año, el doctor Mukwege ha sido el único profesional cirujano ginecólogo. Considerando su previa actuación en la concienciación sobre la situación de Congo, de la que las violaciones son solo un aspecto, el doctor casi se ha convertido en la sombra de lo que era hace más o menos un año. Existe una opinión que considera que ahora es rehén de las nuevas condiciones que aquel intento de asesinato ha creado mentalmente en su subconsciente. Ya no puede hablar alto y claro, como lo hacía antes del incidente sin preocupaciones. Entonces había riesgos, pero él todavía no los había encontrado.

Como una paradoja, frente a la dura situación de estas mujeres, la defensa de su dolencia ha sido secuestrada por voces occidentales discrepantes, particularmente en los gobiernos y otros círculos de Londres, Bruselas y París, que están distorsionando la naturaleza de lo que se está haciendo a estas mujeres como personas, a sus familias, a sus comunidades y a su región al completo.

B.K. Kumbi, historiadora y activista congoleña explica lo que ha estado sucediendo.

Desde hace algún tiempo hay un discurso creado sobre el tema de las violaciones en el Congo, que sugiere que es un feminicidio. Esto es tremendamente peligroso ya que presenta la figura del hombre y especialmente del hombre congoleño como un cavernícola violador. Este enfoque extremo no pretende defender el cuerpo de las mujeres congoleñas, sino que es parte de un discurso más amplio sobre el salvajismo de las poblaciones negras africanas. Al hacer esto, se está confundiendo totalmente la lectura del verdadero asunto entre manos que es la muerte del pueblo congoleño. Este tipo de discurso no dice nada sobre aquellos que permiten que estas violaciones sean posibles“.

Quienes propagan esta narrativa cuentan con unos patrones particulares: la supuesta memoria efímera de los acontecimientos por parte de las víctimas y la nada sofisticado lectura, que no abarca en ningún momento largos periodos de tiempo, que caracteriza a las víctimas africanas sobre las fuerzas externas interesadas en explotar sus recursos. Su truco a menudo también simplemente se aprovecha de ellas como objeto de su política exterior.

Esta comprensión va en la misma línea del pensamiento que destaca B.K. Kumbi

Hoy se están haciendo esfuerzos para presentar una historia simple y efectiva en la que malvados y brutales hombres congoleños están violando a mujeres porque las odian. Como resultado, dejamos en el olvido todas las cuestiones que establecen relaciones entre violaciones y minerales, la relación entre violación y acaparamiento de tierra, la relación entre violación y limpieza étnica. La violación de mujeres, niños y ahora hombres, en la región de los Kivu, de la República Democrática del Congo, está agravando factores de la calificación del crimen del genocidio“.

Separar la violación de las mujeres del Congo de otros temas relacionados que explican por qué se comete ese crimen y cuánto tiempo se lleva cometiendo a propósito, es una técnica que ha funcionado en el pasado, para encubrir la verdad. Sin embargo, dado el aspecto central del problema, B.K. Kumbi considera que podría ser el terreno apropiado para atraer a toda la humanidad, para que vea el panorama completo de lo que ha estado ocurriendo en el Congo.

El tema de la violación en el Congo es parte de la lucha que debemos librar para liberar el Congo. Esto tiene que ver con todo el pueblo congoleño y el resto del mundo, porque con ello defendemos el honor de las mujeres y niñas y reconocemos la terrible experiencia por la que han pasado, y además defendemos al hombre congoleño, que no es un sub-animal sin sentimientos ni razón. Simplemente defendemos la dignidad humana y el derecho que la humanidad tiene que ver, un día, el crimen que se perpetró contra ella misma, reconocido en su totalidad y castigado.

En general, los que están promoviendo esta narrativa denunciada de las violaciones de mujeres en la RDC, defienden un cierto estatus quo en la región. Sus intereses corren el riesgo de estar en peligro si su poder de comparativa global pierde su fuerte conexión con las explotaciones de los minerales congoleños y otros recursos.

Si recordamos, exactamente el mensaje central del doctor Mukwege era que es inútil intentar resolver los síntomas de una enfermedad si no se tratan las causas de raíz. En el caso del este del Congo, hablar solo de las violaciones de mujeres, niñas e incluso hombres, como si sucedieran en el vacío, o señalar deliberadamente a los facilitadores erróneos, sin mirar a Ruanda y Uganda, es no entender nada y desperdiciar recursos de diferentes tipos. Desafortunadamente, esto es lo que aquellos que le silenciaron o asustaron el año pasado, han logrado por el momento.

RC

Publicado en Le Congolais, el 22 de junio de 2013.

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